ENSEÑANZAS ARTÍSTICAS EN LA UNIVERSIDAD
Dodanys GarcíaApuntes10 de Marzo de 2021
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LAS ENSEÑANZAS ARTÍSTICAS EN LA UNIVERSIDAD
Las enseñanzas artísticas superiores en general (y aquellas destinadas a la formación en artes escénicas, en particular) han logrado en los últimos años acceder al panorama universitario de muchos países. Sin embargo, para evolucionar a una fase de consolidación en este nivel educativo enfrentan importantes retos entre los cuales podemos citar:
- La necesidad de mostrar su valor y pertinencia en el marco de una sociedad digital y una economía globalizada.
- La dificultad para salvaguardar las esencias de la creación artística y los valores humanísticos en sistemas educativos cada vez más centrados en el desempeño.
- El encaje entre las particularidades de las enseñanzas artísticas y las estructuras y criterios de ordenación académica de las instituciones de educación superior (IES).
- La adaptación a los actuales procesos de internacionalización y convergencia de la educación superior.
- Los obstáculos para la acreditación del profesorado especialista.
Valor y pertinencia de las enseñanzas artísticas superiores en el marco de una sociedad digital y una economía globalizada
Por supuesto, no se puede ser preciso cuando tratamos el fenómeno de las enseñanzas artísticas superiores a nivel global. Es evidente que cada país o región tiene sus particularidades e historia propia en este asunto. También son disímiles los modelos de universidad y de enseñanzas artísticas. Podemos citar el modelo estadounidense, el europeo, el de China, Japón, Gran Bretaña… Sin embargo, en general se presentan una serie de características comunes que nos permitirán generalizar algunos problemas y posibles respuestas en el trascurso de esta conferencia. La mayor parte de mis referencias claro está, estarán más cerca de las circunstancias europeas e iberoamericanas.
Entre esas circunstancias comunes destacan la relativamente reciente llegada de las titulaciones en arte (y especialmente aquellas de artes escénicas) a la universidad, la incorporación junto a estos proyectos de un profesorado especializado proveniente del mundo profesional y la resistencia ofrecida por algunos elementos de las instituciones universitarias frente a las particularidades y novedad de tales enseñanzas.
Esta resistencia en numerosos casos se asocia a un cuestionamiento del valor o pertinencia de los estudios en artes escénicas a nivel universitario, algo que casi nadie querría declarar explícitamente, pero reflejado en la percepción de que los graduados en estas carreras son menos necesarios que otros profesionales como los ingenieros, médicos y licenciados en administración o comunicación audiovisual, por ejemplo. Indicadores objetivos de esta afirmación podrían considerarse la menor asignación de recursos, el número de plazas de nuevo ingreso dispuestas o el pequeño número de facultades de arte que podemos contabilizar en las IES. (La existencia de una facultad dedicada a un campo de estudios es un indicador de la importancia que se le confiere a este dentro de la organización académica).
Aparte de la investigación científica, la función de la Universidad hoy consiste en la formación de profesionales que respondan a las necesidades de la sociedad ante el vertiginoso entorno global y tecnológico. Un profesional con las suficientes salidas profesionales para insertarse con éxito en un mercado laboral en constante cambio y extremadamente competitivo. Resultado de esto es la voluntad de los países para implantar modelos educativos centrados en el desempeño, el llamado enfoque de las competencias educativas, con el objetivo de que sus graduados puedan competir exitosamente en el campo laboral y, como resultado indirecto, los productos y servicios nacionales compitan con buenos resultados en los mercados internacionales.
Por otra parte, desde finales del siglo pasado asistimos a una transformación de las IES en la cual se da mayor relevancia a la eficiencia empresarial y a la rentabilidad económica que a su condición de difusoras de la cultura, dispensadoras de bien público e impulsoras del desarrollo y la movilidad social. Esta verdadera transformación estructural ha provocado que las IES se sometan a la racionalidad de la competencia, y consista su principal propósito en captar al mayor número de alumnos para poder cubrir los gastos de producción del servicio educativo. Con este objetivo, intentarán “venderse” a los alumnos potenciales ofreciendo sobre todo la promesa de una rentabilidad de la inversión realizada en formación por el estudiante con el retorno de una empleabilidad bien remunerada asegurado. Esta orientación favorece a las titulaciones con egresados más demandados en el mercado laboral y a aquellas con una rentable relación entre gastos e ingresos, condiciones que difícilmente cumplen las titulaciones en arte.
Sin embargo, es difícil no percatarse de la importancia en la economía de los sectores culturales. El crecimiento exponencial de las industrias culturales y creativas actualmente supone el 3 % del PIB mundial. Es importante que nos detengamos en este punto, pues este desarrollo está en concordancia con las posibles múltiples salidas profesionales que ofrecen los estudios de artes escénicas o en su contexto más amplio las artes del espectáculo y para ello nos remitiremos al informe realizado para la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) titulado "Tiempos de Cultura: el primer mapa mundial de industrias culturales y creativas" en el que además se expone que los ingresos provenientes de estas industrias superan, por ejemplo, los obtenidos por servicios de telecomunicaciones.
La UNESCO, junto con las Confederaciones Internacional de Sociedades de Autores y Compositores y la firma Ernst & Young afirman que las Industrias Culturales y Creativas emplean a unos 29,5 millones de personas, lo que supone el 1% de la población activa mundial superando el número de puestos de trabajo de la industria automovilística de Europa, Japón y Estados Unidos que en conjunto emplean 25 millones. Asimismo, afirman que las Industrias Culturales y Creativas "potencian el atractivo de las ciudades y mejoran la calidad de vida tanto en los países desarrollados como emergentes"
De aquí que la UNESCO "alerte en este sentido sobre la necesidad de alentar el potencial artístico y creativo de personas e instituciones e insiste en el necesario impulso que ha de darse a la economía creativa como paradigma del desarrollo viable demostrado por el crecimiento económico de las industrias culturales y creativas dinámicas".
¿Acaso no son los graduados en enseñanzas artísticas superiores los mejores candidatos para suplir las necesidades de profesionales en los diferentes eslabones de la cadena de valor de estas industrias y singularmente en la etapa de creación de contenidos? ¿Por qué muchos de ellos se enfrentan a puestos de trabajo precarizados y a dificultades de inserción en el mercado laboral? Esta última circunstancia, sin dudas, tiene un peso importante en la percepción del valor de nuestras titulaciones y no nos engañemos, una baja percepción dentro de nuestras instituciones educativas se traducirá por lo general en menos recursos y como tal una repercusión en la calidad de nuestra enseñanza.
Estas cuestiones implican un desafío para la comunidad académica de enseñanzas artísticas superiores. En mi país hemos detectado que gran parte de este problema se debe a las aparentemente pocas salidas profesionales efectivas para nuestros graduados. Es evidente que es necesario lograr un perfil del egresado capaz de insertarse en la estructura de las industrias culturales y responder a sus exigencias con eficacia. Esto requiere modificar y actualizar los planes de estudio, permitir que sean más abiertos y faciliten la incorporación de itinerarios tecnológicos, empresariales y relacionados con la comunicación social.
Está también en nuestras manos el potenciar nuevos campos profesionales. Es necesario propiciar cambios para impulsar la investigación en las artes y movilizar los recursos necesarios para el desarrollo de productos formativos dentro del sector artístico, incrementar las asesorías y apoyos técnicos institucionales en todas las áreas de formación vinculadas a las artes del espectáculo, interpelar a la responsabilidad social corporativa para que las universidades de artes y sus centros de investigación puedan posicionarse en nuevas áreas de estudio que contribuyan al fomento de la creación artística de calidad y la investigación en las artes. Las enseñanzas artísticas son parte esencial del desarrollo humano y deben despertar en la sociedad el mismo interés que suscitan en la actualidad la ciencia o la tecnología.
Protección de la creación artística, preservación del patrimonio y difusión de los valores humanísticos
Como hemos recordado anteriormente, la mayoría de los sistemas educativos nacionales y los procesos de convergencia regionales como el Espacio Europeo de Educación Superior adoptan modelos centrados en el desempeño que priorizan la formación en competencias útiles para la inserción en el mercado laboral. Hemos convenido aquí que para nuestras titulaciones es inevitable competir ofreciendo salidas profesionales exitosas en el mercado laboral.
Sin embargo, no debemos olvidar que nuestra esencia radica en la formación de creadores e intérpretes y que somos los más capacitados para promover la preservación del patrimonio cultural y difundir los valores humanísticos (misiones de la Universidad en su totalidad pero particularmente nuestra dada nuestra capacidad para cumplirlas)
En la actualidad el desarrollo de los estudios artísticos se enfrenta al desafío de contemplar la necesidad de los aspectos de naturaleza económica que condicionan el desarrollo de las tareas de formación en el campo de la creación artística, la crítica, la diversidad, la estética o la belleza. Elementos esenciales en el desarrollo humano que se convierten en presupuestos imprescindibles para el desarrollo sostenible. Por otro lado, está la formulación de programas adecuados de formación que sean capaces de articularse con la sociedad civil.
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