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Crisis Argentinas


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  5.588 Palabras (23 Páginas)  •  378 Visitas

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Es en los años 70 vista, una bisagra que abre el juego de un nuevo modelo de país en un orden mundial en transformación. La influencia del pensamiento liberal desde la posguerra es una constante, aunque no será hasta los años 70 que el mismo logre su consolidación política. En este sentido es clara la impronta liberal (en el plano económico) de muchos participantes y promotores del golpe de 1955, También se aprecia la influencia del liberalismo en las políticas del desarrollismo, en especial en la segunda parte del gobierno de Arturo Frondizi, Esas políticas de inspiración liberal que se fueron implementando en pos de la desregulación de ciertos mercados y del achicamiento del Estado, avanzaron en cada uno de sus momentos, en función de la correlación de fuerzas encontradas para su implementación, es decir, más condicionadas por las circunstancias históricas que por las voluntades o convicciones de sus promotores. La consolidación de ese discurso en el mainstream académico no tardaría en verificarse en los procesos políticos que se inician en los países centrales a finales de la década. La influencia de esas teorías económicas, en especial la del monetarismo desarrollado desde la escuela de Chicago, ha sido muy temprana en América Latina. esta parte del mundo, que fertilizó el terreno para que el monetarismo, presentado como la solución, germine exitosamente. A este escenario se le agrega la relación entre ese nuevo liberalismo y el discurso neoconservador, profundamente anticomunista. a la relación entre el neoliberalismo y el fuerte anticomunismo, no hay ni un paso, generaron condiciones excepcionales para que esos discursos neoliberales sean recibidos en forma muy temprana en la región, y que las elites económicas se empeñen en su desarrollo. El antecedente del llamado Rodrigazo en 197510, preanuncia desde lo económico la implementación de políticas de shock para recomponer las finanzas públicas partiendo del diagnóstico del “agotamiento” del modelo del Estado interventor.

Ese camino será seguido por la dictadura militar que toma el poder el 24 marzo de

1976. La irrupción de las Fuerzas Armadas mediante un golpe de estado al gobierno de la viuda de Perón, será el punto de partida del largo proceso de implantación de un nuevo régimen de acumulación. Los conflictos al interior del propio peronismo, entre los sectores de izquierda más ligados a cierta parte de la Juventud Peronista y los de la derecha, comienzan a mostrar el carácter contradictorio, son un claro indicador de las tensiones que expresa ese tercer peronismo, comenzando con el terrorismo de estado que se profundizaría a partir del golpe de 1976. El intento por “sincerar” la economía, golpeada por la crisis mundial de 1973. Para ello se buscará reducir el déficit fiscal, pero también rever la participación de los salariosen el ingreso nacional. El posterior y ya mencionado “rodrigazo”, significó la inauguración de la aplicación de políticas económicas de shock en Argentina: fuerte devaluación de los tipos de cambio vigentes, y aumento de tarifas públicas y de combustibles, desatando una ola inflacionaria que licuaría muchas deudas de ciertos sectores empresariales, pero también salarios, y que llevaría a la primera huelga general promovida por la CGT contra un gobierno peronista. El golpe de estado del 24 de marzo de 1976 dio un nuevo quiebre de la institucionalidad “democrática”, acciones de terrorismo por parte del Estado. América Latina, tuvo la particularidad de combinar la defensa de la “libertad” económica con la represión política extrema y la total ausencia de la mayor parte de las libertades políticas.

Esta aparente inconsistencia es salvada por un lado, por una operación sencilla: la separación de las esferas política y económica. Esta división es la que permite que el neoliberalismo latinoamericano se presente estrictamente limitado a su aspecto económico y reducido a la libertad de mercado. Pero hay algo más en esa separación: el liberalismo tiene en su tradición una fuerte impronta elitista de origen decimonónico. Es con esa carga que el liberalismo vernáculo emprendió su proyecto de imposición de nuevos valores en la sociedad argentina. El diagnóstico de la realidad argentina con el que asume Martínez de Hoz parte de la necesidad de una profunda revisión del papel del Estado y de la forma de inserción del país en la economía mundial.

Ellos consideraban un Estado muy grande y regulador, un aparato industrial visto como ineficiente, una economía cerrada al mundo y sin incentivos a la innovación, con excesivo peso de los sindicatos y la considerada “patología” del peronismo, la fundación de una nueva “mentalidad”. en 1976 se comienza a preparar con la instalación del discurso sobre la ineficiencia de lo público, que lleva a la necesidad de achicar y transferir las tareas del Estado al ámbito privado. faculta al PEN a realizar las privatizaciones parciales o totales que crea convenientes. La privatización de la flota fluvial del Estado en febrero de 1981 (entre ella, la que hacía los servicios internacional hacia Uruguay), o la privatización de algunos ramales periféricos de FF.CC. La pérdida de poder político del gobierno militar a fines de 1982 lleva a que se suspenda el llamado a concurso para privatizar los medios de comunicación. el plan de liberalización propone una vuelta a los principios del libre comercio, que llevarían a que el país se especialice en la producción de bienes primarios exportables. Se centraban en una fuerte crítica a las distorsiones generadas por la regulación estatal de la economía, que sometía a un sector considerado “eficiente” como el agroexportador pampeano, a subsidiar a través de transferencias promovidas por el Estado, a un sector considerado ineficiente como el industrial. De ahí, que el primer objetivo del nuevo plan económico haya sido reorganizar la estructura económica del país disminuyendo los subsidios cruzados entre sectores, los aranceles en el comercio internacional y promoviendo la desregulación de ciertos mercados estratégicos, con el objetivo de favorecer a los “más eficientes”. El segundo objetivo del plan, más coyuntural y también más evocado, fue el de combatir una persistente inflación. comenzó a surgir una retórica del ajuste del gasto público (que en la práctica tuvo poca relevancia), y un congelamiento de salarios que sí fue determinante en la pérdida de participación de los trabajadores en el ingreso nacional, sino que comenzó a hablarse de un “disciplinamiento” a los empresarios que aumenten sus precios. A través de una política de apertura comercial que favoreció la llegada de productos importados que inevitablemente empezaron a sustituir a los productos nacionales. La llamada “liberalización” comercial

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