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EL ZEN Y NOSOTROS


Enviado por   •  22 de Febrero de 2013  •  5.647 Palabras (23 Páginas)  •  1.687 Visitas

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RESUMEN DEL LIBRO EL ZEN Y NOSOTROS

KARLFRIED GRAF DÛRCKHEIM

El zen es el más vital de estos sistemas. Su camino hacia el desarrollo del principio divinizador que habita en nuestro interior y su proyección tanto en la propia madurez como en el dominio del mundo circundante, es útil y valido no menos para el cristiano que para el budista. Esto es precisamente lo que diferencias al zen del las otra forma de budismo.

INTRODUCCION:

Sobre el budismo-zen

El hombre actual va sintiendo la profunda insuficiencia delas estructuras ambientales que le condicionan.

Cuando la fe no le anima, su creciente soledad interior le arrastra a evadirse de si mismo y proyectarse en el mundo exterior.

La fuerza de atracción dela formulas y manifestaciones del zen: nos prometen la liberación de las miserias que supone el desconocimiento de nuestra propia vida y ser.

El zen abre las puertas que llevan a la liberación.

LUZ DE ORIENTE:

En oriente el camino hacia ese manantial esta despejado y desde la antigüedad se le dio una cause amplio y múltiple por el que fluir libremente.

Así como la moderna psicología profunda ha evidenciado que el varón, para llegar a ser hombre y varón cabal, debe acertar a reconocer asimismo lo femenino y tomar en serio y desarrollarlo, así también el hombre occidental, para llegar a ser hombre cabal y, también occidental cabal, si menoscabo de la calidades específicamente humanas, deberá aplicarse a desarrollar en si mismo todo aquello que inicialmente le parece oriental y que esta ala espera de ser valorado y explotado.

ASPIRACION CENTRAL DEL ZEN

La aspiración y pretensión central de zen el re – nacimiento del hombre a través de la vivencia profunda del ser.

El zen nos enseña el descubrimiento empírico del núcleo trascendente de nuestro ser; nos hace sentir el aroma del ser divino en nuestra existencia intramundana. Nos lo enseña como un camino hacia vivencias que básicamente están dentro de las posibilidades del hombre.

Lo que le maestro oriental propone al alumno a quine inicia por ese camino de superación, empujándole con duros ejercicios hasta limites intolerables mas allá de los cuales brilla una luz totalmente inédita, es lo que esta hoy al alcance de muchos de nosotros; y no por fuerza dela fatalidad, si no por la misma evolución total del espíritu occidental..

El zen nos lleva ala verdad dela vida, bajo las formas, es verdad, de una floración dela rama oriental del árbol de la vida humana; pero nos habla de un a experiencia, sabiduría y adiestramiento accesibles en realidad a todos.

El zen, es pues, esencialmente no es una religión o visión del mundo especial que trate de imponer a personas de otra formación, una estructura extraña, si no que propone esa luz capaz de transfigurar las policromas vidrieras atreves delas que hombres y pueblos buscan el cielo de la libertad según su idiosincrasia y tradiciones. El zen representa esa lluvia bienhechora que convierte las semillas en plantas y sin la que todo retoño se agota. El zen nos habla de esa tierra en que deben ahondar todas las raíces de la vida y en el que todos deben hundir sus raíces si quieren recuperar su autenticidad y renovarse. El Zen nos habla de aire sano que respirar, sin el que la vida humana camina a la asfixia.

EL ZEN COMO RESPUESTA EXISTENCIAL

Así como el amado y lo que el significa solo existen para el que ama, no hay enemigo si no para el que le teme como tal, ni amigo si no para aquel que ve en el comprensión y simpatía; y así como el medico no lo es si no para el enfermo, así también el zen no existe si no como respuesta viva a la propia realidad existencial, llena de esperanzas o lagrimas.

Ejemplo: La religión, en cuanto fuerza interior de los con razones, se desvirtuará siempre en la medida en que se salga del ámbito dela vida personal y existencial. Marcado por el dolor y esperanzas humanas, único campo en que conserva su sentido, valores, y vitalidad.

Una cosa hay cierta: solo podremos acceder al núcleo central del zen, si nos abrimos a el desde lo mas hondo de nuestras vivencias es decir desde lo mas hondo de nuestras vivencias es decir desde lo profundo de nuestra indigencia y llegamos a sentirlo como algo necesario o como un presentimiento de plenitud personal.

NECESIADES E INDIGENCIAS DEL HOMBRE OCCIDENTAL

INDIGENCIA Y ESPERANZA: FUERZA IMPULSORA DELA BUSQUEDA.

La gran fuerza impulsora que mantiene al hombre en perpetua alerta, le sostiene en lo alto y le empuja hacia adelante, es el dolor.

Así como el dolor es origen de la búsqueda, así también la liberación del dolor es la meta. Requisito para lograrlo: el conocimiento de las causas del dolor y el conocimiento del camino para eliminarla.

La insatisfacción ante la falta de sentido dela vida; para remediarla, el hombre tratara de darle un sentido coherente.

El hombre buscara un refugio seguro, u apoyo ese sentido y ese refugió en el mundo por sus propias fuerzas. En ese intento, llega a fronteras infranqueables, desfallece y busca luego su paz en la quietud del ser divino que acaba con su angustia, insatisfacción y tristeza, de modo muy distinto

Hay dos causas que estimula en su búsqueda al hombre

La indigencia de sus condicionamientos cuando ya no les son soportables y algo incondicional y absoluto, latente en el y que le atrae como una promesa.

Pero solo llegaremos a captar el zen en la medida que seamos capaces de sentir en nosotros lo que el zen trata de expresar.

Debemos primeramente interrogarnos: cual es la miseria, la indigencia humana en que nos encontramos inmersos y cuales son las señales precursoras con que se anuncia, llena de promesas, esa indigencia.

EL HOMBRE, PRISIONERO DELA CINECIA OBJETIVA.

Es la forma de la conciencia objetiva. En esa etapa, el hombre percibe la realidad como objeto y en todo su comportamiento, se orienta exclusivamente a lo objetivo.

El ojo dela conciencia, fija lo observado. El es el que pregunta: que es esto y el mismo responde esto es tal cosa. De ese modo, mediante las preguntas y respuestas de ese yo, la vida viene a cuajarse en hechos fijos e incontestables. Desde esta posición del yo y referido a el , todo lo experimentado se convierte en objeto.

El hombre con suyo fijador dela realidad y el aferrarse ala estructuras de la conciencia objetiva que se apoya en ese yo, tiene dos consecuencias: una visión totalmente fija, una teoría sobre lo que debe considerarse y aceptarse como real y una concepción decididamente programática de del mundo que decide de lo que tiene importancia para el hombre y delo que no la tiene.

Conciencia en que desmina el yo que fija el objeto y que, desde su posición de yo, la conciencia únicamente enfrentándose a el.

Solo en relación al centro fijo del yo y a lo constatando por el, se dan un aquí y un allí, un antes y un después, un arriba y un abajo.

Todo aquello que le afecta, fuera delo objetivamente contable, por ejemplo en el área del sentimiento, de las creencias, o de experiencias inefables, es decir estrictamente personales, no tiene derecho a ser reconocido mientras no pueda sr objetivamente fijado.

Así mismo, para el hombre el único sujeto hábil de conocimientos es el yo que conoce dentro de esa forma de conciencia.. Todo cuanto escapa radicalmente a ese yo, es radicalmente nada, y, si en un hombre se apara acaso ese yo, toda realidad y el mismo, así cree el, dejaría automática y absolutamente de existir.

Cuando el hombre logra que su yo habitual se extinga, como puede hacerlo, no se produce la nada, si no que la vida se transforma en algo mejor, el hombre se convierte en sujeto que no percibe la vida únicamente como multiplicada incoherentes de objetos fijados si no sujeto que siente la vida en supra objetividad y su operación de antinomias.

El hombre debe liberase de las nieblas de aquel acontecer y lanzarse con osadía ala nueva aurora que despunta.

*hay que liberarse de la conciencia objetiva.

Es el zen el que se revela si logramos liberarnos dela conciencia objetiva. Si no que irrumpe de manera cuasi-inesperada delas tinieblas dela indigencia existencial o del crepúsculo de una expectación existencial.

El hombre cuya visión teórica es la dela conciencia objetiva, es la voluntad de afirmación de si mismo y, en orden a ello, el ansia de posesión, de prestigio y de poder.

El hombre identificado con ese yo dice no solo yo soy yo, sino también quiero seguir siéndolo. Y , frente a ese yo, esta todo lo demás, objetivamente contrapuesto, como algo que le apoya o contrarresta en su esfuerzos de conservación de ese yo y que esta presto a hacerse uno con el o se mantiene alejado y extraño a el.

Cuando pone su yo al servicio de una trabajo, o de la sociedad, lo hace siempre a condición de que le reporte alguna ganancia, en la mentalidad que le anima y su confort espiritual se siente al abrigo de toda inquietud y en la que cabe vivir sin fricción alguna.

Del yo que busca seguridad. Pero el hombre yo, como una crisálida, sueña con un paraíso en que no solo no hay nada exterior que pueda destruirle, si no en el que ni siquiera haya mariposa alguna que, precisamente, es su razón de existir y que al fin hará estallar su capullo.

LA DESPERSONALIZACIÓN DEL HOMBRE.

Triple es el impulso profundó de agita a todo ser viviente: todo ser viviente quiere vivir , todo ser viviente no solo quiere vivir si no también realizarse en su peculiaridad, y todo cuento vive trata de alcanzar su plenitud dentro de una totalidad trascendente.

Para el hombre, en cuanto sujeto que sufre y busca la felicidad y un sentido a su vida y que lleva la responsabilidad de si mismo y esta abocado ala libertad personal, el espacio disponible se va constantemente reduciendo; porque con la creciente despersonalización de su vida, el hombre se va progresivamente cosificando y reduciendo a una pieza mas en el mundo, a un objeto.

Sujeto con vida personal, con sufrimientos y aspiraciones a su plena realización personal, un ser individual que aspira a conservar su autenticidad en el mundo.

El hombre adaptado y viviendo sin fricciones en un mundo así, ya no se necesita de dios y llega a creerse libre, solo porque no cae en la cuenta de su falta de libertad.

Si el hombre conserva un resto de su fe infantil, lo utilizará par a pedir a dios la fuerzas para seguir viviendo esa mentira y legitimara la capa de humildad esa cobarde evasión de si mismo.

Eliminación de todo impulso personal, cosificación, perdida de personalidad y aniquilación del ser trascendente y profundo, significan una amenaza para la totalidad existencial y la manera de existir del hombre.

Puesto que el hombre es y sigue siendo un sujeto personal, individual y anclado en la trascendente, inevitable llega el día en que su ser, sometido a constante represión, causa su presencia y se revela. Cuando la individualidad del hombre es duramente reprimida, es cuando empieza a sentir sus exigencias. Entonces se da cuenta no solo de hasta que punto lo femenino queda sacrificado a lo masculino a causa dela racionalización.

Cuando esa exigencia son reprimidas, el hombre enferma. Le torturan angustias, remordimientos y sentimientos de desamparo, que para el mismo le resultan inexplicables, la energía profunda reprimidas aloran en forma de agresiones inconscientes. Si son reprimidas, repercuten en el hombre en múltiples formas de depresión e inhibiciones. En la medida en que el hombre pierde conciencia del trascendente anclaje de su ser y que su secreta pero persistente tendencia no encuentra ya respuesta eficaz en la formulas objetivadas de la fe, se convertirá mas y mas en victima de un mundo funesto.

DISOLUCIN DELA VINCULACION COMUNITARIA.

Cuando el hombre vive aun como miembro, dentro del seno sagrado de una comunidad adulta, que le sostiene, llena de sentido su existencia y le protege hunamente, su exigencias de vida individual no se manifestara, sino que quedan absorbidas por las exigencias de vida del todo.

El joven e incluso el niño se vera sacudido por problemas íntimos que no se presentaban mientras la vida esta sostenida y animada en el seno de la familia.

Que esta rebelión dela personalidad frente alas valoraciones objetivas decadentes.

Esta rebelión incluso en el joven se manifiesta la rebelión de nuestro ser profundo que quiere manifestarse la rebelión de nuestro ser profundo que quiere manifestarse y liberarse.

SIGNOS DE CAMBIO

APLICACIÓN A LAS EXPERIENCIAS SUPRANATURALES.

Cuando mas reprime el hombre su propio ser profundo tanto se siente mas profundamente desgraciado.

Ninguna de las seguridades del mundo cura esa dolencia; no hay rectitud que elimine ese sentimiento de culpabilidad; no hay riquezas en el mundo capaces de colmar ese vicio; porque el problema es muy distinto.

Una nueva conciencia se despierta y finalmente el hombre queda ya preparado para prestar toda su atención a los momentos en que esa sabiduría comenzó a germinar; y mas aun, si en ella brillo, aunque fuera fugazmente, una certidumbre, ahora es cuando el hombre puede prestar seria atención a esas horas estelares de la vida cuyo importancia despreciaba mientras se agarraba a lo objetivamente tangible.

Diferencias entre la cultura oriental y la civilización occidental: en occidente predomina decisivamente la apariencia superficial dela vida, la contribución del hombre, con si trabajo apreciable, al orden establecido del mundo. En oriente por el contario, la aportación del hombre por los caminos de la madurez interior. El occidente se realiza así mismo en creaciones de tipo objetivo y en la personalidad inherente a ella; en oriente, en cambio, en la atención prestada al hombre en orden a su atentica personalidad es el camino de la experiencia interna de lo transcendente de que somos portadores. Y en seste paso hacia la vida de la experiencia interior, ondea la bandera del lo nuevo.

El espíritu occidental se apoyaba en dos pilares: e el saber racional, oficiado sobre la experiencia natural de los sentidos.

Cuales son esas horas estelares dela vida son horas en que de manera inesperada sentimos el contacto de algo mas profundó que nos coloca de repente frente a una nueva realidad. Puede presentarse como un relámpago en la noche de nuestra miseria, o en momentos de felicidad en que de golpe todo parece transfigurarse con luz su praterrena. Puede producirse al sentirse el hombre desfallecer, al borde sus fuerzas, de su saber, de su capacidad de aguante, y aceptar ese desfallecí - miento, dando libre curso y prestando atención, como a su peculio primitivo, a eso nuevo que brota en su interior cono el hundimiento de lo viejo.

Cuando el hombre acepta la inaceptable, soporta lo insoportable, puede sentir, en esa aceptación y ante, una nueva luz que le sitúa ante una nueva aurora; una claridad que nada tiene que ver con la clareada sobre un asunto concreto, sino que abarca y rebasa toda otra claridad.

Cuando han sentido el fogonazo de una iluminación que puede surgir del mas honda desazón, cuando aceptamos lo inaceptable, cuantos han sentido el inmenso olvido en que puede trocarse el total desamparo, si se es capaz de tolerar lo intolerable pro que poco son consientes delo que les ocurre y sin embargo, para muchos ahí esta la fuente de una nueva esperanza una nueva fe y el arranque de la búsqueda ansiosa del camino, patente al hombre, que conduce a la verdadera vida. Esta fuente y camino lo conoce el zen

Vino nuevo en odres viejos

El peligro de que el hombre vea, una vez mas, alejado de aquello que busca, así como los ejercicios gimnásticos de distensión puede convertirse en culto de placida perdida de tiempo, así también los ejercicios que hacen una persona para superación delo viejo y adquisición de nueva forma puede trastocar su finalidad por la del placer de una liberación ociosa o contraproducente.

Un segundo peligro son esos ejercicios de silencio o quietud que llevan a una paz falsa. Perezosa e infructuosa que nada tiene que ver con la autentica impertubilidad del animo, no con la paz vital que nos une a lo divino de manera clara, vital y exigente.

Un tercer peligro que amenaza al hombre por parte de sus primeros contactos con el ser, se presenta con su verdadera meta, la supresión de la supremacía del viejo yo se tuerce y el hombre a través de ellas, cultiva y fomenta más aun el antiguo yo.

APLICACIÓN A LA ESOTERICA

En la teoría, como en la práctica de la vida, toda actividad mental que se mueve exclusivamente en el terreno de las contraposiciones y dualismo, debe ser elevado a perspectiva vitales que están bajo el signo de la experiencia supra mundana y deben realizarse dentro de una orientación vital que asiente sobre base esotéricas.

La palabra esotérico o místico, provoca en muchas personas cultas o seudocultas un gesto de indigna repulsa

El gran maestro del zen, Suzuki, me respondía un día a la pregunta: que es la sabiduría oriental: la sabiduría occidental mira hacia fuera: la oriental, hacia dentro. Pero si miramos hacia dentro como lo hacemos hacia fuera, hacemos de lo interior algo exterior.

Es decir como preservar las experiencias mas intimas, del atentado de la conciencia objetiva toda vivencia interior, no tiende a articularse sin nuestro permiso en imágenes y conceptos que tienen un sentido objetivo de esa manera toda doctrina religiosa articula su acontecimiento inicial y sus consecuencias en una ordenación coherente, incluso lógicamente, de imágenes y conceptos.

así como el cristianismo no se concibe sin Cristo, así también no hay budismo si el guatuma Buda y sin inspirarse en lo que sufrió, vivió y testimonio, y, así como el ministerio cristiano solo es accesible al creyente, así el misterio budista solo puede ser captado por una determinada forma de conciencia.

El punto de arranque de la experiencia y enseñanzas de buda, fue el interrogante sobre la esencia y origen del sufrimiento y sobre la posibilidad de liberarse del dolor.

Los escritos de buda, sobre todo los primeros, tienen con frecuencia un encadenamiento lógico y cierta seducción para el occidental.

Las doctrinas mas excelsa proponen la verdad bajo formas aparentemente claras y de claridad inmediata, pero realidad cifradas y, en esa ambigüedad, reflejan el doble aspecto exotérico y esotérico.

Siempre que consideramos contenidos vivenciales de significación religiosa, según nuestro modo de pensar mundanizado y los fijamos y expresamos conforme a esos modelos o tratamos de interpretar su símbolo e imágenes en nuestro habitual estilo racionalista ocultamos o falseamos el contenido trascendental de su verdad. Por eso los grandes maestros de las religiones no se cansan de recalcar que la verdad que ellos proclama solo puede captarla el oído y la vista interior. Que esa vista interior nazca y se afine, es la finalidad principal del zen,. Lo cual es sinónimo de que el hombre despierte a una nueva y totalmente distinta dimensión de su conciencia.

Es natural que un hombre se encuentre satisfecho con su modo natural de ver las cosas, mientras no haya perdido la unida den el fondo de su estado de animo.

Pero es que el hombre de hoy, que ha llego existencialmente a esa frontera de sus posibilidades naturales en que puede brillar para el sol de lo supra natural, no deberá poner todo su interés en quebrar la tiranía de su núcleo YO ISTA y obetivador, cuya visión objetiva impide la interiorización no objetiva del ser.

Pero nos encontramos tan empeñados en nustra seudo viril identificación con el yo portador de nuestra conciencia objetiva, que no nos avenimos a dar cabida a esa otra conciencia mas excelsa en que se saborea el ser delo que es con un sabor que traspasa todo sentido.

Si el hombre se acerca el zen con una actitud sin prejuicios, pronto experimentara que el zen no es exclusivamente oriental, si no que expresa aquello que siempre fue el manantial perenne de la vida y a lo que, a partir de un momento, ya no es lícito ni sensato cerrarse.

LA EXCELSA DOCTIRNA DEL ZEN

TODO HOMBRE, ESENCIALMENTE, ES BUDA.

Los hombres, en su ser mas profundó, son buda, como el hilo es agua; y así como no hay hielo sin agua, así tampoco hay hombre sin buda.

A la hora de la muerte, estos hombres no mueren caristiamente si no a la japonesa. Con estos hombres ocurre, como si al venir al mundo, apoyaran un solo pie en la orilla de esta vida y como si a largo de la vida no perdieran la sensación de entender en la otra orilla su hogar..

EL SER COMO VIVENCIA.

El zen es la doctrina del ser, de la experiencia del ser y de la vida radicada en el ser. El zen es la expresión de una experiencia interior.

El zen no es sino una experiencia: experiencia buscada, realizada y confirmada; experiencia seria fructuosa y solida. Si le seguimos puede ocurrir que súbitamente nos ilumine la gran luz. Entonces morimos y resucitamos para proseguir el camino.

Es la vivencia del propio ser dentro de la cual el ser nos penetra hasta lo más hondo. Es la vivencia del sr a la manera del propio ser.

De la experiencia dela vida en que la vida es ser y siempre es ser y que no nos enajena al ser con una forma de conciencia.

El zen es la doctrina del ser que esta más allá de todas las antinomias; del ser en que no hay antes ni después, aquí ni allí, esto ni aquello, este ni aquel.

Dios y el hombre son la misma cosa.

Cuando cae el velo del error en que nos mantiene la conciencia objetiva con su representación dualista y antinomista, el ser se nos hace patente con toda su magnificencia superadora de antinomias.

Dios queda más allá de toda imagen y concepto. Las vacilaciones inherentes a toda contemplación yo-ista, caen por su base y dela unidad sentida con el inefable irrumpe la autentica fe en la que no caben dudas sobre el incompresible.

Cuando la conciencia vital primigenia se escide en conciencia de posición del yo y conciencia de objetos, la vida se escinde también en antinomias como antes-después, aquí-allí, pasar-perdurar, relativo – absoluto, espíritu – material etc. En la medida, pues, en que el hombre se identifica con ese yo, es natural que surja por todo aquello que signifiqué una amenaza a su estabilidad personal.

1era persona: indudablemente hablar del uno induce a graves malentendidos y por eso tampoco el zen habla del uno. Si no del nos dos.

El zen habla del no dos, no nos propone una raciocinio en virtud del cual se siga una imposibilidad lógica como su consecuencia lógica, sino que nos habla de una experiencia posible al hombre mas allá de la lógica mental.

La perspectiva dualista es reconocida como la manera con que el ser que se eleva sobre todo dualismo, debe hacerse presente al hombre en la medida en que este se identifica con la actitud y posición de su yo y su forma de conciencia.

La doctrina de lo uno, que no es uno porque no es un algo, sino un nodos, es una pieza fundamental del zen.

Hay un amor que esta por encima del amor y del odio, por ejemplo lo que llamamos el amor cristiano que abraza por igual ala personas que nos son simpáticas como a las que no lo son; a los amigos, como a los enemigos.

Y solo eso que habla desde ese amor es no dos o ser que tampoco debe llamarse el uno, el no dos, el ser; por que no es una cosa y constituye su alfa y omega y la esencia de todo.

Si no hay apego alas cosas, tampoco hay dar no tomar. El que entiende esto, tiene acceso al no-dos.

Que significa el acceso de un bodbisattva al no dos.

Pues es algo que esta afuera de toda discusión.

Y el zen nos enseña también el arte de prestar atención al silencio del ser que, en medio del estrepitó del mundo, nos apela a la verdad.

Aquel amor que le hacia olvidar todo desampara, todo ello se esfuma y con mayor pesar que nunca, siente la amenaza del mundo no hace sino sumirle en una mas profunda desolación.

Le atrae el recuerdo de lo antes vivido pero, al tratar de aprenderlo, se esfuma, como un fantasma.

LA APARCION DEL OJO INTERIOR

Ese ojo interior, tal como lo entiende el zen, solo surge en aquel que re- encuentra en el mundo y con el mundo, la unidad percibida en la experiencia del ser, es decir, entiende el mundo del yo como lo que le oculta el ser y como lugar de la revelación de ese ser, que también es entraña suya y que, a través de esa experiencia, le lleva ala luz.

En ese despertar no solo penetra el ser nuestra intimidad, si no que además aparece cual es la causa que lo encubría, la raíz del mal. La parición del ojo interior es, también y en primer lugar, el desenmascaramiento del yo

Cuando en el hombre se produce el acontecimiento de que habla el zen, la vida se convierte en vida, la vida ha penetrado lo más intimo de la vida humana y se ha hecho entraña suya. Al interiorizarse en la vida en el hombre, vive este la vida que viven los demás, la vida en la carene el yo, en el tiempo y espacio; pero la vive, cambiando el, y de otra manera, y con otras metas.

Por que el zen no es una simple teoría, si no una praxis basada en la experiencia y que conduce a la experiencia, el zen no es un existencialismo teórico, sino una praxis existencial.

EL ZEN COMO PRAXIS EXISTENCIAL.

La condición previa, sobre la que descansa el zen como praxis, es un triple conocimiento:

1. El conocimiento de la gran experiencia en que el hombre, con toda su esencialidad, se manifiesta a si mismo.

2. El conocimiento de la naturaleza de eso que separa al hombre, en cuanto ser consciente, de su propia esencia.

3. Conocer el camino que lleva del ocultamiento cobarde a la valiente proclamación del ser.

Decisivo en toda praxis que haya de llevar ala formación del hombre nuevo, es el conociendo de lo que puede obstaculizar ese despertar y regeneración. Que es ello es el yo fijador con su forma peculiar de conciencia y su sistema de vida, a partir de los cuales el hombre identificado con ese yo piensa, siente y actúa.

Todos los ejercicios del zen tienden pues en primer lugar a una sola cosa: destronar ese yo con sus categorías y quitarle al hombre ese falso suelo que no le deja hacer pie en terreno firme, lo que estaba en pie debe ser derivado. Los pretendidos derechos, queda renunciados. Aquello a que tenemos derecho, quedan renunciados. Aquello a que tenemos apego, nos es arrebatados. Nostras presunciones mas acariciadas, nos serán risibles. Queda desenmascarada nuestra soberbia. Lo que creemos saber, se nos hará absurdo.

El despertar, como consecuencia del silencio, solo es pensable cuando el silenció llega a quiebra los impedimentos de la experiencia del ser.

Un medio, utilizado por el zen, es la eliminación de todo concepto e idea con que el discípulo cree haber captado la verdad, ya sea para impedir que el alumno confunda la idea con la cosa el dedo que señala a la luna, con la luna, ya sea para evitar que el alumno se contente y tranquilize con esos conceptos.

No me agrado el ejemplo del discípulo que experimento el satori al cual se le dan trata bastonazos aunque el no pronuncio palabra. Y si las hubiera pronunciado el castigo hubiera llegado tarde. Impidiendo al discípulo explicar su experiencia con palabras, hizo que quedara a salvo el tesoro oculto de experiencia.

pag. 109 ultimo párrafo.

La paradoja.

La sistematización de lo objetivamente consciente, que encuentra formulación, entre otras, en la pregunta que es esto, es el soporte en que asienta toda nuestra visión natural del mundo. Por eso que difícil es que el hombre dejé que el ser penetre hasta lo mas hondo de su intimidad, sin que a renglón seguido, lo vierta y pierda en su conciencia objetiva. Y en esto precisamente reside la tarea del camino interior.

Cuando preguntamos que es esto estamos aun prisioneros de una falsa forma de conciencia que todo quiere concretar.

Praxis de entrenamiento del zen

Otros ejercicios orientales, por ejemplo el hata yoga, se ejercitan con el mismo espíritu y no vienen a ser sino una especie de gimnasia.

El yoga no trata de mejorar la capacidad de rendimiento, no el desarrollo de mas elevadas capacidad de rendimiento, ni el desarrollo de mas elevadas capacidades, si no de radicarse en el suelo divino.

Son esos ejercicios respiratorios, de distensión, de contención y relajación que le aportan un a efímeras liberación de sus tensiones creando en el la ilusión de haber logrado algo interior.

Asimismo los ejercicios que enseña el zen se exponen a un mal entendido: el de que su finalidad es dotar al hombre de capacidades sobrehumanas vigorizar el hombre frente al mundo.

LA DEMOLICIÓN DEL YO

La tarea del zen tiende al crecimiento y progresivo contactó e identificación con la propia esencia y si se ha producido la irrupción de esa esencia y el despertarse la nueva conciencia satori, a una nueva fisonomizacion en consonancia con esa esencia y a testimoniarla en la vida y quehacer cotidiano. El punto critico, en torno al que todo gira, es el satori. Y el prerrequisito para ello es el desmantelamiento del yo.

Demolición del yo, en este sentido, significa la demolición del pequeño YO, ansioso de poder, de hacerse valer, apegado a lo que posee y ansiosamente consagrado a la propia seguridad a al éxito y a la propia posición, la muerte de ese yo es quine ignora esto el prerrequisito de toda realización en el campo del espíritu objetivo e incluso de la personalidad en cuanto portadora de un mundo coherente, de un mundo de valores auténticos y de autentica realizaciones de la vida.

Cuando más egoísta es un hombre, tanto más fácilmente cae y siente la llamada a la conversión.

Pero hay una tercera cosa quizá mas peligrosa: el habito uniforme de nuestras actitudes, y de nuestras formas de actuar y hablar, parece como si el hombre nunca temiera tanto la perdida de su yo y de si mismo, como cuando se le exige que abandone sus hábitos mas arraigados y falsas actitudes.

Por eso, todos los ejercicios comienzan por la demolición del yo que fija objetivamente, que anhela poseer afirmarse, que teme el dolor y busca con ansia el placer.

Not. Buscamos siempre el placer

Las percepciones primarias de los sentidos:

Los colores

Sonidos

Olfatos

Tacto

En primer lugar la sensación del propio cuerpo. Todo ello hay que sacarlo nuevamente a luz a la hora de modelar al hombre.

TRES ETAPAS DE LA CONCIENCIA

CINTO ETAPAS EN EL CAMINO

El itinerario del hombre es el mismo de su conciencia. Al comienzo se encuentra en una estadio premental.

1. Totalmente ajeno a contraposiciones y antinomias su conciencia es expresión de una vida indivisa. Al final, se produce la adquisición de una conciencia mas excelsa, post-mental, que vuelve a estar allende a toda antinomias

2. De conciencia dominado por el yo objetivador

3. De esta etapa nos habla el zen, en el intermedio, el hombre vive en el estadio.

La etapa mental, segunda de la conciencia, cuyo significado, en conjunto, es la de un paso a la tercera, tiene por su parte tres momentos:

I.- desarrollo y formación de la conciencia objetiva y antinomista. Este desarrollo induce al hombre a una doble antinomia y desgarrón: yo mundo, yo esencia. Al comienzo, el hombre se da cuenta sino de la tensión entre el yo y el mundo. Descuida y reprime su ser profundo y su enraizamiento en el ser y se consagra a debatirse con el mundo para triunfar en el, para servirle y dominarle. Lo cual le lleva a una progresiva alienación del ser. Este es el primer momento de la etapa mental.

II.- la tensión entre el yo y el mundo, que reprime el ser profundo, induce al hombre que retorne a su interioridad y el hombre comienza a evadirse de sus debates con el mundo. Pero, puesto que vive en el mundo. No puede escapar a sus exigencias, se ve vacilante entre una vida en el mundo que descuida la interioridad y una voluntad de refugiarse en esa interioridad evadiéndose y abnegando el mundo. Los intentos de refugiarse en esa interioridad, desde la que clama el ser profundo, no hace sino ahondar la repulsa dela antinomia YO-MUNDO. Pero precisamente esa tensión entre la propia interioridad y el mundo es lo que caracteriza esta fase del segundo momento del desarrollo de la conciencia mental.

III.- el hombre trata de escapar a la antinomia interioridad mundo, se parta de toda y trata de descubrir su verdadero ser en el recogimiento y refugiarse meditativamente en ese ser que esta mas allá de la antinomia interioridad-mundo. Si llega a sentir, en la plenitud del ser, la liberación de su indigencia, tratara de instalarse permanentemente en ella. Este refugiarse en el alejamiento del bullicio del mundo puede no ser sino una evasión: el retorno de una nostalgia. Puede significar el retorno a la tranquilidad el mundo materno.

La historia dela destreza admirable de un gato.

Entonces caí en la cuenta: el que sabe algo, no lo dice, y el que dice algo, lo ignora. Vencer sin matar. En el estoy de acuerdo.

Dice Confucio: no puede robarse el ser dela persona por insignificante que sea. Pero si el espíritu en el confusión. Nuestro ser se vuelve contra nosotros mismos.

El método de toda enseñanza consiste únicamente en aludir y referirse a aquello que el discípulo tiene dentro de si mismo aun sin saberlo. No hay pues secretos alguno que el maestro pueda trasmitir a su discípulo. Enseñar aes fácil. Oír, también. Lo difícil es hacerse consciente de lo que poseemos dentro de nosotros mismos, encontrarlo y adueñarnos de ello es lo que se llama: contemplación del propio ser. Si esa contemplación se produce, tenemos el satori ese es el gran despertar del seño del error. Despertar, escrutar el propio ser, percepción de si mismo; todo es una misma cosa.

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