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Delincuencia En República Dominicana


Enviado por   •  7 de Junio de 2014  •  3.724 Palabras (15 Páginas)  •  539 Visitas

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La delincuencia en República Dominicana

Existe en todas las fronteras y al igual que los turistas, los ciudadanos deben tomar medidas de precaución siempre que salen de sus hogares u hotel.

La delincuencia en República Dominicana se ha incrementado en los últimos años al destaparse que en el país operaba unos de los narcotraficantes más buscado en el mundo, José Figueroa Agosto.

Durante el día la gente puede salir de sus hogares, caminar al parque, ir al trabajo, y hacer diligencias como cualquier otro país del mundo. Lo único que debemos hacer es asegurar y siempre mirar por nuestras espaldas por si hay algo sospechoso. En horas de la noche siempre es bueno andar acompañado, especialmente si es una mujer, y tratar de evitar andar a pie en las calles. Por seguridad, siempre se recomienda utilizar un taxi privado y verificar que el taxi es válido.

Los turistas que no saben circular en República Dominicana necesitan siempre preguntarle a un contacto local si piensan salir del hotel. Esta persona le podrá decir a que lugares ir y donde tener cuidado, ya que existen lugares donde uno no debe estar circulando y menos a pie a altas horas de las noches.

La delincuencia en Republica Dominicana es preocupante, especialmente por la cantidad de armas de fuego que están en manos de personas sin licencias. Hacen operativos en la calle tratando de sacarle las armas a esos no autorizados, pero es algo de mucha preocupación.

En resumen la delincuencia en República Dominicana existe y es un problema, pero no limita que la sociedad y los turistas no puedan disfrutar de este país, sino que debemos tener y tomar medidas de precaución siempre que salgamos de nuestros hogares.

Auge en aumento

No existe sociedad sin crimen, pero en la nuestra, a partir de una muy, pero muy determinada o específica fecha, el veintiséis (26) de Septiembre del dos mil cuatro (2004), se produjo un auge de la delincuencia que desde entonces no da tregua, desde entonces la delincuencia ya es de todos: se prod ujo a partir de dicha fecha La Epoca Dorada de la Delincuencia, todo un aquelarre de los delincuentes que tiene a éstos sonriendo: la sonrisa que éllos vienen presentando es idéntica a la sonrisa del gato de Cheshire de la famosa obra clásica aquella de Lewis Carroll.

El nivel que ha alcanzado la delincuencia se refleja en las encuestas que se han hecho al respecto: es tanta que desde hace casi nueve (9) años la delincuencia es el problema No. 1 del país: no es un problema cualquiera: es un verdadero problema de Estado.

La raiz de la barbarie delincuencial, la viagra de la delincuencia que ha creado la Zona Franca Delincuencial, la epidemia delincuencial, la plaga delincuencial, la undécima plaga bíblica, la presa desbordada de actos delincuenciales que existe en la República Dominicana, y que tiene categoría de Tsunami delincuencial, lo es el Código Procesal Penal (lo mismo que el Código del Menor): el crimen y el pandillerismo se dispararon gracias a él: los delincuentes son hijos predilectos del Código Procesal Penal, este es una verdadera Nodriza del Crimen, puesto que les da patente de corso, licencia para matar y cometer otros crímenes y delitos… Y los protege… Los garantiza… Y al garantizarlos les garantiza que puedan continuar en la repetición de sus actividades delictivas.

De ahí la Libertad Flash de los delincuentes que sórdidamente los tiene y los mantiene en las calles… Les ha creado un Paraíso Delincuencial que les permite (a dichos delincuentes) trasladarse a realizar turismo delincuencial en cualquier calle, en cualquier ciudad y en cualquier zona del país.

Ha sido el estímulo `fosforeado` que les faltaba a los delincuentes. La no aplicación de prisión preventiva y de sanciones estimula a los delincuentes.

Del mismo modo que ciertas utopías hablan de Un Hombre Nuevo, con el CPP se ha producido así la formación de Un Nuevo Delincuente: el que está consciente de que la ley está a su favor: nunca antes los delincuentes en la Historia de la Humanidad habían visto un panorama tan propicio para éllos y para el desarrollo de sus actividades y tampoco el resto de la Humanidad había visto algo semejante.

Por eso con gran propiedad y acierto en el seno de la población dominicana, incluyendo a los abogados con consciencia, al Código Procesal Penal se le ha llamado El Código de la Delincuencia, porque desde la referida fecha se produjo, y se sigue produciendo, un aumento extraordinario de la delincuencia que luce indetenible.

El monstruo de mil cabezas que es dicha actividad antijurídica es el que ha generado los ataques y los peligros que en carne viva siguen padeciendo los integrantes de la sociedad dominicana dedicados a actividades sanas. Debido a la abundancia cuantitativa delictiva nunca antes había sido más claro el panorama de lo que significan y representan: los delincuentes como los depredadores que son; y las víctimas de aquéllos como las presas que éstas son.

No han sido pocos los John Does dominicanos y los no John Does dominicanos, los sin nombres y los con nombres igualmente víctimas de este auge de la delincuencia: los miembros de esta no distinguen ni les importa quién es su víctima del momento. Dicho auge de la delincuencia ha sido de tal grado o de grado tan elevado que no respeta ni a las autoridades policiales ni militares y ni siquiera a aquéllas que están al servicio de funcionarios civiles del Estado: a la madre del entonces Presidente Leonel Fernández le mataron a un Mayor encargado de su custodia para robarle su arma de fuego: sólo en ese momento dicho entonces Presidente habló de la necesidad imperiosa de revisar y modificar el CPP: sus declaraciones fueron vertidas por él en ocasión de un acto que se celebraba en Santiago de los Caballeros. Recientemente un grupo de ladrones-asesinos asesinaron a una Teniente del Ejército Nacional, de nombre Zuleika Ponciano Solano, encargada de la seguridad de dos de las hijas del Presidente Lic. Danilo Medina Sánchez para robarle su arma de fuego. Señalo específicamente estos dos casos por representar lo que representa la cúspide que es un Jefe de Estado para que se pueda apreciar la connotación del atrevimiento que exhiben los delincuentes protegidos por el ignominioso pupilaje del CPP que explica este auge delincuencial desplegado desde la fecha supra-referida. Si el objetivo lo hubiesen sido dichas dos hijas del Honorable Señor Presidente de la República (Dios las proteja y las libre) es claro que los delincuentes en cuestión hubiesen podido salirse con la suya: quizás, y sólo quizás, el Jefe de Estado es, hoy por hoy, entre sus conciudadanos, el único que frente a la delincuencia tiene la cabeza segura sobre sus hombros por razones que uno presume

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