IMPORTANCIA DEL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOGRO DE UNA SANA Y ARMÓNICA CONVIVENCIA ESCOLAR DIRIGIDO AL PERSONAL DOCENTE Y ADMINISTRATIVO
upelipbDocumentos de Investigación13 de Marzo de 2017
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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
UNIVERSITARIA CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD VALLE DEL MOMBOY
VALERA TRUJILLO
IMPORTANCIA DEL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LOGRO DE UNA SANA Y ARMÓNICA CONVIVENCIA ESCOLAR DIRIGIDO AL PERSONAL DOCENTE Y ADMINISTRATIVO
DE LA UNIDAD EDUCATIVA “MI VALLECITO”
DE LA CIUDAD DE BARQUISIMETO
ESTADO LARA
Autora: Yelitza Pernalete
Tutora: Ismer Yajure
Barquisimeto, Diciembre de 2016
ÍNDICE GENERAL
pp.
ÍNDICE GENERAL………………………………………….……………….….…..ii
CAPÍTULO I EL PROBLEMA……………………..………………….………..…..1
Planteamiento del problema……………………………………………………1
Objetivos de Investigación…………………………………………….....……..8
Objetivo General…………………………………………………….…….….8
Objetivos Específicos…………………………………………………….…..8
Justificación……………………………………………………………..…….….8
Alcance…………………………………………………………..…….……..…10
CAPÍTULO II MARCO TEÓRICO
Antecedentes de la Investigación…….………………………………………12
Bases Teóricas…………………………………………………………………17
Bases Legales………………………………………………………………..…44
Definición de Términos Básicos…………………………….……………...…46
Sistemas de Variables……………………………………………………..…..49
Cuadro Técnico Metodológico………………….…………………….............52
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y ELECTRÓNICAS………..……………53
CAPITULO I
EL PROBLEMA
Planteamiento del Problema
La escuela, como organización social ha ido cambiando en su estructura. Su origen y evolución ha sucedido en paralelo al desarrollo y evolución de las distintas sociedades y momentos históricos. Según Núñez (2010), “antaño, esta era un espacio al que concurría una élite, recibiendo instrucción como complemento a la educación que era responsabilidad de la familia” (p. 98). En la actualidad, la UNESCO (2004), señala:
La escuela es de carácter obligatorio, lo que ha dado lugar a la interacción de un gran número de personas, desde los docentes, estudiantes y sus respectivas familias, a personal auxiliar y de apoyo, que despliegan y se relacionan a través de sus distintos roles, construyendo día a día un espacio de convivencia que le da a la escuela un sello particular a la institución escolar (p. 15).
Asimismo, en el Informe a la UNESCO (ob. cit.), de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, denominado “La educación encierra un tesoro” (p. 23), se encuentran los pilares básicos sobre los cuales debe sustentarse el quehacer educativo, siendo la convivencia escolar uno de ellos, el aprender a hacer, aprender a ser, aprender a conocer y aprender a convivir. Esto ha hecho, que cada día cobre mayor importancia la necesidad que representa educar las emociones en nuestros niños y niñas. En congruencia con los cuatro
pilares de la educación, el Ministerio de Educación (1998), expone en el Currículo Básico Nacional:
El eje transversal valores a través del cual se busca exaltar y desarrollar las actitudes positivas, de justa convivencia plena entre los miembros del grupo, un desarrollo del respeto por la vida, la libertad, la solidaridad, la honestidad y la perseverancia (p. 27).
Visto de otro modo, tanto los pilares de la educación como el eje transversal valores tienen implícito el abordaje y desarrollo de una inteligencia emocional, cuyo fin es generar a un individuo más efectivo, eficiente y feliz consigo mismo y con otros. Estos cuatro pilares, son la base del desarrollo integral del alumnado, que se consiguen tanto a través del avance intelectual, mediante los procesos de enseñanza aprendizaje, como por el desarrollo de habilidades personales y sociales que favorecen la integración armónica en el mundo de las relaciones interpersonales, ámbito en donde se desarrolla la convivencia escolar.
En relación a lo antes descrito, la escuela desarrolla variadas estrategias que permiten aprender a vivir juntos. Dichas estrategias, tienen por finalidad estimular de manera creciente las relaciones interpersonales de los estudiantes, docentes y familias. Así, surge el desafío de dotar a las escuelas con una propuesta curricular para mejorar las prácticas educativas con el fin de favorecer el aprendizaje y la convivencia escolar, Ministerio de Educación Gobierno de Chile (2006).
En ese mismo sentido, Ortega (2004), explica, “las bases de aprender a ser y estar, consisten en ir desarrollando una escuela en donde se encuentren afectos positivos mutuos y estrategias para afrontar los conflictos de manera pacífica” (p. 32) Por ello, la propuesta curricular que persiga la creación de una adecuada convivencia escolar y el logro de un aprendizaje significativo, debe procurar que los educandos aprendan a ser y estar, que exista un avance permanente en la comprensión de uno mismo como ser social e individual, experimentando su originalidad y la de sus pares, así como los elementos comunes entre ambos.
Ahora bien, el desarrollo humano tiene por objeto el despliegue completo del hombre en todas sus riquezas y manifestaciones y en la medida que la educación antecede y genera desarrollo, en este nivel es donde se forman los estudiantes que pasarán hacer los profesionales del mañana construyendo así al desarrollo de la sociedad.
Por consiguiente, en el quehacer educativo durante el proceso enseñanza-aprendizaje se involucra al ser humano física y mentalmente, de tal manera que en la psicología las emociones son estados centrales inducidos por determinados estímulos, que se traducen en manifestaciones en toda una variedad de conductas.
La vida presenta infinidades de percances y situaciones, los cuales se deben abordar tomando en cuenta la psicología emocional, con la finalidad de no caer hundidos en los problemas; que a su vez traen como consecuencia: depresión, descontrol de la ira, baja autoestima, entre otros. Por tal razón, la psicología emocional, se basa en una serie de factores que se deben ir practicando para conseguir y mantener una satisfactoria psicología emocional, que es el control y manejo de las emociones que puede manifestar el ser humano.
En el contexto escolar los alumnos se enfrentan diariamente a situaciones en la que tienen que recurrir al uso de las habilidades emocionales para adaptarse de forma adecuada a la escuela, así como para adaptarse al mundo cambiante en el que vivimos, no siendo suficiente con la información y la formación intelectual y en competencias, como exponen Lopes y Salovey (2004).
A pesar de ello, Vallés (2000), recuerda que en el ámbito escolar, las habilidades de inteligencia emocional no tienen un tratamiento curricular similar al de otras áreas del currículo, sino que se ubican en los programas de acción tutorial y se trabajan de manera transversal a pesar de la importancia de enseñar y aprender dichas habilidades, conocer los contenidos conceptuales y ponerlos en práctica. En tal sentido, Barca, Marcos, Porto, Brenlla & Barca (2009), señalan:
Otro factor determinante es la falta de formación docente en esta área. Los actuales profesores han sido anteriormente alumnos y debido a ello tienen interiorizados actitudes, sentimientos, valores, estilos docentes en los que no se consideraba la influencia emocional en el aprendizaje, por lo cual tienen poca formación en esta área y tienden a repetir patrones (p. 56).
De esta manera, es de gran interés indagar sobre la inteligencia emocional y de cómo equilibrarla, ya que juega un rol importante en nuestra vida diaria y es por esto que la inteligencia emocional se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás.
En este sentido, la inteligencia emocional es definida por Salovey y Meyer; (citados por Shapiro, 1998), como “un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propias así como las de los demás de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestros pensamientos y emociones” (p. 78).
A fin de que, los seres humanos al tener la capacidad de controlar las emociones, están contribuyendo a su vez con las relaciones interpersonales e intrapersonales, haciéndolas más llevaderas y mejorando el clima social. Igualmente en el mismo orden de ideas Cooper y Sawaf (2006), afirman “no basta tener sensaciones. La inteligencia emocional requiere que aprendamos a reconocerlas y valorarlas (en nosotros mismos y en los
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