ESCOLARIZACIÓN Y FORMACIÓN DE CUERPOS E IDENTIDADES DIVERSAS.
Pablo MarcolongoEnsayo13 de Junio de 2016
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ESCOLARIZACIÓN Y FORMACIÓN DE CUERPOS E IDENTIDADES DIVERSAS.
¿Qué se hace en la Escuela?
Hoy en día como a lo largo de la historia, la escuela es una parte esencial dentro de nuestra sociedad. Su papel es determinante al pensar, que de ella depende, que la sociedad siga avanzando, que las personas deben pasar por ella para insertarse de manera adecuada en la sociedad y puedan desenvolverse con normalidad. Esto último nos permite afirmar que no solo se asiste a una escuela para aprender a sumar y restar, leer y escribir, sino que también allí se aprenden valores, como el respeto al prójimo, a tener ética y moral, nos forma como personas ‘civilizadas’, hay una transmisión de los conocimientos en general, nos brinda herramientas; la escuela se encarga de escolarizar a las personas. “Del término ‘escuela’ proviene el verbo ‘escolarizar’, un verbo que pretende dar cuenta de la acción que la escuela ejerce sobre cada uno de los sujetos que concurren a ella. De este modo, decimos que existen procesos de escolarización, que hay sujetos que no están escolarizados, etc. El verbo ‘escolarizar’ es más amplio que ‘alfabetizar’, ligado básicamente a la adquisición de los procesos de lectoescritura y cálculo; por el contrario, la escuela tiene objetivos que superan ampliamente que la gente aprenda a leer, escribir, sumar o restar”(Serra y Fattore, Hacer Escuelas - 3)
En muchos casos se produce una confusión cuando se dice que la escuela es quien debe educar a las personas y que ese es su única labor. En cierto aspecto estos tipos de afirmaciones pueden ser valederas si se entiende que escolarizar es una forma de educar, particular de la escuela. Educar va más allá de la Escuela, ya que a lo largo de la historia y hoy en día existen varios modos educativos no escolares como por ejemplo en la familia, un grupo de Boy Scout´s, o la iglesia.
La escuela se define muchas veces como el lugar donde se limita a una persona, más particularmente a los niños “Es desde allí que se plantea que la escuela ‘disciplina’, ‘civiliza’, ‘aculturaliza’, ‘reprime’, ‘homogeneiza’, ‘encasilla’, ‘domestica’, ‘forma un ejército de trabajo’, ‘ordena’ (Serra y Fattore, Hacer Escuelas - 3). Por otra parte también la escuela es una posibilidad para el crecimiento ‘…en este sentido nos encontramos con que la escuela capacita, habilita, instruye, filia, forma, abre puertas, moviliza, construye futuros.’ (Serra y Fattore, Hacer Escuelas - 3)
Simbiosis escuela – familia.
En un primer momento la educación estaba a cargo de las iglesias, donde la modalidad de enseñanza que tenían era efectiva para que la sociedad se muestre conforme ante la autoridad del Estado. Pero con la necesidad del Estado de formar una sociedad igualitaria donde todos los actores en ella sean iguales, con las mismas características y los mismos ideales, tuvo la urgencia de que la educación pasara a manos propias. ‘Los Estados modernos se hacen cargo de esta generalización de la educación escolar, bajo un ideal de "homogeneización" y de ambición "civilizatoria" de las poblaciones.’ (Serra y Fattore, Hacer Escuelas - 4)
De este modo la escuela sintió la obligación de atraer a las familias, para que sus niños dejen de ser pensados como personas pequeñas y que solo eran capaces de ayudar en los trabajos caseros o encargados de ayudar a sostener a la familia. Para ello crea leyes de obligatoriedad de asistencia a las escuelas, pero a la vez brinda nuevas posibilidades a las familias.
La escuela proporcionaría a los niños la oportunidad de adquirir conocimientos que le permitirían escalar socialmente. Obtener mejores trabajos a partir de los saberes alcanzados, cuestión que a las familias les convencía, porque de esa forma sus posibilidades de una mejor vida se acrecentaban. “(…) ‘alianza’ que se sostuvo, por un lado, en la violencia ejercida sobre las familias a partir del establecimiento de leyes de obligatoriedad escolar.” “La escuela aparecía como el espacio adecuado para brindar a las nuevas generaciones un saber excedente (…) que se asociaba a la posibilidad de entrar en un futuro mejor.” (Serra y Fattore, Hacer Escuelas - 4). Por su parte el Estado se aseguraba de poder lograr su objetivo, de formar una sociedad acorde a sus pretensiones.
La niñez: de la cabeza a los pies.
La exigencia que el Estado se imponía, de formar un ser igualitario, de ‘homogeneizar’ la sociedad recae exclusivamente sobre la figura de los niños. El Estado ve al niño como un agente incompleto dentro de la sociedad, vulnerable, en el cual se puede trabajar para formarlo.
La Escuela será ahora el medio por el cual se formará la sociedad, tomando por objeto y base, al niño. Todo infante tendrá que ser escolarizado para que luego pueda insertarse en la sociedad, de otro modo no será apto ante los ojos de la misma, así como del Estado. “Los niños quedaron representados como los sujetos en condiciones de hacer posible un tipo de sociedad imaginada por los adultos.” (Serra y Fattore, Hacer Escuelas - 4). Para lograr esto último la Escuela crea una cierta modalidad basada en la disciplina principalmente; es un lugar donde se debe, no donde se puede. La escuela fue creada, así como otras instituciones de la época, como un lugar cerrado, donde solo importaba el saber, lo intelectual, como un templo del conocimiento y el aprendizaje. “Estos métodos no sólo controlaron en forma minuciosa todas las operaciones del cuerpo, garantizando una sujeción constante de sus fuerzas, sino que impusieron una relación de docilidad-utilidad.” (Scharagrodsky, 2006, Explora, El cuerpo en la escuela – 5). Se trata de que el niño solo aprenda lo que tiene que aprender como una obligación, donde solo importa el saber por sobre todo lo demás. La Escuela se remite solo a la inteligencia del niño, dejando de lado su cuerpo, el cual debiera estar quieto, y de determinadas formas, que ésta imponía, para que se produjera el aprendizaje, de otro modo sería imposible.
Para que se llevaran a cabo estos planes fue necesario aplicar una serie de acciones, que incidían en las posturas de los alumnos, por ejemplo, formas de pararse a la entrada en el saludo inicial, en hileras a un brazo de distancia y bien derechos, sentarse con el torso recto, pararse a saludar a un costado del banco cuando entraba una persona mayor, los bancos debían estar mirando al frente en varias hileras bien parejos con espacio a los costados para que el maestro pudiera pasar, etc. “De igual manera, la organización del tiempo escolar, los horarios, los recreos, la duración de la jornada y el uso eficiente del tiempo fueron elementos altamente regulados desde cualquier documento escolar hegemónico (…)” (Scharagrodsky, 2006, Explora, El cuerpo en la escuela – 6)
A partir de la oleada inmigratoria que se produjo a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, personas con hábitos higiénicos, alimenticios, de relación sexual y social diferentes, surge la necesidad de implementar en la Escuela el discurso Médico. Este discurso impuso un estilo de vida ‘moralmente aceptable’, ya que englobó muchos conceptos, no solo de salud e higiene, sino que también a la natalidad, longevidad y a la raza.
Por su parte este discurso, con ánimos de prevenir enfermedades y crear una sociedad correcta, suponía que de los sectores sociales con escasos recursos provenían la mayor parte de los jóvenes o personas con problemas, ya que se asociaba a la pobreza o la carencia de recursos, con la suciedad y las enfermedades tales como el alcoholismo y el tabaquismo. Se tendía a pensar que los niños que procedían de estos sectores eran propensos a caer en la delincuencia y que estaban faltos de higiene. “El cuerpo quedó nuevamente atrapado en una lógica simbólica.” (Scharagrodsky, 2006, Explora, El cuerpo en la escuela – 8). La escuela en este sentido se encargaba entonces de estereotipar a los niños, tomaba en cuenta su contextura física, la forma del cráneo, su altura, su peso, su forma de ser y, a partir de todos estos datos sobre su cuerpo se los clasificaba y jerarquizaba. De este modo la escuela se basó en un imaginario biológico, para dar respuesta a las diferencias sociales y culturales. “El destino del hombre y de la mujer estaba escrito desde el comienzo de su conformación morfológica. De la apariencia física emanaban rasgos morales. Esta forma de interpretar al cuerpo estaba fascinada por el modelo biológico como medio para explicar el hecho social.” (Scharagrodsky, 2006, Explora, El cuerpo en la escuela – 9)
Quizá uno de los métodos más importantes que la escuela en Argentina creó para el control corporal de los niños, a lo largo de la historia y que hasta hoy en día perdura, es el uso de guardapolvo de color blanco. Su inclusión en el sistema educativo data desde principios de siglo XX, cuando se planteaba que el uso de esta vestimenta daría a los niños que la usaran una apariencia similar, limpia y austera, y que por sobre todas estas cosas permitiría reconocer quien seguía las reglas al pie de la letra. Esto fue tan así que se reglamentó para los docentes el uso del mismo, para evitar el uso de otra vestimenta que llamara la atención y por demás siga las reglas nombradas anteriormente como ejemplo hacia los alumnos. “Este uniforme, que se parece al que usan los médicos y enfermeras, tenía, además de fundamentos igualitarios y moralizantes, fines profilácticos, como prevenir la propagación de gérmenes y bacterias (Dussel, 2000). En el caso argentino, poco tiempo después de extenderse su uso entre los alumnos, se obligó a los maestros a vestir el mismo delantal. Se pensaba que el delantal cubría las diferencias y las borraba, instaurando una apariencia igualitaria a toda la población escolar”. (Dussel, Inclusión Y Exclusión En La Escuela Moderna Argentina 2004 – 324)
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