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El Espiritu Emprendedor


Enviado por   •  11 de Enero de 2012  •  6.203 Palabras (25 Páginas)  •  1.462 Visitas

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El espíritu emprendedor

1.1 INTRODUCCIÓN:

“La verdadera fuente de riqueza de una sociedad moderna no es precisamente el nivel de su productividad, su producto natural bruto o sus bienes tangibles, sino la inteligencia creativa de sus ciudadanos. Durante mucho tiempo hemos invertido lo mejor de nuestras energía en una búsqueda desordenada de fines secundarios, esperando encontrar en ellos la satisfacción que no puede venir más que de la realización de uno mismo. Ahora se nos ofrece la posibilidad de modelar un mundo más libre, en el que existe un nuevo espíritu: el de ser emprendedor”.

Estas palabras de Marilyn Ferguson datan de 1981, mas no por eso han perdido actualidad. No se puede negar que la sociedad mexicana se encuentra frente a problemas económicos importantes, entre lo que la falta de empleos es uno de los más graves y más urgentes a resolver. Desde hace algunos años hemos llegado a creer que había efectivamente dos fuentes principales de creación de empleos y de desarrollo económico; a saber: la Gran Empresa y el Estado. Sin embargo, es hora ya de cuestionar seriamente la capacidad que estas dos instituciones tienen, de ser el motor principal del impulso económico a mediano y largo plazo.

Examinemos más de cerca estas dos macroestructuras.

La Gran Empresa

Durante algunos años, la Gran empresa ha ocupado un lugar preponderante en el desarrollo de la economía. Sin embargo, actualmente se encuentra limitada en lo que se refiere a la creación de empleo.

La importancia de su dimensión, la complejidad de su organización y de su administración, la multiplicidad de sus redes y niveles, con respecto a la toma de decisiones, no le permiten tener la agilidad necesaria para reacciona, tan rápidamente como es necesario, a las nuevas necesidades y exigencias, siempre y aumento, de un mercado de constante cambio. Lo que la Gran Empresa parece ganar en producción masiva y, en consecuencia, en la economía de escala, lo pierde en flexibilidad y en adaptación a los nuevos requerimientos de los mercados eventuales. Además, contrariamente a lo que se podría creer, no resulta ser el terreno más propicio para la innovación. Las pequeñas empresas son mucho más creativas.

Con la llegada e implementación de nuevas tecnologías, las grandes empresas producen ciertamente más, reduciendo al mismo tiempo el número de trabajadores. Por tanto, es ilusorio creer que dichas empresas vayan a proporcionar la mayor parte de los nuevos empleos que de ahora en adelante se necesita crear.Las estadísticas el respecto son muy reveladoras, pues muestran que aunque en los años 80 el empleo creció en los países industriales, este crecimiento se debió en su mayor parte a la pequeña y mediana empresa.

El Estado

Nuestro sistema gubernamental ha estado en constante expansión, y durante algunos años ha sido una fuente importante de creación de empleos. ¿Quién de nosotros no cuenta entre sus familiares o amistades con un buen número de personas que han hecho carrera en el aparato gubernamental?.

Nuestro sistema gubernamental, sin embargo, lejos de crecer, ha iniciado actualmente un proceso de recesión y racionalización. Está fuera de duda que el Estado ya no puede ser considerado como el macroempleador que ha sido durante algunos años. Ya no se le debe ver como el actor principal en la lucha que es necesario llevar a cabo para asegurar nuestra supervivencia económica. El Estado podrá desempeñar un papel de apoyo, pero nosotros seremos los actores principales de la renovación económica que debemos generar.

La imposibilidad de continuar contando con el Estado y con la Gran Empresa para asegurar nuestro bienestar económico y, por consiguiente, nuestro bienestar social, nos muestra claramente la urgencia que nuestra sociedad tiene, de buscar nuevas formas con las que se adapte a las nuevas circunstancias, nuevas formas de generar trabajo y, dicho en forma global, de emprender.

Nuestra misión, a partir de ahora, deberá articularse en torno a la búsqueda siguiente: revitalizar nuestra economía y nuestra sociedad, practicando en forma sistemática la innovación, favoreciendo la motivación individual, y creando nuevos valores y nuevas satisfacciones. Valorar nuestra “capacidad emprendedora” constituye ciertamente el elemento fundamental capaz de reanimar y revitalizar la economía.

Nuestro credo para los próximos años podría expresarse así:

“CREAR/INVENTAR/EMPRENDER”. Si impulsamos decididamente la innovación, este impulso va a repercutir en nuestra economía y en nuestra sociedad, modificando nuestros hábitos y nuestro comportamiento, y nos va a ofrecer nuevas oportunidades que será necesario aprovechar.

Tomar conciencia de la importancia de este movimiento es nuestra sociedad, implica que cada uno de nosotros aporte lo que le corresponde. La sociedad de mañana será aquella que queramos nosotros desarrollar. Dicha sociedad la estamos construyendo actualmente.

1.2 EL HOMBRE: FUENTE DEL SER EMPRENDEDOR

Los estudiosos han elaborado diferentes definiciones de lo que es ser emprendedor. Más que detenernos en analizar algunas de ellas, nos parece más importante subrayar los elementos clave que aparecen en la mayoría de las definiciones.

Se habla de crear, de aportar, nuevas soluciones para nuevas necesidades. Se habla de introducir nuevos productos y servicios, de innovar. Pues bien, los emprendedores son quienes llevan a cabo este proceso de innovación.

La innovación es la herramienta específica del emprendedor. Emprender, es el acto que transforma los recursos con miras a crear la riqueza. Es el arte de transformar una idea en realidad. Es la capacidad de compromiso por encontrar soluciones sencillas a problemas complejos. Es la aptitud de buscar los recursos y la energía necesarios para crear, inventar, descubrir nuevas formas de hacer las cosas. Todo esto es posible, si el hombre tiene confianza en la capacidad de actuar sobre su entorno. El hombre, pues, se encuentra en el corazón mismo del ser emprendedor.

Durante mucho tiempo hemos permanecido pasivos frente a los problemas económicos, cada vez más numerosos, a los que debemos enfrentarnos, y nos ponemos a ver lo que pasa en otros lugares del mundo, esperando que se nos sirvan en bandeja de plata las soluciones elaboradas en otras partes.

Esperamos que las cosas se arreglen

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