Derecho Int Privado
MARIAMORENO210320 de Mayo de 2015
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La importancia del Derecho Internacional para América Latina.
Introducción.
Este ensayo tiene como finalidad mostrar el papel que ha cumplido América Latina en la construcción y consolidación del derecho internacional para la configuración de un sistema internacional más justo basado en las normas ético-jurídicas que conlleven la construcción de un nuevo orden mundial más plural y equitativo.
Asimismo, intento demostrar cómo a través de la disposición del sistema interamericano edificado bajo el imperio de la ley internacional, emanada de las sucesivas conferencias interamericanas, que se demostró al mundo su visión particular de las relaciones internacionales, la cual difiere de la visión dominante al respecto basada en la lucha por el poder.
Igualmente, de lo investigado, informar que los países latinoamericanos, conscientes de sus deficiencias internas, han incorporado gran parte de las normas internacionales con objeto de consolidar sus procesos democráticos.
Antecedentes:
El Derecho y la sociedad son consustanciales en su existencia. Asimismo las relaciones que se desarrollan en la comunidad internacional, también están reguladas por normas jurídicas, dando origen al Derecho Internacional.
El Derecho es un instrumento de la convivencia social que se estructura en base a un conjunto de reglas que tratan de dar solución a los distintos hechos sociales. El desarrollo de la sociedad hace necesaria una organización que se estructure en base a unas reglas para estructurarla y evitar conflictos. El Derecho Internacional Privado, es una rama del ordenamiento jurídico de cada Estado.
En un mundo globalizado como el actual la multiculturalidad y la interculturalidad son dos características de las sociedades contemporáneas. El derecho Internacional Privado es el encargado de examinar desde un punto de vista jurídico la concurrencia de esas dos características.
La globalización y las relaciones jurídicas han propiciado que el Derecho Internacional Privado sea un derecho que vincula a los individuos, o a éstos con los Estados, cuando en virtud o razón de las personas, los bienes o los actos afectan el dominio legal de dos o más naciones.
El Derecho Internacional privado se desarrolla a través de relaciones jurídicas internacionales entre particulares o entre éstos y el Estado, siempre y cuando éste último se coloque en la situación de particular. El estudio del Derecho se divide en dos ramas clásicas: Una de las características de las normas jurídicas es la coercibilidad, es decir mediante la facultad del Estado para hacer cumplir las normas aún en contra de la voluntad del gobernado. El Derecho requiere de esa fuerza para ser respetado. Al interior de cada país es el Estado quien monopoliza esa fuerza y garantiza su cumplimiento.
En lo externo son los órganos internacionales los encargados de velar por la observancia de las normas en las relaciones entre países.
La búsqueda de una condición de autonomía interna y externa en América Latina se remonta a la época de la Independencia (1808 a 1828), en la que los fundadores de cada país de la región esgrimieron sus ideas en torno a lo que deberían ser los nacientes-Estado latinoamericanos. Una vez pasada la etapa independentista, quienes asumieron los destinos de estos países se vieron envueltos en una serie de luchas y contradicciones ideológicas para acordar la organización del sistema político, económico y social de estos Estados. Así, observamos durante los restantes años del siglo XIX una constante contradicción entre liberalismo-conservadurismo, y entre centralismo-federalismo que trajo consigo períodos de guerras civiles y crisis políticas en muchos países de la región, dando origen a Estados débiles y anarquizados internamente.
Una vez alcanzada la independencia política, quedaba pendiente tanto la independencia cultural como la económica. Todo el siglo XIX estuvo signado por el pensamiento de intelectuales latinoamericanos que proponían la emancipación de la mente. Entre ellos podemos nombrar a Andrés Bello, fundador del derecho internacional americano, Juan Bautista Alberdi, Esteban Echeverría (Beigel, 2006), entre otros, quienes señalaban la necesidad que había de vencer al enemigo interno, es decir, a la mente subordinada a pensamientos, costumbres y usos foráneos en detrimento de la propia cultura, para poder lograr la construcción de Estados verdaderamente autónomos política y culturalmente hablando. En el siglo XX, a raíz de la crisis económica mundial de 1929 y luego de los efectos de la Segunda Guerra Mundial, América Latina hace énfasis nuevamente en la defensa de la autonomía, pero esta vez desde el punto de vista económico, lo cual inicia una forma diferente de buscar la identidad nacional. Así, se pasa de la búsqueda de autonomía política a la cultural y, finalmente, a la económica, a través de la producción intelectual y de algunos intentos de cambios internos y externos, no sin encontrar oposición dentro y fuera de nuestras fronteras.
Durante los siglos XIX y XX los países latinoamericanos centran su atención en la modernización al estilo de los países desarrollados, la cual enfatiza la productividad y la eficiencia basada en el desarrollo técnico-científico, por un lado, mientras que, por el otro, se intenta alcanzar la identidad latinoamericana reivindicando lo propio, lo autóctono (Devés Valdés, 2000). Durante las primeras décadas del siglo XX las consideraciones de tipoidentitario se aglutinan en torno al nacionalismo económico junto con la modernización como proyecto necesario para el desarrollo de la región. De acuerdo con Eduardo Devés (2000), la preocupación de los intelectuales latinoamericanos giraba alrededor de:
1) la reivindicación y defensa de lo propio latinoamericano, de lo indígena;
2) la valoración cultural, lo artístico y lo humanista en desmedro de lo tecnológico;
3) el no intervencionismo de los países más desarrollados en América Latina reivindicando la independencia;
4) la acentuación de la justicia, de la igualdad, de la libertad;
5) la reivindicación de una manera de ser peculiar y distinta de la de los países desarrollados; y
6) el énfasis en el reencuentro con lo propio.
El antiimperialismo se convierte en la premisa fundamental: hay que recuperar los espacios políticos y económicos que han sido penetrados directa o indirectamente por las potencias extranjeras en la región.
Al examinar las condiciones internas de los países de América Latina al momento de su nacimiento a la vida independiente, difícilmente se les puede denominar actores internacionales, ya que se caracterizaban por la falta de institucionalización de sus sistemas políticos, por poseer escasos recursos de poder y estar limitados por un sistema internacional basado en la balanza de poder, en el que se desempeñaban como proveedores de materias primas. Sus actuaciones internacionales respondían principalmente a la necesidad de reconocimiento internacional, defensa de sus fronteras, delimitaciones fronterizas, acordar tratados comerciales, contratar empréstitos y pagar o no deudas contraídas.
Esto hace que desde el proceso de independencia hasta el siglo XX se genere un esfuerzo de reflexión que no solo sirvió para fortalecer el derecho internacional público y generar antecedentes para la formulación de una teoría latinoamericana de la relaciones internacionales, sino que por acumulación en el tiempo forjó todo un paradigma, el estructural latinoamericano y las teorías de la dependencia, que permitió comprender y explicar que las relaciones internacionales de América Latina estaban basadas primordialmente en la economía y que con la integración y la industrialización por sustitución de importaciones se podría lograr el desarrollo y modificar la forma de inserción al sistema internacional para fortalecer a la región frente al resto del mundo. Por ello la aplicación y el respeto del derecho internacional era imprescindible para estas naciones, ya que constituía el instrumento que podría dotarlos de suficiente seguridad como para poder garantizar la supervivencia del Estado, especialmente cuando se nace bajo el influjo de potencias hegemónicas que deciden la vida internacional según sus propios intereses.
Ahora bien, para los países de América Latina recién nacidos a la vida independiente era fundamental dar forma al Sistema Interamericano para poder contrarrestar las amenazas que representaban las potencias europeas y a su vez contener a EE UU, que se vislumbraban como otra gran potencia y cuya Doctrina Monroe (1823) ya denotaba sus aspiraciones en la región. Ese era el sentido que le otorgaba Simón Bolívar a la convocatoria del Congreso de Panamá en 1826: crear una Confederación de Estados que pudiera hacer frente a todos los peligros que atentaban contra las nuevas naciones. Y aunque la fragmentación, las desconfianzas y las disputas entre países, además de los problemas internos y las divergencias sobre el papel de EE UU, no permitieron que se realizara la unión en los términos vislumbrados por Simón Bolívar, sí logró que se iniciara la configuración del Sistema Interamericano.
De ello deja constancia el jurista chileno Alejandro Álvarez, quien asienta en su libro La codification du droitinternational (1929) que: Desde 1810 se enunciaron normas y principios internacionales que en Europa o eran desconocidos o constituían tan sólo una aspiración ( ) se trató de organizar la vida internacional
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