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EX CONVENTO FRANCISCANO DE TZINTZUNTZAN MICH


Enviado por   •  22 de Mayo de 2014  •  2.304 Palabras (10 Páginas)  •  443 Visitas

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EX CONVENTO FRANCISCANO DE TZINTZUNTZAN

En patio y hurto, el convento era una infraestructura compleja no solo alojaba a los religiosos si no también a enfermos que alojaba en un hospital anexo, organizaba actividades productivas de autoconsumo que en ocasiones cubrían las necesidades de una comunidades mas vastas, solían ser la cede de actividades educativas, catequesis, talleres y fabricas que contaban con muchos oficios, y contaba con animales de cría y una huerta.

Es muy factible que en este sector o huerta se encontrara la hospedería, la bodega y los talleres dependencia dedicada a trabajadores y visitantes, que no podían interrumpir el silencio de los frailes.

Ellos introdujeron la manzana, la pera, la aceituna, y la cría de caballos, ovejas y aves de corral.

Aquí también estaba el acceso a la huerta misma que excedía a los límites de los actuales del convento, donde los frailes podían meditar y trabajar.

A finales del siglo XVI, Fray Antonio de Ciudad Real, describió en su tratado Curioso y Docto de las Grandezas de la Nueva España, la huerta del convento de Tzintzuntzan lo siguiente:

Hay una buena huerta y en ella muchas y muy grandes higueras, que llevan gran suma de hijos maravillosos y algunos nogales de castilla.

La sala capitular, esta pudo haber sido la sala capitular, como lo sugiere la vinculación espacio con el claustro y el refectorio, según se aprecia atreves de banco corrido de cantería y de la pintura alusiva a San Pedro y San Pablo, titular de esta provincia franciscana, algunos cronistas novohispanos llamaban De Profundis, a la sala capitular, por la costumbre de iniciar leyendo un salmo cuyo primer versículo dice lo siguiente: DE PROFUNDIS GRAMAVI ADT DOMINÉ, DESDE LAS PROFUNDIDADES TE LLAME OH SEÑOR.

Cada trigueño los franciscanos elegían a sus cuerpos rectores en sus capítulos provincianos, prolongadas asambleas que reunían hasta 100 frailes, priores, guardianes de conventos, rectores salientes, numerarios y observante. Los protagonistas eran el presidente del Capitulo, uno de los religiosos mas doctos y los escrutadores. Estos encuentros elegían al nuevo Provincial, los definidores y visitadores, quienes a su vez, nombran a los nuevos guardianes de los conventos, muchos de estos capítulos se llevaron a cabo en Tzintzuntzan, en el marco de cantera se le: ILLUS FULCITI PRAESIDIO, nombre de la bola mediante la cual el papa Paulo III, eligió la diócesis de Michoacán, en 1536, y estableciendo a Tzintzuntzan como su cabecera. Esta sala capitular es la que comunica el patio huerto con los claustros y además, tiene un pasillo, una escalera hacia los dormitorios y además un salón grande, llamado Refectorio, en este salón comunica a la cocina, que tiene dos lavamanos enmarcados de cantería y arco de conopial con restos de decoración mural; comían los hermanos de la orden, los horarios de la alimentación eran estrictos, novicios y frailes, legos y clérigos debían ir a las comidas durante la cual escuchaban una lectura virtuosa, el ayuno era obligatorio durante todos los días, en todos los claustros exhibían la iconografía de las ordes novohispanas, después los lienzos se fueron sustituyendo por la pintura mural.

Del claustro bajo, comunica también algunas escaleras, la escalera magna o escalera principal, que comunican los niveles del convento fácil de localizar por su arquitectura y decoración, en esta hay un fresco en el descanso que representa a Fray Jacobo Daciano, 1489- 1566, uno de los frailes mas queridos de Michoacán, que siendo hijo de los reyes de Dinamarca, renuncio a los derechos sobre la corona para ser fiel al a su vocación religiosa, llego a la Nueva España en 1542, aprendió Náhuatl en el colegio de Tlatelolco, luego viajo a tierras Michoacanas, incansable fundador de pueblos y conventos, fue guardián del convento de Tzitzutzan, y custodio de San Pedro y San Pablo en Michoacán, fue el primer fraile en darle la comunión a los naturales michoacanos, defendió el derecho de los indios al sacerdocio y murió en Tarecuato, Michoacán, los fieles aun recuerdan sus a sañas como cuando volaba descalzo de un lugar a otro para curar a los enfermos, se rescataron el mural de fray Jacobo durante los recientes trabajos de restauración, en el cual se observa a Fray Jacobo con libro en mano rasgo que resalta su incasable predica.

Después de la escalera como con rumbo al patio esta la sacristía esta portada es renacentista, es uno de los recintos mas custodiado de todo convento, en su interior destaca el lavamanos de cantería entre paréntesis dice: SACRARIUM, adornado con pis tralla, con conchas y formas parecidas a plantas, donde aseaban los utensilios que usaban para dar misa, las sacristía resguardaban cálices, vestimentas litúrgicas y hostias sin consagrar. Por lo que suelen estar vetas a los fieles. Los padres, se mudaban ahí para la misa y al terminar ahí se cambiaban. Seguramente ahí había cajoneras y alacenas ornamentadas, pinturas y desde luego una cruz. Así lo sugiere la porta de madera cronicromada que luce calcetones florales de manufactura indígena.

En este hay un pasillos, son los pórticos que dan acceso a la entrada a la puerta principal, en el claustro alto se aprecian un serie de frescos dedicados a San Antonio de Padua, así como imagen de la Virgen María, un estandarte Guadalupe de principios del siglo XIV, y un arcángel San Miguel, el cual con San Antonio era muy popular en la Nueva España y los franciscanos fueron los principales difusores de la devoción, de este santo, mago y predicador, que murió 1231.

Uno de los rascados característicos de cristianismo Novohispano, fue el culto mariano, impulsado por las propias órdenes y que fue fundamental en la catequización indígena, según la iglesia católica en 1531, tuvieron lugar a la aparición de la Virgen de Guadalupe así como la estampación de su imagen en la tilma de Juan Diego. El estandarte con la Guadalupana es parecido al que enarbolo el cura Hidalgo en su lucha en la Independencia, se superpone a una pintura anterior y es sin duda posterior a 1810, cuando los criollos la adoptaron como símbolo de insurgente para cohesionar y dar identidad a las castas. En aquel momento el convento ya estaba en manos del clero secular, para los frailes la imagen del Arcángel San Miguel significaba su lucha contra la idolatría, la narración apolítica de San Miguel expulsando del cielo a Luzbel, tuvo gran difusión durante la época para los indígenas la imagen no representaba la lucha de el bien y el mal, si no la lucha entre las fuerzas celestes y el inframundo.

Hay una pintura en el claustro alto con la imagen de la Virgen de Guadalupe, hay cuatro salas también en la exposición, la sala prehispánica, donde hay vestigios

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