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Inteligencia Emocional


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2014  •  2.645 Palabras (11 Páginas)  •  146 Visitas

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INTELIGENCIA EMOCIONAL

Es el conjunto de habilidades que subyacen a la evolución, valoración, expresión y regulación precisas de las emociones. La inteligencia emocional subyace a la capacidad para llevarse bien con los demás. Nos proporciona una comprensión de lo que los demás sienten, experimentan y nos permite responder en forma apropiada a las necesidades de los otros.

Es el fundamento de la empatía hacia los demás, la conciencia personal y las habilidades sociales. Las capacidades en la inteligencia emocional pueden ayudar a explicar por que quienes obtienen solo puntuaciones modestas en las pruebas de inteligencia tradicionales llegan a ser muy exitosos, pese a su falta de inteligencia tradicional.

Un grado elevado de inteligencia emocional permite que un individuo sintonice con los sentimientos de los otros, lo que le brinda la oportunidad de tener un grado elevado de respuesta a los demás.

Aunque la noción de inteligencia emocional tiene sentido, aún tiene que cuantificarse en forma rigurosa. Además, la idea de que la inteligencia emocional sea tan importante que las habilidades relacionadas con esta deberían enseñarse en la escuela ha generado preocupaciones entre algunos educadores.

Estos señalan que el fomento de la inteligencia emocional conviene más dejarlo en manos de las familias de los estudiantes, sobre todo porque no hay un conjunto de criterios debidamente especificados respecto a lo que constituye la inteligencia. Sin embargo, la noción de inteligencia emocional nos recuerda que hay muchas formas de demostrar el comportamiento inteligente, así como hay diversos puntos de vista sobre la naturaleza

Este concepto enfatiza el papel preponderante que ejercen las emociones dentro del funcionamiento psicológico de una persona cuando esta se va a enfrentar a momentos difíciles y tareas importantes, los peligros, las pérdidas dolorosas, la persistencia hacia una meta a pesar de los fracasos el enfrentar riesgos, los conflictos, etc.

En todas estas situaciones hay una implicación emocional que puede resultar en una acción que culmine de modo exitoso o bien interferir negativamente en el desempeño final.

La emoción tiene un papel fundamental en la toma de decisiones, aunque después las racionalizamos para tranquilizarnos, porque nos han educado que hay que ser racionales.

La gran mayoría de los científicos, están de acuerdo en establecer una serie de emociones básicas presentes en todos los seres vivos como el amor, el miedo, el dolor, el odio o la culpa. A partir de aquí se pueden abarcar diferentes grados emocionales siendo los humanos los capaces de interpretar e identificar una mayor variedad de estas.

Algunas veces nos preguntamos de donde provienen todas estas emociones y muchas más que a veces no podemos controlar. Todo esto parte de nuestro cerebro y la manera en que se encuentra estructurado.

La inteligencia emocional deja bien claro que disponemos de una mente racional, con la cual pensamos y reflexionamos, y otra que se llama mente emocional, que es impulsiva y en ocasiones más influyente que la mente racional. Es evidente que de la coordinación de estas dos mentes se producen las acciones que llevamos a cabo diariamente por lo que cuanto más controlemos nuestras emociones mucho mejor nos irá.

La dicotomía entre lo emocional y lo racional se asemeja a la distinción popular existente entre el corazón y la cabeza. Saber que algo es cierto en nuestro corazón pertenece a un orden de convicción distinto de algún modo, un tipo de certeza más profundo que pensarlo con la mente racional.

Existe una proporcionalidad constante entre el control emocional y el control racional sobre la mente ya que, cuanto más intenso es el sentimiento, más dominante llega a ser la mente emocional y más ineficaz, en consecuencia, la mente racional.

Si nos dejamos llevar por las pasiones o sensaciones emocionales podemos estar seguros de que en algún momento vamos a tener situaciones negativas, muchas más que si aprendemos a controlarlas.

¿DÓNDE RESIDEN LAS EMOCIONES?

Al preguntarnos dónde residen las emociones en nuestro organismo parece indudable que lo hacen en dos zonas del cerebro que son el Sistema Límbico, que regula nuestro mundo emocional y el Sistema Nervioso Autónomo (SNA) que lo conecta con el resto del organismo.

El sistema límbico está formado por distintas áreas como son el hipotálamo, el hipocampo, la amígdala. El hipotálamo regula aspectos como el dolor, la sed y el hambre, el placer o la agresividad, además de ser el encargado de la regulación del SNA.

Es desde el hipotálamo desde donde las emociones se convierten en respuestas del organismo, lo cual significa que regula cosas como el pulso, la presión sanguínea, la respiración, y la activación fisiológica en respuesta a circunstancias emocionales. Se dice que mantiene la homeostasis corporal, la homeostasis es el equilibrio del exterior con el interior de nuestro cuerpo, tanto a largo como a corto plazo. La amígdala es la zona donde reside la agresividad y al estimularla se provoca ira y al inhibirla indiferencia.

La otra zona importante es el sistema nervioso autónomo que está compuesto por el sistema nervioso simpático y por el sistema nervioso parasimpático. El simpático prepara al cuerpo para la huida o la lucha, activando todos los elementos necesarios para la acción.

Mientras que el parasimpático se encarga de todo lo necesario para preparar el cuerpo para las tareas digestivas. Tanto unas funciones como las otras se ponen en marcha ante situaciones con carga emocional.

El mundo de las emociones sigue así por caminos que cada vez se reconocen con más precisión aunque la complejidad de las emociones transciende.

La inteligencia emocional se desarrolla en diferentes ámbitos los cuales se describen a continuación:

ÁMBITO LABORAL (EMPRESA)

En el ámbito laboral, el tiempo que dedicamos en cada jornada de trabajo a interrelacionarnos con los demás puede resultar importantísimo. La interacción con miembros de nuestra unidad o grupo de trabajo, con jefes y colaboradores, con clientes y proveedores puede llevarnos a negociar intereses o resolver conflictos, a dirigir o guiar y a fomentar el espíritu de equipo.

Una organización laboral es un sistema orgánico que depende de la interrelación de las y los individuos que forman parte de ella. De ahí que sea importante para el éxito de una entidad, no sólo que todos los empleados y empleadas aprovechen al máximo sus capacidades, sino que también ayuden a otras personas a hacer lo propio.

La base de cualquier relación es la comunicación. La comunicación establece conexiones y las conexiones

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