Desafíos De La Educación

Desafíos de la educación

Un mundo en cambio vertiginoso

Alrededor de diez años atrás comenzaban a difundirse en la región las primeras computadoras para uso personal. En estos años también aparecieron los primeros “faxes” y la televisión por cable. El muro de Berlín aun dividía a Alemania y a Europa en dos mitades y en dos sistemas políticos. En esos diez años el mundo ha cambiado, y continua en constante cambio año a año en una velocidad cada vez mayor.

Las profundas transformaciones económicas que se viven en la actualidad en todos los confines de la tierra tienen su origen en los procesos de globalización que se verifican como resultado de: la revolución tecnológica.

Estas transformaciones están impactando con tanta fuerza que trastocan a su vez valores, instituciones y creencias de la vida individual y social. Su impacto alcanza una profundidad que la humanidad no pudo ni aun puede medir en su alcance y prospectivas. Mientras los beneficios de la revolución tecnológica se expanden rápidamente y en prácticamente todos los países del mundo, la mayoría de la población permanece excluida de dichos beneficios; puede enterarse de su existencia a través del televisor, pero no puede acceder a ellos.

En este contexto todas las organizaciones humanas están en una forma u otra “descolocadas”, por una razón: toda organización depende en buena medida de su adaptación al entorno en el que se desarrolla su labor. Ella cumple necesariamente “funciones sociales”.

En el actual contexto de cambios permanentes y cada vez más veloces, controlar o reducir la incertidumbre del entorno se ha vuelto imposible.

Estos son los dos grandes desafíos comunes a rodas las organizaciones humanas en el presente: Redefinir su misión, en el sentido de su presencia en la sociedad, construir una nueva visión que oriente su labor. Simultáneamente, buscar nuevas formas de organización, hacer “reingeniería”, romper las viejas estructuras.

Los sistemas educativos no escapan a esta situación general. al igual que el resto de las organizaciones, la aceleración del cambio en todos los órdenes de la vida social obliga a volver pensar tanto sus finalidades como sus modos de organización.

Cada vez más la sociedad deposita sobre la educación formal la expectativa que es el instrumento para resolver problemas que cubren un abanico tan amplio que va desde aquellos que buscan mejorar las condiciones de empleabilidad de las personas.

La escuela como institución social es objeto de múltiples condiciones.se la analiza y cuestiona desde dentro y desde fuera; unos y otros coinciden la escuela como organización está en crisis. Su conocida desvaloralizacion, se vive una coyuntura en que se necesita de aquella y se asigna un rol protagónico tanto en carácter de motor como en su condición de institución creadora de equidad y justicia social. En este marco es necesario volver a pensar las modalidades de organización y conducción de los sistemas educativos quienes tienen a cargos su gestión se ven enfrentados a un tarea de una complejidad como nunca antes la tuvo que requiere un alto nivel de competencia profesional.

La acumulación de conocimientos y el cambio tecnológico.

Desarrollar competencias globales.

Se acumulan conocimientos en todas las aéreas: la biología, en la lingüística, en las ciencias sociales, en la economía. Aparecen nuevas disciplinas y especializaciones. Los nuevos conocimientos también se difunden con gran rapidez a través de los nuevos medios de comunicación y se traducen en aplicaciones tecnológicas modificando vidas cotidianas, los modelos de producción y la posibilidad de comunicarse y de acceder información. Cada vez se tiende a pensar los currículos en términos de competencias y capacidades que los alumnos deben desarrollar una de las cuales es justamente la capacidad para buscar y procesar información. Del mismo modo se ve afectado la información para el ejercicio de la docencia. Se corre el doble riesgo de estar enseñando conocimientos obsoletos y de hacerlo en una forma que también ha sido superada por la investigación didáctica. De allí el desafío de contar con mecanismos que permitan la actualización permanente de los docentes.

Las nuevas formas de organizar el trabajo.

Enseñar para incluir.

La revolución tecnológica está generando profundas transformaciones en los modos de organizar la producción y el trabajo. Focalizando aquí solo el aspecto que más directamente afecta la educación, el problema es que tanto las tecnologías dura mas sostificadas como una gerencia descentrada, adoptadas por las empresas pioneras, exigen más altos niveles de calificación y polivalencia funcional en las personas que trabajan en cualquiera de los puestos de una organización.

Estas nuevas modalidades posfordistas de organización del trabajo crean nuevas ocupaciones caracterizadas por el predominio del trabajo simbólico. Simultáneamente, un sector importante y creciente de la población queda excluida del mundo del trabajo moderno, ya sea porque no existen las oportunidades, o lo que es peor porque el individuo carece absolutamente de la competencia necesaria para desempeñarse satisfactoriamente en las nuevas condiciones. Por tanto, crecen el desempleo y el trabajo informal.

En primer lugar está claro que cada vez tiene menor sentido que la educación formal se proponga formar para un oficio o trabajo especifico. Lo que el mercado de trabajo moderno demanda de las escuelas se acerca mucho a lo que los educadores desde siempre se han planteado como objetivo de la educación: un estudiante que sea capaz de pensar por sí mismo.

Democracia y organización social

Enseñar a vivir juntos

La globalización de la economía y la cultura ponen en cuestión los viejos límites

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