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LA EDUCACIÓN DE LOS MENORES DE SEIS AÑOS DE EDAD.


Enviado por   •  21 de Mayo de 2013  •  1.675 Palabras (7 Páginas)  •  369 Visitas

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LA EDUCACIÓN DE LOS MENORES DE SEIS AÑOS DE EDAD.

ALGUNAS IDEAS PARA REFLEXIONAR.

Hablar de los niños y las niñas pequeños, tiene muchas aristas, puede analizarse a partir de su evolución, sus métodos, su cobertura, o bien desde la poesía, la pedagogía, la historia, sin embargo yo los invito a compartir conmigo estas reflexiones a partir de reconocer a las niñas y a los niños como sujetos de derechos, lo hago desde esta perspectiva porque deseo ampliar las ideas que acerca de ellos tenemos y ampliar nuestra comprensión de las capacidades que poseen.

Cada uno de nosotros y cada sociedad crean su propia imagen del niño, lo que determina valores, el papel que la sociedad espera del niño y la definición de sus derechos. Esta imagen está ligada a las políticas y prácticas en la educación temprana. Por lo tanto, debemos hacernos algunas preguntas básicas que nos obliguen a reflexionar en la idea fundamental sobre la que nuestro sistema de enseñanza y la sociedad están basados: ¿Quién es el niño? ¿Qué es la infancia? ¿Qué es una "buena" infancia? ¿Cómo aprenden los niños? ¿Cuál es la misión de la institución educativa?

El trabajo que presento propone una serie de ideas surgidas a partir de investigaciones recientes en donde se pone de manifiesto el enorme potencial de las niñas y los niños menores de seis años, es por ello, que me siento en la obligación de difundir las concepciones mas actuales sobre la primera infancia comprendida entre los 0 y los 6 años de edad, sobre todo por el enorme compromiso que tenemos los adultos de ser quienes acompañan a los mas pequeños a conocer y comprender el mundo que les rodea.

Evidentemente, este trabajo de guía puede ser más rico y benéfico, cuando nos adentramos en la indagación de lo que ahora significa la infancia.

Ahora ya hay muchas mas evidencias de como las experiencias y los procesos de aprendizaje van modelando el cerebro y hacen posible las diferentes funciones del sistema nervioso, entre ellas la capacidad de aprender.

Y no se trata de entender a la infancia desde solamente el aspecto fisiológico cerebral, si no, como resultado de su interacción con el mundo que les rodea, me parece, que aquí radica su importancia, pues la vida y las posibilidades de los niños y las niñas están estrechamente relacionados con lo que los adultos consideramos valioso.

Lo anterior, implica un enorme reto, pues el papel que desempeñamos los adultos que los rodeamos cobra singular importancia en tanto que se convierten en los referentes permanentes para comprender lo que forma parte de sus entorno y lo que son ellos y ellas como personas que forman parte de un grupo social.

Las etiquetas que habían acompañado a la infancia a lo largo de su historia y que con ellas se trataba de explicar su comportamiento, han sido sustituidas por el reconocimiento de la calidad de interacciones y a la niña y al niño, se le entiende a partir de su contexto.

Los seres humanos y muy especialmente los niños y niñas menores de seis años tenemos la necesidad de disfrutar de condiciones donde sea posible la relación con otros. Las niñas y los niños tienen la necesidad de relacionarse con personas de su misma edad y mayores que ellos, con los que tengan la oportunidad de experimentar situaciones y sentimientos que le den sentido a su vida y de esta manera, reencontrar y reconstruir el sentido como experiencia vivida y percibida, lo que conlleva a transformar nuestra concepción de la primera infancia, a partir de reconocer a los niños como sujetos de derechos y una etapa de la vida que transita entre la familia y la escuela, en donde se expone a múltiples y variadas experiencias que pueden enriquecer o vulnerar su potencial de aprendizaje.

Los niños desde su nacimiento y en su andar por la primera infancia, viven en un mundo de experiencias y expectativas derivadas de las interacciones que establece con las personas que lo rodean.

La Convención Internacional de los Derechos del Niño, lo define como un sujeto de derecho, reconociendo desde la infancia el estatus de persona y de ciudadano, lo cual implica que pensar en los niños como ciudadanos es reconocer igualmente los derechos y obligaciones de todos los actores sociales.

La reflexión y el debate sobre la infancia ha sido un proceso silencioso y decisivo para el reconocimiento de sus derechos y de su potencial para aprender, sobre todo ahora, cuando los avances científicos en el campo de las neurociencias han evidenciado los procesos implicados en el desarrollo del cerebro y su repercusiones para generar nuevas explicaciones orientadas a comprender cómo su estructura y funcionamiento se modifican a partir de la calidad de las experiencias en los primeros años de vida.

Estas nuevas ideas sobre la primera infancia apuntan hacia la importancia de un cambio de los sistemas de relaciones entre adultos y niños, tanto a nivel familiar como a nivel escolar.

La concepción pedagógica contemporánea de la primera infancia,

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