LA Educacion Para Los Economistas Clasicos
beremdz10 de Septiembre de 2014
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La educación para los economistas clásicos
Introducción:
El hecho de que los economistas adviertan cada vez con mayor intensidad el rol fundamental de los recursos humanos en el desarrollo económico, me inclinó a elegir este tema para mi monografía. Según Blitz, este interés se debe a una mayor atención a ciertos episodios históricos, algunos de los cuales son muy recientes.
Los economistas saben, desde hace bastante tiempo, que la gente es una parte importante de la riqueza de las naciones. Y esto se debe a que, midiendo lo que el trabajo humano contribuye a la producción, rápidamente se observa que el aporte de la capacidad humana es inmensamente importante. Particularmente los clásicos, en general, adherían a alguna enunciación de la teoría valor-trabajo, lo que significa reconocer que los seres humanos, vía trabajo son generadores de valor o riqueza. Lo que no se ha resaltado hasta tiempos relativamente recientes es el hecho de que la gente invierte en si misma y que estas inversiones son notablemente grandes. Theodore Schultz, uno de los pioneros en el estudio de estos asuntos, opina que aunque los economistas raras veces son reacios a entrar en terrenos de lo abstracto, no se han atrevido a abordar esta forma de inversión. No hay dudas de que esto fue así por un largo tiempo porque existen cuestiones morales y filosóficas firmemente arraigadas alrededor del tema. El reducir a los seres humanos a riqueza, que puede aumentarse vía inversión, estaba en contra de valores de raíz profunda en la mayoría de las sociedades. Parecería reducir al hombre, una vez mas, a un componente meramente material y a la vez sujeto de apropiación.
Las preguntas que me surgieron al abordar el tema fueron: ¿Es realmente tan reciente este interés por la educación en la historia del pensamiento económico? Y, entre los antecedentes que se puedan hallar sobre este tema durante el nacimiento de la ciencia económica, mas particularmente en la escuela clásica inglesa, ¿estaban centrados en el rol de la educación como una inversión que aumentaría la productividad de la mano de obra? De no ser así, ¿por qué se preocuparon por la educación?
La educación en el sistema clásico:
A pesar de que no ocurrió, de hecho, nada dramático en el sistema educativo inglés durante la revolución industrial, los economistas contemporáneos pensaron que la contribución de la educación al proceso de desarrollo económico podría ser grande y múltiple. Entre el primer clásico (Adam Smith) y John Stuart Mill (que podría considerarse el último), Inglaterra se transformó con asombrosa rapidez, de una sociedad predominantemente agrícola a una de tipo industrial. Durante este proceso, existieron cambios en las concepciones de estos economistas sobre la educación, que reflejan, en cierta medida, las fases del proceso de industrialización.
Estos economistas clásicos, en su mayoría, sostenían medidas de educación publica, aunque diferían por supuesto considerablemente en la intensidad con que las defendían y en sus fundamentos. Hacían, en este aspecto, una notable excepción a su creencia a ultranza en el laissez-faire.
Además estos clásicos fueron reformadores, que por tener menos especialización que en la actualidad, integraban su propia psicología (y a veces hasta nociones religiosas)a los modelos. La teoría psicológica de los clásicos puede resumirse en dos principios: la Similitud de las Dotes Intelectuales Naturales de Toda la Humanidad y el Principio de asociación de Ideas. En cuanto al primer principio, fue Locke quien lo enunció por primera vez, luego Hume se apoderó de la noción y así se transformó en la piedra angular de los escritos de educación de los utilitaristas. Para Locke, la mente era un papel en blanco que llega a equiparse por la experiencia. Para los utilitaristas, por lo tanto, el estado de nuestras facultades mentales representó el resultado de la experiencia; y la medida de nuestra excelencia mental era un compuesto de conocimientos y de inteligencia. Era tanta la confianza en este precepto que para Locke la educación era la práctica adecuada que permite cualquier grado de realización, y esto lo aplicaba no sólo a hazañas mentales sino también a las físicas.
Los economistas clásicos en general, no solo Adam Smith, apoyaban esta teoría psicológica, por la cual si las dotes intelectuales humanas son todas semejantes, las diferentes realizaciones se explican por las experiencias subsiguientes de cada persona. Otro autor que desarrolló este concepto y con profunda influencia sobre autores como Betham, James Mill y J. Stuart Mill fue Helvetius. Él sostuvo que la virtud y el genio de un hombre son producto de su instrucción. James Mill, mas cauto en la interpretación de este principio, dijo que casi la totalidad de la realización intelectual y moral del hombre, como así también su depravación son efecto de su educación. Resumiendo, para los clásicos, en su mayoría, una interpretación cabal de este enunciado era el de una ley psicológica absolutamente determinista, por la cual se convertiría a los hombres automáticamente al virtuosismo.
El segundo principio de su teoría psicológica jugó un papel de vital importancia en las reformas sociales de los autores interesados en cómo lograr la paz social. Este principio puede explicarse brevemente de la siguiente manera: dado un reflejo, de acuerdo al cual un estímulo B produce una reacción C, y dado que un cierto animal ha experimentado frecuentemente une estímulo A simultáneamente con B, ocurre a menudo que, en el tiempo, el estímulo A producirá la reacción C, aun cuando B esté ausente. Este es el principio de Parlov, si en él sustituimos estímulos por ideas, obtenemos el principio de asociación de ideas. La utilidad de este concepto en el logro de la paz social consiste en que, como sugiere Hartley, si se analizan los afectos y las pasiones en sus componentes más simples, invirtiendo los pasos de la asociación de ideas, será posible estimular las buenas asociaciones y extirpar las inmorales. A consecuencia de esta idea los autores clásicos en general adherían a la posición de Helvetius, por la cual la educación y la libre discusión eran el mejor remedio contra la intranquilidad social. Por lo tanto, cualquier experimento en la educación pública podría conducir a cambios en al cantidad de explosiones sociales. Es más, estaban convencidos de que la educación podría reducir la intensidad y la frecuencia de las mismas.
Opiniones a cerca de la educación de algunos pensadores clásicos:
■ADAM SMITH
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■ (1723-1790)
La Riqueza de las Naciones fue escrita a comienzos del proceso de industrialización, en un ambiente donde todavía existía un fuerte predomino de la agricultura. Una agricultura, no como la de EEUU después de la guerra civil, altamente capitalizada y mecanizada, sino con gran preponderancia del trabajo manual. Por otra parte, la industrialización dependía entonces de condiciones educativas previas muy esparcidas y complejas. En este medio, los gastos en educación, relativamente grandes, se justifican con bases no económicas, ya que no es de esperar que esta inversión en educación produzca grandes frutos y por ende debería considerarse como consumo. Es decir, el medio ambiente agrícola del siglo XVII era ya un factor limitativo a los gastos en educación, ya que restringía la rentabilidad esperada de los mismos. Este hecho llevó a Smith a restar importancia a la educación. Las limitaciones que el predominio de agricultura imponían a los beneficios económicos de la educación son la mejor explicación de por qué Smith, ferviente creyente de la Igualdad de las Dotes Humanas, no justificó su apoyo a un vasto programa de educación pública basándose en las ganancias que la sociedad puede obtener de elevar enormemente la capacidad de la misma con un proceso educacional.
Si su psicología educacional no lo llevó a sostener un plan de educación pública, entonces ¿cuál fue el motivo? Smith remarca en su libro la gran ventaja que la sociedad obtiene de la división del trabajo. Sin embargo no todos los efectos de la misma son positivos, existe una secuela dañina sobre la clase trabajadora, que él denomina "embrutecimiento progresivo" y que Smith considera el costo ineludible del progreso. Este costo se origina porque la división del trabajo hace que las tareas de la masa trabajadora se reduzcan a unas pocas operaciones muy sencillas. Esto causa que un hombre pase su vida ejecutando siempre las misma tareas, no ejercite su capacidad inventiva, "pierda el hábito de esa potencia y se haga todo lo estúpido e ignorante que puede ser una criatura humana. " Según Smith, además el hombre "adquiere la destreza de su oficio particular a expensas de sus virtudes intelectuales, sociales y marciales. " Este costo es especialmente alto, cuando se asume la igualdad de las dotes intelectuales. Por esto, Smith concluye que estas consecuencias nocivas, subproducto necesario del progreso económico, pueden ser contrarrestadas por la educación pública. Por esta razón, él consideraba de segunda importancia los detalles del plan de estudio, ya que se interesaba por la educación mas por la búsqueda de la moral, la paz social y de las mejoras cívicas que por la búsqueda de habilidades en desarrollo.
Esto ultimo se ve bien explicado en su libro, La Riqueza de las Naciones, en donde expresa: "[...] Aun cuando el Estado no obtuviese ventaja de la instrucción de las clases inferiores del pueblo, merecería su atención al propósito
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