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El Perro, Su Rol


Enviado por   •  21 de Mayo de 2015  •  1.485 Palabras (6 Páginas)  •  143 Visitas

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El rol del perro: Antigüedad y actualidad

Aunque podría deducirse que la existencia de un vínculo entre los perros y las personas es un fenómeno contemporáneo, en realidad tiene una larga historia en el mundo occidental y también en otras culturas. De hecho, es un fenómeno tan antiguo que se remonta a los comienzos del proceso de domesticación.

No resulta descabellado suponer que en un comienzo los seres humanos no creyeran en la superioridad de su especie ni estuvieran convencidos de ocupar un lugar de privilegio entre los seres vivos. Por el contrario, ya que por aquel entonces el hombre debía luchar contra los fenómenos naturales, es probable que haya percibido que el animal poseía medios físicos superiores para sobrevivir. Sólo después de millones de años el hombre pudo relacionarse con los animales a través de procesos como el amansamiento y la domesticación. De este modo, la sensación inicial de temor y, en el caso de los lobos (el antecesor del perro), de competencia por la comida, desapareció y en su lugar surgieron sentimientos de confianza y colaboración.

El perro ya estaba presente en las narraciones de la mitología griega. Plutón, dios de los infiernos, encargó a un perro, Cerbero, la guardia de las simas abismales para evitar que los espíritus de los muertos pudieran escapar. Homero en la Odisea destaca la fidelidad del perro de Ulises, Argos, ya que fue el único que reconoció a su amo cuando regresó a su patria con ropaje de vagabundo tras una larga ausencia. Aparentemente los griegos fueron los primeros en adoptar al perro como animal de compañía.

También en el antiguo Egipto existía el animal dios, como por ejemplo Anubis, con cabeza de chacal y cuerpo de lebrel. Incluso según el totemismo, una forma primitiva de religión, un animal de una determinada especie era considerado como antepasado común de los animales vivos de la misma especie y de los hombres del clan o de la tribu.

En el Imperio Romano la figura del perro tuvo diversas funciones. Por un lado, se lo utilizaba en espectáculos populares y en los grandes circos, donde combatía con poderosos osos, estimulado por la gente, que disfrutaba del derramamiento de sangre. También participaba en las cacerías, durante las que muchos perros morían. Por otro lado, en una sociedad tan refinada como llegó a ser la romana, también el perro era una compañía. La descripción que el poeta romano Marco Valerio Marcial hace de la perra de su amigo Publio, Issa, lo refleja con claridad. Dice Marcial: "Issa es más pura que un beso de paloma, más cariñosa que todas las muchachas, más preciosa que las perlas de la India... Para que su última hora no se la llevara del todo, Publio reprodujo su imagen en un cuadro en el que verás una Issa tan parecida que ni siquiera la misma Issa se parecía tanto a sí misma".

Por el contrario, durante la Edad Media, que se extiende desde el fin del Imperio Romano (475 d.C.) hasta el siglo XV inclusive, la relación entre el ser humano y los animales estuvo sumida en el más absoluto oscurantismo. Esto se debió a que la Iglesia Católica desaprobaba rotundamente la posesión de animales. Si bien se sugería que el alimento utilizado para los animales en realidad debía darse a los pobres, es más probable que la causa de esta condena fuera la creencia de que los maleficios de los brujos eran capaces de encarnarse en los animales. Durante esa época, se los consideraba brutos, sin inteligencia ni sentimientos, y se los culpaba de actos delictivos. Varios animales fueron quemados en público después de haber sido golpeados o estrangulados. Incluso muchas de las personas que poseían animales fueron excomulgadas y hasta condenadas a muerte. Una explicación de los sentimientos negativos que existieron durante gran parte de la historia de la humanidad hacia la posesión de animales como compañía es que las relaciones efectivas hacia ellos se consideraban inmorales y contra el orden natural de la vida. Durante mucho tiempo sólo una elite privilegiada, con rango y riqueza, podía permitirse la tenencia de animales.

Durante el siglo XVI, con el surgimiento del humanismo, se produjo un cambio importante en la concepción de los animales y en la ciencia en general. Por ejemplo, Montaigne (1533-1592) creía en la identidad de las actividades psíquicas humana y animal. Sin embargo, durante esa época subsistían muchos prejuicios, como aquel que sostenía que las convulsiones que sufrían algunas personas eran obra del demonio, capaz de adoptar la forma de todos los animales conocidos.

La posesión de animales entre la población europea fue siendo gradualmente aceptada a partir de fines del siglo XVII y

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