ESCUELA Y ENTORNO O CUANDO LA EDUCACION TAMBIEN EDUCA

Un divorcio crónico.

Hoy en día, un aspecto muy llamativo para la sociedad en general, es el divorcio casi crónico entre escuela y entorno; el cual interfiere en el proceso de socialización dentro de la institución escolar y fuera de ella. Para esto, existen metas y propósitos a alcanzar para que se pueda integrar de forma coherente: la educación asistemática y extraescolar (más influyente, mas dispersa y vivencial) con el punto formal escolar (menos influyente, más amplio, sistemático y seguro).

Como se menciona en el texto, la institución escolar da lo mejor de sí construyendo muros para preservar la cultura de todo contacto y contaminación del entorno, el cual corre el riesgo de que “una amenaza exterior” trate de penetrar en ella. Dicho punto tiene que ver con la pérdida de protagonismo de la escuela en la hegemonía informática y en la educación de las distintas etapas que pasamos al competir con otros agentes socializadores que son más atractivos y poderosos.

Se aborda el tema de información de los medios, el cual incide en la conformación de códigos culturales, hábitos y comportamientos buenos. La escuela deja de lado las oportunidades formativas par el alumno al quitar distintos recursos que podrían ayudar a adquirir un conocimiento más sólido e integrado para comprender mucho mejor la realidad en la que vivimos.

El ejemplo que se plasma es el de la televisión (doble rostro); ya que produce efectos nocivos, deseducatibos que a lo mejor no son de mucha ayuda para el aprendizaje constructivista, mientras que el otro lado nos conlleva a la información que nos introduce a la ciencia y cultura, aunque la mayoría lo utilice como una actividad de ocio y entretenimiento desfavoreciendo algunos sectores que no tengan acceso a distintas ofertas culturales a comparación de la clase media.

Solo queda desarrollar estrategias y programas para implementar el hábito de lectura crítica en los medios comunicativos, ya sea interpretar, analizar, observar críticamente e integrar el nuevo capital informativo y cultural en el apartado del conocimiento del alumno. Hay que enseñar a leer la variedad de información y mensajes que nos rodea, dejando atrás lo que no está comprobado o lo que no es relevante y de suma importancia al aprender.

Hablamos de que lo global se comparte con lo local sin algún prejuicio para un proyecto positivo y de conocimientos integrado. Al observar correctamente la realidad cotidiana, adquieres un conocimiento (incluyendo también el autoconocimiento).

La cultura está en el territorio:

Por lógica: “el contexto educa más que el texto”, esto quiere decir que la cultura vital depende de los escenarios o lugares en que se manifiesta y se desarrolla el niño diariamente. El territorio abierto permite ver las condiciones y lugares donde pasamos la mayor parte del tiempo, como nos relacionamos, trabajamos o simplemente como nos divertimos con otras personas; es un mundo diversificado y contradictorio a la vez: el mundo del trabajo y consumo (el agrícola e industrial), desde lo más pequeño hasta lo más grande, pasando por una gran y poca demanda de empleos que en años pasados de eso se sobrevivía.

Hay que aprovechar este libro abierto, un mundo que permite experimentar, aplicar procesos, que contiene ámbitos concretos y abstractos. El lenguaje también se puede ver en cada rincón de los territorios distintos sonidos, ruidos, olores, texturas y todas esas riquezas que nos da la vida y si hay situaciones negativas, aprender de ellas y verle lo positivo.

Este territorio que activa las inteligencias múltiples y las diversas dimensiones de la educación integral, es un espacio abierto al aprendizaje y a la socialización infantil. Pero como toda cosa, existen pros y contras que también bajan el nivel educativo como la falta de estímulos, el territorio disperso y débilmente estructurado, tráfico y falta de espacios que hacen a la calle un lugar un poco inseguro.

Hablando a grandes rasgos el entorno dificulta o facilita en diverso grado el desarrollo de las potencialidades educativas, una posible solución es poner cartas sobre la mesa acerca de nuestras necesidades y tratar de cubrirlas para una mejor calidad de vida empleando democracia e innovación de escuelas.

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