LA MOTIVACION EN LA ESCUELA Y EN LA ONG
TUTYMTZ18 de Enero de 2013
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LA MOTIVACIÓN EN LA ESCUELA Y EN LA ONG:
SIMILITUDES Y DIFERENCIAS EN LA PERSPECTIVA DEL ALUMNADO
Carla Marlise Silva Nadal
Estudiante del Máster en Educación del Programa de Postgrado de la Facultad de Educación de la PUCRS;
Licenciada en Letras/ Español por la PUCRS; Graduada en Empresariales por la FAPCCA
Profesora de Español de escuela privada y de ONG. Teléfono: (00-55-51) 3334-4736 carlamsn@terra.com.br
Prof. Dr. Bettina Steren dos Santos
Doctorado en Psicología por la Universidad de Barcelona, España
Profesora del Programa de Postgrado de la Facultad de Educación de la PUCRS.
Teléfono: (00-55-51) 3320-3500 - bettinast@terra.com.br
Suelci Pereira Silva
Graduada en Derecho por la UFRGS, Auditora Fiscal de la Seguridad Social
Coordinadora del Programa Adolescente Aprendiz. Teléfono: (00-55-51) 3334-4736 suelci@terra.com.br
Palabras clave: motivación, educación comparada, enseñanza, aprendizaje
INTRODUCCIÓN
Muchas son las quejas del profesorado en lo que concierne a la motivación de sus alumnos. Sabemos que los individuos, idiosincrásicamente, orientan sus vidas y se desenvuelven teniendo en cuenta diferentes intereses y pautas de actuación. La motivación o su ausencia influye, decisivamente, en las relaciones vividas en el ambiente educacional, formal o informal, y en el aprendizaje, además de otros factores.
Creemos, así como Freire (1979, traducción nuestra) que “la educación ocurre en las calles, en los bares, por fin, en todos los lugares: está dotada de sentido y debe buscar el diálogo conflictivo en favor de la construcción crítica”.
Considerando esos aspectos es necesario, antes de seguir con el tema, traer algunas definiciones de motivación, para ratificar los argumentos que serán planteados en esta investigación en función del problema definido.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2003), motivación es el “Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia.” Huertas (2006, p.48), completa esa definición añadiendo dos aspectos más:
El primero hace referencia a la necesidad de enfatizar que la motivación se entiende como proceso psicológico (no meramente cognitivo, la energía que proporciona la motivación tiene un alto componente afectivo, emocional) que determina la planificación y la actuación del sujeto. El segundo es que sólo se puede aplicar con propiedad y gusto el concepto de motivación cuando nos referimos al comportamiento humano que tiene algún grado de voluntariedad, el que se dirige hacia un propósito personal más o menos internalizado.
Para Huertas (2006, p. 51), “la motivación es el motor y la energía psíquica del individuo, la agencialidad humana es lo que da el octanaje a esa energía. Cualquier acción voluntaria tendrá un determinado octanaje; cuanto mayor sea, más moverá al individuo, más satisfecho estará”.
Segundo Alonso Tapia y Fita (2004, p.77, traducción nuestra) “la motivación es un conjunto de variables que activan la conducta y la orientan en determinado sentido para poder alcanzar un objetivo”.
La motivación ocurre dentro de un contexto y por eso es necesario reflexionarla como un movimiento que ocurre y se orienta interna y externamente según determinadas circunstancias. En este sentido Santos y Dalpiaz (2007, traducción nuestra) resaltan que
los procesos motivacionales están constituidos por un sistema complejo que se establece a partir de diferentes elementos, tanto del propio sujeto, intrínsecos, como de variables externas, extrínsecas. Es decir, la motivación del ser humano debe ser entendida en su globalidad, pero percibida desde su singularidad.
La desmotivación de los estudiantes en las escuelas es notoria y está cada vez más frecuente en los ambientes de enseñanza. Llevando en cuenta este panorama pensamos ser importante comparar dos contextos distintos en los cuales los estudiantes participan: la escuela y la ONG. En los dos hay una planificación de las actividades, objetivos definidos, obligaciones y reglas que deben ser observados, pero en la ONG, al contrario de la escuela, los escolares tienen participación en la toma de decisiones con relación a la elaboración y ejecución de las clases, ya que la educación ocurre en un ambiente educativo informal. Nuestro objetivo, por tanto, desde una perspectiva comparativa, fue conocer cuáles las motivaciones de los escolares en los dos espacios con respecto a sus expectativas, a la postura del docente en clase, así como si su motivación está orientada a la obtención de resultados positivos, al aprendizaje o a la evitación del “fracaso”.
Considerando los aspectos supra citados, entrevistamos 62 adolescentes, en la franja etaria comprendida entre los 15 y los 17 años de edad, que frecuentan simultáneamente las escuelas públicas de Porto Alegre/Brasil y un programa de aprendizaje en una ONG en la misma ciudad.
Cada ser humano se revela en distintas internalizaciones y subjetividades impares, que lo caracterizan y lo identifican con exclusividad. Ya sea por los procesos motivacionales vivenciados por el individuo, en los diferentes contextos sociales y culturales, o por las características individuales de cada persona, el ser humano se constituye en la diversidad. (SANTOS y DALPIAZ, 2007)
Los resultados obtenidos en esa investigación, a través de un análisis cualitativo, señalan, además de otros aspectos, que la motivación de los alumnos está profundamente involucrada en la motivación del docente, pues la sinergia deriva de esta interacción.
Abordaje metodológico
En el acto de escribir subyace la presunción de comunicar algo relevante a un lector que, en un primer momento, es el propio sujeto-autor y posteriormente sus eventuales compañeros de diálogo: los demás lectores.
La elección por un paradigma en detrimento de otro desvela mucho de nosotros mismos: el conocimiento enciclopédico, las creencias y nuestra visión de mundo, ya que de esa manera revelamos nuestra identificación con algunos referenciales teóricos.
La lectura y la (re)interpretación del habla del otro pueden convertirse en un placentero ejercicio de leerse a sí mismo, puesto que nuestras inferencias están ancladas en los aportes teóricos por nosotros construidos a lo largo de nuestra vida profesional y en la experiencia sensible con el entorno. La latencia, aquello que está implícito, y lo manifiesto, lo textualmente dicho por los sujetos, nortean la tejedura de la investigación y, en algunos momentos, nos conducirán al cambio en la ruta previamente proyectada. Sin embargo lo que transforma lo latente en manifiesto es la percepción que los sujetos tienen al captar lo nuevo emergente. (NADAL, 2006, traducción nuestra)
Considerando esos aspectos, realizamos un estudio cualitativo descriptivo, en el cual los datos se recolectaron a través de cuestionarios (Anexo 1) y, como abordaje metodológico utilizamos el análisis textual discursivo que, según Moraes (2003), está compuesto de tres elementos: la unitarización, la categorización y la comunicación. El autor utiliza la metáfora “una tempestad de luz” con la finalidad de “crear una imagen que traduzca el modo por el cual emergen nuevas comprensiones en el proceso analítico, atingiéndose nuevas formas de orden con la participación del caos y del desorden”.
El análisis textual discursivo está organizado alrededor de cuatro focos (MORAES, 2003, pp.1-2, traducción nuestra)
1- Desmontaje de los textos: es también denominado de proceso de unitarización. Implica examinar los materiales en los detalles, fragmentándolos hacia la obtención de unidades constituyentes, generalmente enunciados referentes a los fenómenos estudiados.
2- Establecimiento de relaciones: es el proceso denominado de categorización. Implica construir relaciones entre las unidades de base, combinándolas y clasificándolas, buscando comprender cómo esos elementos unitarios pueden ser reunidos en la formación de conjuntos más complexos: las categorías.
3- Captando lo nuevo emergente: la intensa impregnación en los materiales de análisis desencadenada por los dos estadios anteriores posibilita la emergencia de una comprensión renovada del todo. La inversión en la comunicación de esa nueva comprensión, así como de su crítica y validación, constituyen el último elemento del ciclo de análisis propuesto. El metatexto que resulta de ese proceso representa un esfuerzo en explicitar la comprensión que se presenta como producto de una nueva combinación de los elementos construidos a lo largo de los pasos anteriores.
4- Un proceso autoorganizado: el ciclo de análisis descrito, aunque esté compuesto de elementos racionalizados y de algún modo planificados, en su conjunto constituye un proceso autoorganizado del cual emergen nuevas comprensiones. Los resultados finales, creativos y originales no pueden ser previstos. Pese a eso, es esencial el esfuerzo de la preparación e impregnación para que la emergencia pueda concretizarse.
Sujetos
Los participantes de esta investigación son adolescentes de 15 a 17 años de edad, provenientes de las camadas pobres de la ciudad de Porto Alegre, estudiantes de secundario de escuelas públicas. Dos veces por semana frecuentan un programa de aprendizaje en una ONG de la misma ciudad. Los otros días, en el turno inverso al de la escuela, son aprendices (trabajan) en empresas estatales,
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