El Museo de Memoria y Tolerancia en la Ciudad de México
Eduardo G. RuedaReseña6 de Marzo de 2016
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El Museo de Memoria y Tolerancia en la Ciudad de México es un espacio creado para conmemorar los hechos que han marcado al mundo en cuanto a la intolerancia y los genocidios que han marcado a los habitantes de diversos países del mundo, que la pregunta sobre el por qué existe un museo contando historias que pueden parecer lejanas para el “pueblo mexicano” ya que México como tal, no ha participado en este tipo de actos… pero precisamente considero que estas son los motivos del museo para llegar a un país que no ha vivido los embates de dos guerras, pero que internamente debe trabajar mucho más en su respeto hacia los demás y en la tolerancia hacia las diferencias. El museo muestra en diversas salas, lo ocurrido en el la ex Yugoslavia, Ruanda, Guatemala, Camboya, Darfur y el Holocausto, que es donde me enfocaré.
El museo, que está a la altura de los mejores del mundo, nos lleva de la mano conociendo sucesos importantes, de inicio los impactantes testimonios, trágicos momentos del holocausto, me viene a la cabeza la frase de Aristóteles: “Quien no es capaz de vivir en sociedad, o no la necesita por que se basta a sí mismo, debe ser una bestia o un Dios”. Mucho de lo sucedido en el museo en esta parte, nos muestra cómo un partido político comenzó a cobrar tanta fuerza, que probablemente pudo haber sido imparable. Esa historia está contenida en el Museo Memoria y Tolerancia, donde se ilustra, con una museografía sobrecogedora, la política antisemita del nazismo, el camino hacia el Holocausto, la noche de los cristales rotos, el comienzo de las deportaciones y los guetos. Hay una frase que revisamos en la materia que cita: “Cualquier persona que suela dejarse llevar por sus pasiones, ha perdido el dominio de sí misma y requiere ayuda profesional ya que enfrenta problemas para vivir en sociedad” a lo cual, me parece que el partido Nazi se dejó llevar por las pasiones de un grupo de hombres comandados por el tercer Reich, ensimismado y lleno de odio. Más allá, al continuar el recorrido en espiral, está la Solución Final, la Conferencia de Wannsee, los campos de exterminio, el genocidio, la resistencia y la liberación.Sobre este tema cuántos libros se han escrito, cuántas películas se han filmado, cuántas reflexiones se han hecho; es “una historia superconocida” de lo que puede hacer el odio y la intolerancia hacia el otro, el que no es como uno y por ello se le quiere exterminar. En ese episodio histórico, además de los millones de muertos en los campos de batalla y en las ciudades, en la retaguardia se procedió a la eliminación sistemática de millones de personas: seis millones sólo por ser simple hecho de sus creencias Judías.
Además, más de 3 millones de prisioneros de guerra soviéticos por ser eslavos, cientos de miles de serbios, gitanos, hombres homosexuales, discapacitados, presos políticos, sólo por ser ellos mismos. Por ser así. Y todos estos actos perpetrados en pleno acto de conciencia, tal como lo hemos visto en la materia. Los hechos y la sucesión de los mismos que lo permitieron están bien documentados en el museo. Nunca más debe suceder algo parecido, se prometió a sí misma una humanidad doliente y sorprendida. Una de las salas que más impacta, creo yo, a cualquier persona… la del vagón de tren, un vagó original de los que se ocupaban para llevar a los “indeseables” a los campos de concentración. El tacto de Esther (la protagonista de la historia que se nos cuenta) recorre la madera del vagón que, por el tratamiento de conservación, se ve limpio, sin rastros de suciedad o de lo que sucedió en su interior con personas incluso semanas dentro de ese espacio; pero si se le pone en contexto y se compara con lo que se observa en los videos y las fotografías que están alrededor, el estremecimiento llega, inclusive al más duro en sentimientos.
Es lo que describe Esther que le ocurrió frente al vagón original de Polsen exhibido en el Museo Memoria y Tolerancia, en el cual fueron transportados hacia los campos de concentración miles de judíos y otros “indeseables” para los nazis.
El viaje en ese tren, en condiciones inenarrables de hacinamiento, hambre y terror, fue preludio de muerte para ellos y la historia, no por conocida deja de ser impactante.
Considero que la tolerancia debe ser un derivado del Respeto, ya que sin el impulso interno de forjar y sentir un Respeto, entonces la Tolerancia como tal es solamente una imposición sobre situaciones que no podremos cambiar. En México como personas, como ciudadanos, debemos de conocer estas historias para no cometerlas. En nuestra historia debemos de adoptarlas para no dejarlas pasar desapercibidas como algo extraño o ajeno y entonces nosotros también, siendo solidarios, alzar la voz y también decir: “Nunca más”.
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