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LA EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE COMO PROCESO DE MEJORA CONTÍNUA


Enviado por   •  4 de Marzo de 2022  •  Ensayos  •  2.765 Palabras (12 Páginas)  •  238 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Uno de los aspectos más difíciles y sensibles para quienes ejercen la docencia, en todos los tipos y modalidades, es sin duda alguna la evaluación, porque no es simplemente determinar calificaciones, ni siquiera considerar el aprendizaje de cierto contenido, en un cierto tiempo y de una manera específica. La complejidad radica en el hecho de que la evaluación abarca la personalidad total del alumno y no sólo los resultados de su aprendizaje; más aún, engloba los múltiples factores que intervienen en los procesos de aprendizaje.

Existen diversos puntos a tratar al referirnos a la evaluación como disciplina, sin embargo, el presente texto se basa en cinco preguntas clave de la evaluación educativa, ¿Qué evaluar?, ¿Para qué evaluar?, ¿Quién evalúa?, ¿Cuándo evaluar? Y ¿Cómo evaluar?, porque se cree que las respuestas a estas seguirán causando controversia en el área de la educación y específicamente en la evaluación del aprendizaje, tema que nos ocupa en el presente ensayo.

La evaluación por sí sola es considerada como un proceso para la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje, y siendo esta un aspecto indispensable dentro del trabajo docente, contribuye con la mejora contínua de la educación.

LA EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE COMO PROCESO DE MEJORA CONTÍNUA

En la educación primaria, la evaluación es pieza clave para determinar el alcance de los aprendizajes por parte de los educandos y es por ello que siempre ha estado presente durante el proceso educativo, sin embargo su conceptualización como disciplina ha sufrido múltiples cambios y aportaciones considerables con el paso de los años para su mejor comprensión, con el propósito de ir acercándola cada vez más a una definción que conlleve la mejora educativa y cumpla con las exigencias de la sociedad en cuestión.

El término “evaluación” aparece a partir del proceso de industrialzación, en donde surgió la necesidad de llevar un control de calidad de las empresas a través de una serie de estrategias de medida con el propósito de obtener información, conocer las condiciones de los procesos que se llevaban a cabo y mejorar la producción con fines meramente económicos.

Fue tanto el auge de la industrialización a nivel global, que cambió la organización social y familiar de diversos países, obligando así a los centros educativos a adaptarse a los requisitos del aparato productivo y el ámbito empresarial, concibiendo así a las escuelas como fábricas, donde los alumnos serían la materia prima.

Se parte de aquí para decir que la evaluación tiene sus orígenes en el ámbito administrativo, industrial y empresarial, mencionando que fue HenrI Fayol (1916) quien estableció los principios básicos de toda acción en el ámbito administrativo: planificar, realizar y evaluar, que pasaron a figurar en los centros docentes como pautas para el desarrollo de tareas de índole pedagógicas (Casanova, 1998, p. 28).

El hecho de que el control empresarial y la evaluación escolar evolucionaran paralelamente, intensificó la estrecha relación de ambos campos y encaminó a la evaluación en términos de rendimiento académico, asi como su plasmación con números como garantía de la objetividad.

En fin que la evaluación ha sido interpretada como sinónimo de “medida” durante el más largo periodo de la historia de la pedagogía, y es hasta hace unos cuantos años que su concepción ha variado considerablemente, cada vez agregando nuevos elementos, según se ha profundizado en su sentido, sus aplicaciones y los aspectos que ofrece en los diferentes ámbitos de aplicación, iniciando como un simple proceso de comparación de los que se pretendía lograr con los resultados obtenidos, e incorporando a esto aspectos fundamentales como la recogida de información, el análisis, la toma de desiciones y los juicios de valor. Casanova (1998) afirma que:

 La evaluación aplicada a la enseñanza y el aprendizaje consiste en un proceso sistemático y riguroso de obtención de datos, incorporado al proceso educativo desde su comienzo, de manera que sea posible disponer de información contínua y significativa para conocer la situación, formar juicios de valor con respecto a ella y tomar las desiciones adecuadas para proseguir la actividad educativa mejorándola progresivamente. (p. 70)

Se considera ésta conceptualización como la más oportuna, pues engloba todos los aspectos que debe de llevar una evaluación educativa adecuada, sin embargo el hecho de referirse a un proceso “riguroso” le quita el valor de objetividad.

Desde una postura mucho más restingida, algunos autores como Cronbach (1980), opinan que las funciones de la evaluación se limitan a la simple recogida de datos, rechazando que la tarea de enjuiciamiento o interpretación de los mismos sea propia de la evaluación (como se citó en Rosales, 1997, p. 32)

Otros autores le dan un concepto enfocado en metodologías específicas, como el diálogo, para Santos (1995) “El juicio de valor que la evaluación realiza se basa y se nutre del diálogo, la discusión y la reflexión compartida de todos los que estén implicados en la actividad evaluada” (p. 37). Mientras que para Pimienta (2008) “Evaluar los aprendizajes de los estudiantes implica enjuiciar sistemáticamente el mérito y/o valía de las competencias adquiridas por ellos en un contexto específico” (p. 26) inclinado hacia un enfoque basado en competencias.

En el mundo de la pedagogía existen diversos conceptos de “evaluación”, y varía de acuerdo a las metodologías, pero lo que sin duda es simétrico entre varias concepciones, es el fin de la misma, que es dar un punto de partida para que la educación se encamine hacia el mejoramiento, calidad, autenticidad, claridad pero sobre todo potenciar el que todos los alumnos aprendan.

La evaluación cumple una función pedagógica que regula los procesos de enseñanza aprendizaje y una función social que certifica la relación con el conocimiento que califica si alguien está apto para, sin embargo la evaluación y la calificación no deberían disociarse. Es importante considerar la necesidad de que la comunidad académica construya una concepción amplia de la evaluación se ocupe de ella y no la deje por un lado como un mal necesario siendo que es un hecho connatural al proceso de enseñanza aprendizaje.

Dentro de este marco, viene siendo motivo de discusiones y debates casi permanentes dentro del campo educativo, la adopción de posiciones basadas en pautas de actuación ya sea cualitativas o cuantitativas para llevar a cabo el proceso evaluativo.

El paradigma cualitativo es el más socialmente aceptado, pues como su nombre lo dice se juzga y valora la calidad de los procesos, por otro lado el cuantitativo se orienta por el uso de registros con escala de calificación numérica. Por eso es que los autores varían en sus definiciones, pues algunos se enfocan en un sólo paradigma, sin embargo, se cree considerable el uso de ambos en el proceso de enseñanza aprendizaje sabiendo cómo y cuando implementarlos.

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