El Explorador Del Conocimiento: Territorios Para El Despeje De La Inteligencia Y La Afectividad En Los Procesos De Aprendizaje
maccintosh20 de Enero de 2013
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El explorador del conocimiento: territorios para el despeje de la inteligencia y la afectividad en los procesos de aprendizaje
Armando Sarmiento Cipagauta
Editorial
UN AB
Colección Letra Cátedra
© Para El explorador del conocimiento: territorios para el despeje de la inteligencia y la afectividad en los procesos de aprendizaje: Editorial UNAB, 2003
Editorial UNAB Calle 48 N° 39-234 Bucaramanga - Colombia
Todos los derechos reservados Primera edición, enero de 2003
La reproducción parcial o total de esta obra
sólo se puede hacer previa autorización de Editorial UNAB
Portada:
"Quijote", de Mario Hernández Prada Colección particular Manuel José Jaimes
Impreso y hecho en Colombia Print and made in Colombia
ISBN
Edición, diagramación, ilustración y producción:
Producciones UNAB
E-mail: produnab@unab.edu.co
ÍNDICE
Invitación a la expedición 7
Territorio no. 1
La exploración fundamental:
el auto-reconocimiento 11
PREPARACIÓN PARA LA EXPLORACIÓN 11
LOS SENDEROS DE ESTE TERRITORIO 14
1.1. La identidad y las dimensiones humanas 15
Las dimensiones del ser humano 15
Identidad 19
1.2. Autoestima 25
1.3. Proyecto de vida 26
1.4. Integración de los senderos 28
Sobre los rompecabezas y otras construcciones 28
LOS RETOS DEL EXPLORADOR 29
BIBLIOGRAFÍA 31
Territorio no. 2
La continuación del auto-reconocimiento:
la lectura emocional 33
PREPARACIÓN PARA LA EXPLORACIÓN 33
LOS SENDEROS DE ESTE TERRITORIO 34
2.1. Sobre la lectura de las emociones 34
2.2. Los cuatro pasos para el control emocional 42
LOS RETOS DEL EXPLORADOR 48
BIBLIOGRAFÍA 48
Territorio no. 3
La exploración de la capacidad lectora y escritora .... 49
PREPARACIÓN PARA LA EXPLORACIÓN 49
LOS SENDEROS DE ESTE TERRITORIO 50
3.1. Sobre el ejercicio lector 51
3.2. Sobre los escribientes 56
3.3. La tríada fundamental en el ejercicio de la
lectura y la escritu 58
La estructura 59
Otros ejercicios 63
Las proposiciones aristotélicas
y los diagramas de Euler 67
Los cohesivos 70
Los tipos de párrafo 74
Según la intención del autor 76
Según función dentro del texto 78
Según el procedimiento de desarrollo 80
LOS RETOS DEL EXPLORADOR 81
BIBLIOGRAFÍA 84
Territorio no. 4
El método del explorador:
el método de estudio ECO 85
PREPARACIÓN PARA LA EXPLORACIÓN 85
LOS SENDEROS DE ESTE TERRITORIO 87
4.1. Y usted... ¿cómo estudia? 88
4.2. El método de estudio estructural ECO 91
Sobre las estructuras 91
El método de estudio estructural 92
4.3. Etapas del método de estudio ECO 97
Exploración de la estructura 99
Confrontación estructural 104
Operación 106
4.4. Las ventajas del método: un ejemplo 107
LOS RETOS DEL EXPLORADOR 111
BIBLIOGRAFÍA 112
Territorio no. 5
La exploración del pensamiento 113
PREPARACIÓN PARA LA EXPLORACIÓN 114
LOS SENDEROS DE ESTE TERRITORIO 115
5.1. Y usted... ¿qué piensa sobre el "pensar"? 115
5.2. Las operaciones del pensamiento:
herramientas para armar estructuras 119
5.3. Los productos del pensamiento:
la construcción de estructuras 125
LOS RETOS DEL EXPLORADOR 132
BIBLIOGRAFÍA 134
A Milena, mi esposa,
a mis hijos Víctor Manuel y Valentina,
núcleos de mis pocas certezas.
A los amigos con cuya afortunada presencia
aprendí a reconocer y valorar las incertidumbres.
Invitación a la expedición
Baja al cráter de Yucolo del Sneffels por donde la sombra del Scartaris llega a acariciar antes de las calendas de julio, audaz viajero, y llegarás al centro de la tierra, como he llegado yo.
Arne Saknussemm
El epígrafe reproduce el resultado de la traducción, nada fácil por cierto, del pictograma plasmado en un antiguo pergamino que se deslizó, por los azares del destino, de las páginas de un manuscrito que el profesor Lidenbrock adquirió para su alimento intelectual. El pictograma escondía la ubicación geográfica precisa para llegar al centro de la tierra; en su traducción intervino activamente su sobrino Axel, quien por azar descubrió la clave de la interpretación pero dudó mucho antes de comunicar al tío su hallazgo, pues estaba convencido, como efectivamente sucedió, de que el descubrimiento lanzaría a éste irremediablemente a emprender tamaña empresa y que en ella lo arrastraría sin ambages.
Ese pequeño párrafo constituye el elemento provocador que desencadena el viaje al centro del globo terráqueo en la original obra de Julio Verne. Siguiendo las instrucciones allí descritas, estos exploradores se trasladan a Islandia, identifican el volcán y logran efectivamente localizar la entrada e iniciar la extraordinaria aventura.
Los contenidos del presente texto pretenden también actuar como provocadores del reconocimiento de que todos aquellos que emprendemos la aventura del saber, estudiantes y maestros de todas las disciplinas y profesiones, somos exploradores. Al igual que a los viajeros o expedicionarios que antaño contribuyeron a construir los mapas geográficos, históricos, culturales y, en general, del universo conocido, como a quienes en la actualidad los continúan construyendo y a quienes seguirán haciéndolo en el futuro, nos corresponde no sólo estar atentos a las señales que nos indiquen
los lugares en los cuales podamos encontrar respuestas a nuestros interrogantes, sino además identificar las nuevas posibilidades para contrastar y enriquecer nuestro actuar como exploradores o constructores de saberes.
Porque en el ejercicio de explorar se amplía, precisa y valora cada vez más el mapa o el conocimiento del mundo que nos corres-pondió como habitat. Pero también, algo que se soslaya con alguna frecuencia, el explorador se hace más sensible, diestro, hábil, pensante, humilde y comprometido con su actuar.
Partimos de la base de que todo explorador del conocimiento es un expedicionario incansable para el cual sus búsquedas no se restringen a un trabajo al cual dedica algunas horas de su jornada, sino que comprometen todos sus espacios y su tiempo; su piel, sus sentidos, sus visceras; también sus diálogos, sus encuentros, sus descansos, e incluso invaden sus sueños y el de sus seres queridos. Su accionar nunca termina: en los ratos de ocio está ahí, tranquilo, sin angustias, pausado, firme, latente; en los momentos propicios, productivo, creativo, locuaz y riguroso.
Es por lo anterior que la bitácora que sigue este documento físico desea llevar a los exploradores hacia una metáfora en la cual el conocer y el conocerse se funden en un único propósito: el de crear las condiciones para que los viajeros revisen sus propias competencias y a la vez encuentren nuevas estrategias que las alimenten. Se trata de una producción nacida dentro y fuera del aula con el concurso de exploradores-estudiantes y exploradores-maestros. Y precisamente a ellos va dirigida; a los primeros para posibilitarles el encuentro consigo mismos y con sus habilidades y destrezas como exploradores; a los segundos para proponerles el reencuentro pero, sobre todo, para mostrarles una guía, un camino posible, para que orienten a otros hacia esa cita con el explorador que dormita en nosotros.
El texto está compuesto por 5 territorios o capítulos que a su vez se despliegan en senderos que los desarrollan. Se trata de una red en la cual todos están relacionados y no existe un orden específico para ser recorridos. Sin embargo, como en algún lugar deben estar, han sido organizados atendiendo a una relativa intensificación de la complejidad de los contenidos, por un lado, y al privilegio de la mirada interior sobre la exterior, por otro.
El territorio que está presentado en primer lugar —La exploración fundamental: el auto-reconocimiento— hace referencia a la tríada Identidad-Autoestima-Proyecto de vida. Invita al lector al reconocimiento de sus características personales, tomando como base la descripción de las dimensiones humanas; a incursionar en sus niveles de autoestima para afianzarse en las fortalezas y tomar conciencia de las debilidades como oportunidades para el cambio; a reflexionar con respecto a su plan de vida, pretexto y a la vez resultado de los otros dos elementos de la tríada. Este territorio supone la convicción según la cual lo primero que debe ser objeto de revisión por parte de un explorador es su propio mundo interior, lo cual tal vez constituya el máximo logro de cualquier estudioso.
El territorio dos —La continuación del auto-reconocimiento: la lectura emocional— propone la exploración de algunos aspectos centrales en la vida afectiva,
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