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LAS GRANDES RELACIONES ENTRE ALUMNOS Y MAESTROS EN LA ESCUELA SECUNDARIA TECNICA

  •  11 de Julio de 2017   •  Ensayo

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LAS RELACIONES ENTRE LOS ALUMNOS Y LOS MAESTROS EN LA ESCUELA SECUNDARIA.

Las interacciones que se establecen dentro de los salones de clase son uno de los aspectos más importantes en el proceso educativo y facilitan o dificultan la eficacia en la labor docente y el rendimiento académico de los estudiantes; están ligadas indudablemente a la forma de organización y control, compromiso y tolerancia que tiene el docente frente al grupo, pero además, a la seguridad y aceptación personal que el maestro tenga de sí mismo y de su profesión.

Dentro de la escuela secundaria se desarrollan vínculos entre la relación maestro -alumno los cuales pueden ser fructíferos si se basan en el respeto, el diálogo, la comunicación y la confianza; o negativos cuando se le falta el respeto al profesor o se reta su autoridad frente a sus compañeros docentes, sus alumnos o los padres de familia.

En lo que respecta a este último rubro, podríamos suponer que el adolescente no puede utilizar el poder dentro de una institución que históricamente lo ha adjudicado y depositado en el profesor, pero no es así; los jóvenes dentro de la clase forman grupos de resistencia que se fortalecen conforme sus miembros van adquiriendo seguridad y liderazgo.

En consecuencia, la autoridad docente se percibe totalmente desdibujada, no existen límites, el profesor se siente desconcertado, minimizado, sin saber cómo actuar; da la impresión de que no encuentra cómo lograr que su autoridad sea reconocida dentro de esa relación maestro-alumno; el control del grupo, la disciplina y el respeto son saberes fundamentales de los docentes que, al parecer, en esos momentos están perdidos.

Es así como el desafío a la autoridad se vuelve abierto, ya no se oculta como en los niveles educativos anteriores cuando a espaldas del profesor se le hacen gestos o se le imita, no sin el temor a ser descubierto.

En estos momentos de la vida del adolescente en la escuela secundaria, desafiar la autoridad del maestro frente a los demás compañeros del grupo le da un estatus dentro de éste, al mismo tiempo que le permite adquirir seguridad y confianza por sentirse aceptado y respetado dentro de su grupo de iguales, mientras que la energía de los profesores, en su afán de implantar esa autoridad, decae rápidamente.

Además, a diferencia de la educación primaria, donde solamente había un profesor con el cual interactuar, sucede que al llegar a la escuela secundaria el alumno tiene que sortear características diferentes de, por lo menos, nueve o diez maestros, y poco a poco va descubriendo cómo puede comportarse con cada uno de ellos.

Aunado a esto, como parte importante están los padres de familia, porque los comportamientos que muestran los adolescentes son, o no, de alguna manera avalados por ellos.

En las relaciones maestro-alumno, el concepto que los padres tengan de la escuela y de los profesores, de la disciplina y cómo debe ser aplicada, de las expectativas en la formación de sus hijos, se verá reflejado en la conducta que los jóvenes manifiesten frente a los docentes.

Algunos padres de familia comienzan a ver en la escuela un lugar de custodia y retención y no un espacio donde se asiste para aprender con un necesario compromiso de su parte, del alumno y de los maestros; no admiten que el aprender requiere tiempo, esfuerzo y dedicación; ven al profesor como un prestador de servicios y no como un modelo a seguir, y esto tiene íntima relación con la desvaloración ante la sociedad que han sufrido los docentes en los últimos años.

En relación al medio socioeconómico donde se ubique la escuela, aunque hace no muchos años se consideraba que los profesores que prestaban sus servicios en instituciones particulares o en escuelas donde asistían hijos de padres educados, eran los que sufrían con frecuencia agresiones y reclamos, en estos momentos el número de docentes que viven situaciones similares va en aumento.

Otro factor determinante es la marcada difusión de los derechos del niño y del adolescente. En la actualidad se ha hablado mucho al respecto pero pareciera que nos hemos olvidado de que todo derecho implica una obligación. Sucede entonces que el adolescente está embrollado en esta situación porque nadie le ha hecho reflexionar acerca de los derechos que tienen los padres, los maestros, o los adultos en general; tampoco acerca de las obligaciones que tiene para con la familia, la escuela y la sociedad.

En conclusión considero que las relaciones que se desarrollan dentro del vínculo maestro – alumno, pueden ser afectadas por la minimización de la autoridad del docente, el concepto que tengan los padres del profesor, la mal interpretación que hacen los adolescentes de sus derechos, entre otros. Sin embargo, atribuyo principalmente al docente el desarrollo de relaciones fructíferas con sus alumnos, debido a que es él quien hace prevalecer su autoridad dentro del salón de clases para el adecuado funcionamiento de éstas.

LAS LIBERTADES

¿Realmente existe la libertad? El planteamiento de este tema ha sido objeto de discusión entre filósofos de todos los tiempos.

Yo me pregunto si lo que he realizado desde que tengo uso de razón, o lo que tengo planeado realizar como proyecto de vida, es, o será producto del ejercicio de mi libertad, o es el triste resultado del movimiento de los hilos que el destino, la naturaleza o como se le llame, haga de mi vida. Para muchos hay la creencia de que todo está determinado y escrito en el libro de Dios y no queda más que la resignación, para otros, en el extremo opuesto, piensan que el ser humano es completamente libre de hacer lo que le plazca; en fin, hay toda una gama entre estos extremos. ¿Cuál es la realidad?, ¿existe lo que se llama libertad?, ¿qué es este concepto? En las líneas que sigue trataré de aclararlo.

Para unos, la libertad significa la ausencia de ataduras humanas; otros encuentran la libertad en la democracia; para muchos, la libertad es poder decir y hacer lo que mejor les parece; para otros, es no estar esclavizados. Los romanos decían: “la libertad es la facultad de hacer lo que el derecho permite”. Desde la perspectiva religiosa, específicamente el cristianismo: la libertad es simplemente la verdad de Jesús. Ya que él dijo “si vosotros permaneciereis en mi palabra. Seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. En la revolución francesa: “la libertad es la facultad de hacer todo aquello que no perjudique a otro”.

Según el diccionario enciclopédico de la lengua española; “la libertad es la facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo, es el estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro; es la falta de coacción y subordinación; es la facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres”; como se aprecia, la libertad tiene un concepto amplísimo ya que pude referirse a las cosas del mundo de la naturaleza, al mundo religioso y al mundo de la cultura. Según un autor, Soler, “si algún concepto hay cuyos atributos sean infinitos, inagotables, ese concepto es el de libertad”.

No cabe duda que es fascinante este tema, y basándome en el filósofo Antonio Millán Puelles lo enfocaré de una manera sencilla y que a mí me parece correcta.

Libertades innatas y adquiridas.

Hay libertades innatas como el libre albedrío, y adquiridas, como la libertad moral y las libertades políticas. Tanto las innatas como las adquiridas no se oponen sino que se implican o presuponen. Por ejemplo, las libertades políticas adquiridas tienen valor si el libre albedrío de las personas lo acepta, en caso contrario no sería de libertad sino una imposición del gobierno que va de acuerdo con la cita de Jean Paúl Sartre (1905-1980) cuyo existecialismo le hace decir: “la verdad humana comienza al otro lado de la desesperación”. Lo cual desde luego no es cierto si se ejerce la libertad verdadera o libertad moral.

En el dominio de las pasiones debe haber el vigor suficiente para impedir la turbación del alma por la pasión del cuerpo. Siendo la pasión “movimiento apetitivo de la potencia sensible, procedente de la imaginación de un bien o de un mal”. Este cuerpo de san Juan Damasceno es como algo psicosomático, no meramente corpóreo, ya que el apetito sensible es facultad también anímica y no solamente orgánica. Lo que hay que procurar es una serena, pero sabía disciplina de las costumbres. El libre albedrío puede intervenir de dos maneras, conscientemente, dejar que la pasión se desarrolle o bien desviando de ella la atención para así aminorarla o excluirla. Este es un verdadero acto de libertad moral, empleando las virtudes morales de la templanza y de la fortaleza, así como el de la aplicación de la prudencia, sus actos serán justos. La verdadera libertad es la libertad moral, con el dominio de las pasiones y la elevación al bien común.

La elevación al bien común es despojarse del egoísmo individual y cooperar por el bien de todos. Aunque el egoísta a lo mejor no estaría de acuerdo, por su estrechez de miras, la subordinación del ser humano al bien común, no lo rebaja sino que lo enaltece, podrán existir algunas contrariedades, pero a corto, mediano y sobre todo a largo plazo, el progreso del hombre es evidente. Hasta por mera conveniencia se debe despojar del egoísmo. La superioridad del bien común sobre el particular

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