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Higiene en la escuela


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2011  •  Trabajos  •  2.877 Palabras (12 Páginas)  •  687 Visitas

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Introducción

¡Hombre prevenido vale por dos! Si todos nos preocupamos más por comer bien, mantener el aseo y vacunar a nuestros hijos, podríamos detener la mayoría de las enfermedades antes de que empiecen.

La practica regular y adecuada de actividades de aseo personal, de los espacios de vivienda, trabajo, de la localidad, en general; la disposición adecuada de los desechos, la mejora de las condiciones de ventilación e iluminación de los espacios cerrados, la alimentación suficiente variada y balanceada., la actividad física, la recreación, el descanso, la vacunación y la consulta periódica en los servicios de salud constituyen las medidas de higiene que, en conjunto, ayudan a prevenir enfermedades de diversos tipos.

Los niños(as) preescolares se encuentran en un periodo sumamente importante para aprender las técnicas y condiciones que han de tener presentes, y practicar las medidas de higiene que les ayudarán a tomar el control de su salud al incorporarlas a su estilo de vida. No obstante, favorecer las competencias de los pequeños en este aspecto, supone revisar con profundidad el estilo de vida que la escuela promueve sin percatarse de ello.

El niño tiende a hacer aquello que ve, aunque en la escuela se hable sobre higiene y se tenga establecida una serie de hábitos, difícilmente llegarán a formar parte de su estilo de vida si sus padres con su actitud y comportamiento no contribuyen a ello.

Es importante que el niño disponga de todos los útiles necesarios para su aseo: jabón, papel higiénico, cepillo de dientes, peine, toalla... y se sienta responsable de ellos. Sí come en el colegio sería interesante que dispusiera de una bolsita de aseo o al menos cepillo y pasta dental. . Por supuesto en el colegio debe haber siempre papel higiénico, jabón y toalla.

Los padres y educadores se encuentran con frecuencia con el problema de que los niños no quieren lavarse. Hay que abandonar posiciones moralistas, en las que la limpieza es buena y la suciedad es mala, es necesario insistir en la higiene del entorno y el aseo personal como fuente de bienestar y vivencias agradables.

Lavarse no es un deber ingrato impuesto, sino algo que puede hacer que el niño/a se sienta a gusto. No martillear al niño/a con conductas aconsejables, se debe dejar que el niño experimente por sí mismo las diversas sensaciones, ensuciarse puede ser agradable y lavarse luego también.

La limpieza no debe ser una obsesión ni para el profesor ni para los padres, más que decirle al niño que no se ensucie ni ensucie, hay que enseñarle a limpiarse, a mantener el entorno limpio y proporcionarle los medios y el tiempo necesario para ello.

La higiene es un concepto que va mucho más allá de la limpieza o asco: comprende otra serie de aspectos como el ejercicio físico, la alimentación, el sueno La higiene personal y del entonto son básicas para mejorar la salud. La limpieza aumenta la sensación de bienestar personal y facilita el acercamiento de los demás y en consecuencia, las relaciones interpersonales.

El ambiente en que se desenvuelve el individuo debe reunir unas condiciones higiénicas adecuadas (aireación suficiente, ausencia de humedad y polvo, sistema de eliminación de aguas.) para mantener un óptimo estado de salud.

Es importante que los niños aprendan a valorar el hecho de la higiene como medida para el logro de un mayor bienestar personal con los demás. Padres y educadores tienen un papel fundamental en la adquisición de estos hábitos.

Justificación.

Ser educados en los hábitos de limpieza comienza desde pequeños dentro del hogar, tomando en cuenta el grado de madurez físico y psicológico del niño, con comprensivo y cariñosa que facilite su adquisición.

El lavado de manos, cara y pies son de gran importancia puesto que es una causa de transmisión de enfermedades gastrointestinales para evitar esto se recomienda tomar las medidas higiénicas pertinentes y necesarias cualquier sociedad evita el mal olor.

Higiene de la piel.

La piel constituye una de las primeras barreras del organismo para defenderse de las agresiones del medio, es además un órgano de relación porque en ella está el sentido del tacto. Es aconsejable ducharse (mejor que bañarse) diariamente o al menos tres veces en semana y hacerlo preferentemente por la noche, pues así el cuerpo se relaja y descansa mejor. Se deben utilizar jabones de acidez similar a la de la piel (PH 6) y que no irriten. Es mejor utilizar nuestras propias manos haciendo masaje, pero si se emplean manoplas o esponjas, deben ser de uso individual.

Independientemente de la ducha diaria hay que lavarse la cara y las manos por la mañana.

Higiene en el cabello.

El cabello se ensucia con mucha facilidad porque retiene el polvo, las secreciones del cuero cabelludo y su descamación (la caspa). Es aconsejable lavarlo 2 ó 3 veces a la semana en función del tipo de cabello (graso, seco...) y teniendo en cuenta frotar con las yemas de los dedos, nunca con las tiñas, y realizar al final un buen enjuagado para no dejar restos de jabón. La elección del champú debe hacerse en función del tipo de cabello.

Estas medidas generales deben de modificarse en casos especiales como en el supuesto le existir piojos.

Dada la facilidad de contagio y el hecho de que cualquiera, niño o adulto. Siendo limpio, pueda ser contagiado, es necesario:

• Revisión periódica del pelo.

• Ante la aparición de piojos usar un champú o loción antiparasitaria adecuados, existen muchos en el mercado. Consulte a su farmacéutico y él le indiciará el más conveniente.

• El éxito del tratamiento radica en aplicar el antiparasitario a todos los niños y adultos al mismo tiempo y repetir la operación de nuevo a la semana.

• El uso de champús antiparasitarios de forma preventiva puede crear resistencia en los piojos y problemas de piel, por lo que no esta recomendado.

Las manos y las uñas.

Las manos, por su relación directa y constante con el medio, son uno de los más importantes vehículos de transmisión de infecciones. Hay que lavárselas con agua y jabón:

• Al levantarse de la cama.

• Después de tocar animales.

• Cada vez que estén sucias.

• Antes de manipular alimentos.

• Antes y después de curar cualquier herida.

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