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El arte y su historia en diferentes modalidades


Enviado por   •  25 de Abril de 2020  •  Ensayos  •  1.878 Palabras (8 Páginas)  •  73 Visitas

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INSTITUCIÓN EDUCATIVA JUAN MEJÍA GÓMEZ

EDUCACION ARTISTICA

ACTIVIDAD 1, HISTORIA DEL COLOR

Los estudiantes realizaran un resumen sobre el documento anexo "Historia del Color", debe constar de 2 páginas, tipo de letra arial 12.

Las actividades se deberán enviar ya resueltas al docente correspondiente al siguiente correo:

Lic. Luz Mabel Ramos Acosta

Email: artisticaluzramos2020@gmail.com

Escribir al whatsapp: 304 371 3432

Lic. Leonilde Urrutia Cataño:

Email: artisticaleonilde@gmail.com

Escribir al Whatsapp: 311 659 2303


Historia del color.

Las primeras reflexiones sobre la óptica, la visión y los colores remontan a la Antigua Grecia y se encuentran referencias a ellas en los estudios europeos del siglo XIX. En particular, Johann Wolfgang von Goethe, en el marco de la teoría del color (Friedrich Wilhelm Riemer, La nomenclatura del color de Griegos y Romanos) afirma que para los antiguos griegos los nombres de los colores no se fijaron con precisión, sino eran variables.  Por  ejemplo,  la  palabra xanthos recogía  todos   los   matices   de   amarillo, eruthros comprendía todas las tonalidades de rojo pero se expandía incluso a los amarillos y púrpura, kuaneos se refería a las tonalidades del azul al violeta pero solo por       lo       que       concierne       las        tonalidades        más        sombrías, mientras chloros y glaukos abarcaban las gradaciones más claras, del verde al amarillo. Los únicos dos colores que reconocían individualmente y que tenían una denominación concreta eran el blanco, leukos, y el negro, melas. Para los antiguos Griegos la mezcla de blanco y negro creaba todos los otros colores y precisamente por ello cada color está dotado de tonalidades más claras y más obscuras.

Para Platón el color de un objeto es una irradiación del mismo que existe independientemente del hecho de que sea visto o no. La emanación del objeto está compuesta por partículas de fuego y entonces cada color depende de la dimensión de estas partículas con respecto al tamaño de las partículas del cuerpo en su totalidad: si estas son de la misma dimensión, el objeto aparecerá como transparente, mientras si estas son más pequeñas el objeto será visto como blanco; finalmente, si las partículas de fuego son más grandes de las del objeto, este será de color negro. Según Platón, además de los colores ya codificados blanco y negro, existen otros dos colores primarios, es decir el rojo y el color brillante y resplandeciente, que él solía definir con los sinónimos lampron y stilbon. Todos los demás colores nacen de la mezcla entre estos cuatros colores primarios en una proporción que no se puede definir con precisión por el hombre porque está determinada por las divinidades.

Para la doctrina aristotélica la visión de un objeto es posible mediante un cuerpo transparente (llamado diaphanes o diáfano), como por ejemplo el aire o el agua, que actúan como medio entre el objeto y su observador. Si dentro del cuerpo hay luz, el objeto transmite la figura y el color en los ojos de quien lo está mirando; mientras si no hay luz, tanto el objeto come la figura y su color no son visibles. Según Aristóteles las variaciones de color dependen del grado de diafanidad: si este es elevado, el color tenderá al blanco, en cambio si es reducido se acercará al negro. Todos los demás colores se forman en consecuencia a través de la mezcla de los dos principales, es decir el blanco y el negro. La interpretación de los colores según las teorías griegas antiguas siguieron gracias a las traducciones al latín hechas por los monjes, hasta la Edad Media.

Esta tendencia hacia el binomio blanco/negro, con la posible adición de un tercer color mediano como el rojo, no es sorprendente sino todo lo contrario: es un hecho que en muchas culturas exista esta organización ternaria de los colores (véase Michel Pastoureau y Dominique Simonnet, Breve historia de los colores). Un estudio transcultural realizado por Brent Berlin y Paul Kay a finales de los años Sesenta, ha subrayado que la mayoría del léxico cromático de las lenguas más antiguas sólo tiene dos términos para identificar los colores, y estos indican siempre el blanco y el negro; si existe un tercer nombra, este corresponde siempre al rojo. Según Frederic Portal (El simbolismo de los colores: en la Antigüedad, la Edad Media y los tiempos modernos) la oscuridad, o sea la negación del color, está representada por el color negro, mientras la luz se identifica con el rojo y el blanco. Para Portal, de hecho, la luz no existiría sin el fuego, cuyo símbolo es el rojo, que por consiguiente se tiene que considerar un color primario.

Con la llegada de la Edad Media, aunque la doctrina griega de los colores seguía siendo debatida y estudiada, a la paleta cromática conocida, se suman los colores amarillo, verde y azul. Según Michel Pastoureau este período de la historia es el momento en el que el simbolismo de los colores se hace muy fuerte, sobre todo en el mundo occidental cristiano. Los vicios capitales, por ejemplo, se asocian a los colores: gula y lujuria son rojos, la envidia se asocia al amarillo, la soberbia al verde y la pereza al blanco, mientras ira y avaricia son negros. Entre el final de la Edad Media y el comienzo del Renacimiento vuelven a prevalecer el blanco y el negro cuando en Europa se difunde el protestantismo que lleva consigo la austeridad de los colores saturados. Es también el siglo en el que empiezan a circular los primeros textos impresos que tienen imágenes monocromáticas, generalmente de tinta negra.

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