Educacion familiar
marinamendo0022Trabajo15 de Mayo de 2022
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Educación Familiar.
Lectura para el taller 9.
ESCUELA DE PADRES: UN PASO DE LO NOMINAL A LO REAL
Rocío Farfán Rincón*
Claudia Marcela Nieto Cubillos**
Diana Marcela Pérez Martínez***
1 Investigación dirigida por Ruth Milena Páez Martínez, docente investigadora en la Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de La Salle.
RESUMEN
Aunque las escuelas de padres se crearon para darles un protagonismo importante en el escenario escolar, con base en entender que sus saberes aportan a los procesos educativos tanto de sus hijos como los de otros padres, en muchos colegios oficiales de las localidades de Bosa y Usme de Bogotá su presencia ha sido más de carácter nominal que real. La débil gestión escolar al respecto y el desarrollo de tales ‘escuelas’ no ha logrado constituirse en un proyecto educativo que vivan sus participantes. Este es uno de los hallazgos de la investigación cualitativa que da origen a este capítulo. Acá se presenta con brevedad la historia y fines de la escuela de padres, junto a un diagnóstico de la escuela de padres en las dos localidades mencionadas. Por último, se citan las transformaciones necesarias para redimensionar la escuela de padres en el ámbito escolar.
Palabras clave: escuela de padres, familia, gestión escolar.
INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas los cambios en la sociedad colombiana han ocasionado modificaciones en la concepción y conformación de la familia actual. Es inevitable que las realidades de este mundo familiar permeen la escuela, pero esta no está del todo preparada para atender las problemáticas derivadas de las relaciones intrafamiliares que terminan manifestándose de una u otra forma en el escenario educativo. Expresiones de los maestros cómo: “¿Qué se puede esperar de este niño con esos padres?, o “Los padres no colaboran, piensan que somos una guardería”, alertan de una distancia enorme entre familia y escuela.
Frente a la tarea de generar vínculos con las familias de sus estudiantes, las instituciones educativas cuentan con pocas estrategias. Una de ellas ha sido la denominada “escuelas de padres”, pensada para dar un lugar a los padres en el escenario educativo mediante espacios de encuentro y aprendizaje. Pese a ello, en algunos colegios las escuelas de padres han sido más de carácter nominal que real, debido a una inadecuada gestión institucional que permita el fortalecimiento de este tipo de procesos y porque en su ejecución no ha logrado constituirse en un proyecto educativo que vivan sus participantes. Este capítulo se deriva de la investigación “Escuela de padres para el ciclo dos de la educación básica en doce instituciones escolares oficiales de las localidades de Usme y Bosa de Bogotá D. C.”1, realizada en la Maestría en Docencia de la Universidad de la Salle (2016-2017) dentro del macroproyecto “Educación familiar”. El texto se encuentra dividido en tres partes. En la primera se aborda la historia y fines de la escuela de padres; en la segunda se expone un diagnóstico de la escuela de padres en dos localidades de Bogotá.
Por último, se presentan las transformaciones necesarias para redimensionar la escuela de padres.
HISTORIA Y FINES DE LA ESCUELA DE PADRES
¿Escuela de padres? Contrario a lo que se pudiera pensar, la escuela de padres no es un término novedoso, pues se ha venido trabajando desde hace casi un siglo en otros países como una sentida necesidad de orientar a los padres en la formación de sus hijos. Emergen inicialmente en Francia y Estados Unidos a principios del siglo XX, pero fue solo hasta en 1955 que el Instituto de Pedagogía de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) con sede en Hamburgo realizó un estudio acerca de los intereses e implementación de la educación de padres y sus resultados dieron lugar a que la Unesco comenzara a brindar amplio apoyo a dicha actividad. Es así como a partir de los años sesenta estas experiencias se realizaron en varios países latinoamericanos; los primeros fueron Venezuela, Argentina y Brasil.
En Colombia los programas de educación de padres llegaron en la década de los setenta gracias al norteamericano Glenn Nimnicht y su esposa Marta Arango, a través del Centro Internacional de Desarrollo Humano (Cinde); este primer intento de escuelas de padres se realizó motivado por un sentimiento auténtico y altruista de sus líderes en su afán por consolidar un espacio para formar a la familia de aquella época.
Años después, las escuelas de padres fueron reconocidas de manera formal en el ámbito escolar a partir de la Ley 1404 del 27 de julio de 2010, la cual creó el programa “Escuelas para padres y madres”. El objetivo de esta ley era integrar a todos los padres y madres de familia, así como a los acudientes en Un cuerpo organizado que se articule con la comunidad educativa, principalmente docentes, alumnos y directivos, asesorados por profesionales especializados, para pensar en común, intercambiar experiencias y buscar alternativas de solución a la problemática que se presente en la formación de los hijos e hijas, la recuperación de valores, el fortalecimiento de instrumentos adecuados en técnicas de estudio y la comunicación e integración de la familia. (Artículo 1º)
A partir de allí, el término fue ampliamente difundido en las instituciones escolares como algo innovador, partiendo de la premisa de que, mediante la construcción de espacios de comunicación y aprendizaje, padres y escuela podrían impulsar de forma más efectiva el desarrollo integral de los niños. De acuerdo con esto, la pedagoga española Sonia Rivas (2012) señala: El fin de la escuela de padres es dar formación básica a los progenitores con carácter preventivo y remedial, para que luego ellos asuman las riendas de la educación de sus hijos. […] los progenitores son los principales educadores de sus hijos. La familia puede compartir y comparte sus funciones educativas y asistenciales con otras personas o instituciones. Sin embargo, conviene que la familia aprenda que éstas son subsidiarias de sus funciones, y que nunca conviene delegar en ellas la parte inapropiable que le corresponde. (pp. 201-202)
Ante este panorama, se hizo necesario hacer una revisión al estado actual de la escuela de padres para lograr identificar los elementos que no le han permitido cumplir con sus fines y trascender en el contexto escolar. Para ello dirigimos la mirada a la realidad concreta de las localidades de Usme y Bosa en Bogotá.
DIAGNÓSTICO DE LAS ESCUELAS DE PADRES EN DOS LOCALIDADES DE BOGOTÁ
En esta sección se exponen los principales resultados de la investigación, surgidos de la pregunta: ¿De qué manera las instituciones educativas oficiales de las localidades quinta (Usme) y séptima (Bosa) de Bogotá pueden contribuir al fortalecimiento de las escuelas de padres? Para dar respuesta se optó por un diseño metodológico que estuvo enmarcado en el paradigma participativo, de tipo cualitativo y enfoque de investigación-acción (IA). Hacer uso de este enfoque generó una relación dialógica y reflexiva con los padres, orientadores y docentes, importantes para la comprensión y análisis de nuestro interés investigativo, y así, poder identificar y caracterizar las prácticas escolares y familiares en relación con la escuela de padres.
Por un lado, ser maestras de primaria en las localidades de Usme y Bosa en Bogotá nos ha permitido evidenciar las realidades familiares de nuestros estudiantes y las características que definen a la población de estas zonas.
Aquí encontramos dos problemáticas sociales muy marcadas y asociadas al funcionamiento familiar: el desplazamiento —contamos con numerosas familias provenientes de otras regiones del país que deben enfrentar una ciudad fría y excluyente, con pocas oportunidades socioeconómicas que les permitan una óptima calidad de vida— y los bajos ingresos económicos. Esto hace que los padres tengan que trabajar largas jornadas, dejando mucho tiempo a los hijos al cuidado de otros. Los menores se vuelven más vulnerables para caer en situaciones como el consumo de sustancias alucinógenas, embarazos en adolescentes o integración a grupos delincuenciales.
Por otro lado, la investigación formal nos permitió recoger datos estadísticos sobre una población de 605 padres de familia, a quienes se les aplicó una encuesta estandarizada masiva y con quienes se organizaron dos grupos focales de siete padres, en dos instituciones, una por cada localidad. Doce grupos focales también para treinta orientadores escolares con los que se hicieron dos sesiones de entrevista grupal. La información recogida durante el proceso de investigación nos condujo a conocer o reconocer el estado actual de las escuelas de padres en las instituciones escolares de estas dos localidades en cuatro asuntos: concepción de la escuela de padres, situación de la gestión escolar, participación de los padres y necesidades educativas familiares.
Concepción de la escuela de padres
En primera instancia, fue importante revisar cuáles elementos caracterizan a una genuina escuela de padres. En este sentido, la psicóloga española Sonia Rivas (2012) relata sus principales aspectos: En cualquier caso, cabe apuntar que las características peculiares de las escuelas de padres, para diferenciarlas de charlas aisladas o de ciclos de sesiones informativas, son la sistematicidad, la regularidad, la estructura, la continuidad y la extensión en el tiempo y su amplia duración, a través de actuaciones formales y dirigidas, tanto en aspectos pedagógicos como ambientales, para poder abarcar toda la temática prevista. (p. 201)
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