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La Escuela Como Unidad Educativa


Enviado por   •  14 de Octubre de 2014  •  3.959 Palabras (16 Páginas)  •  245 Visitas

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“LA ALEGRÍA DE EDUCAR”

JOSEP MANEL MARRASÉ

INTRODUCCÓN

La lectura de este libro no se trata de un manual a seguir para ser un buen profesor, sino que proporciona instrumentos para hacer de nuestra profesión algo placentero, lleno de satisfacciones en descubrir en cada alumno su lado humano antes efectuar la enseñanza de conocimientos; frase enunciada en el prologo de este libro por la Pedagoga y escritora Eva Bach Cobacho.

La tarea diaria como docente consiste en descubrir a cada alumno, en conseguir clase a clase, gesto a gesto, ejemplo tras ejemplo, y que los alumnos consigan ser únicos y que, a la vez, sean conscientes de su responsabilidad social, orientada a los demás. Lo cual resulta una tarea complicada, pero llena de mágia, creativa, apasionante y llena de satisfacciones. Además tenemos que reflexionar y pensar en ejercer nuestro papel cada vez mejor, enseñando mejor, aprendiendo mejor a aprender: éste es el objetivo central.

Se menciona que el aula debe ser un espacio lleno de ilusiones, creatividad, motivación para que los alumnos se sientan en plena confianza para que sean capaces de mostrar sus sentimientos, su sentir, su pesar; ya que como docentes debemos fomentar en nuestros alumnos esa confianza, que sientan este espacio como algo de su agrado durante la estancia en la escuela. De esta manera será más sencillo su proceso de enseñanza-aprendizaje después de haber logrado despertar su lado humano lleno de sentimientos y más aún en la etapa de adolescentes.

Tenemos que atender a la necesidad de formar personas éticas, creativas, que den lo mejor de sí mismas, y para ello tenemos que ocuparnos de identificar anhelos, proyectos, destrezas. En las aulas, a veces cuesta detectar las ilusiones y los deseos de nuestros alumnos, que conforman su motor mental, el principio innato que los incita a la superación. Educar en la actualidad significa saber detectar estas ilusiones un tanto adormecidas por un nocivo exceso de comodidad, que a veces los paraliza y les resta capacidad crítica.

Existen docentes que pueden tener sus mejores herramientas de trabajo, pero carecen de la habilidad para lograr captar el interés de los alumnos al dar la clase, mientras que existen otros que con las herramientas mínimas como lo son el pizarrón y el gis logran despertar de manera impresionante el interés de los educandos. Menciona la siguiente frase: No es posible mejorar los recursos emocionales y cognitivos de nuestros alumnos si no mejoramos los nuestros. Si se quiere tener una educación de calidad, se debe tener la capacidad de crear de motivar.

Se afirma que la educación determina el futuro de las gentes, de las personas, del mundo. La excelencia educativa condiciona, sobre todo, la felicidad y el equilibrio personal, el de cada uno de nosotros. Enseñar no existe un criterio universal; tenemos que partir, pues, de la humildad, de intentar aportar entre todos un poco más de luz o, por lo menos, unos trazos elementales, una guía básica.

Las verdades más sencillas son las menos discutidas. Los mecanismos que nos permiten pensar, nuestros sentidos, nuestra capacidad de amar, los mitos y complejos que nos pueden condicionar. Este conjunto define nuestra personalidad y nos hace reaccionar de una forma lenta más o menos predecible o súbita e inesperadamente.

Estaba estudiando el tercer curso de Ciencias Químicas y necesitaba trabajar. Ya había impartido muchas clases particulares y hacerlo me agradaba. Pero cuando entré en la primera aula se abrió otro universo, con muchos más matices, más cuestiones que atender, más caras que observar, más mentes que cultivar. La primera hora, con el grupo más numeroso: casi cuarenta adolescentes que intentaban comprender las bases de la Física y de la Química. El impacto fue enorme; sentía que la responsabilidad me superaba. Tuve paciencia, y tenía ilusión, quería que supieran, que entendieran, que se educaran. No existían soportes audiovisuales ni ordenadores; solamente la tiza, la pizarra y dosis abundantes de energía. Aprendí también a gestionar mis emociones, mi voz, mi expresión, y me fui interesando cada vez más en ellos como personas. Entrar en un aula fue y sigue siendo una experiencia única.

Enseñar es, conducir a la mejora, optimizar, ampliar el horizonte. Se trata de que las generaciones futuras estén formadas por personas más éticas, más felices y más competentes que nosotros. Enseñar es conseguir avances en cada uno de nuestros alumnos. Y hacerlo bien o aproximarnos lo más posible a ello requiere analizar, contrastar, innovar; cada día, cada clase, nos ofrece algún punto de interés y alguna cuestión que mejorar.

Tenemos que sentir el aula, hacerla nuestra, convertirla en un espacio con vida propia, sumergirla en una actividad continua y apasionante. Nada de esto es posible sin gestionar las emociones; todo nuestro pensamiento y nuestras acciones tienen que estar orientados a conseguir que la imbricada red emocional de cada alumno se ponga en marcha; enseñar consiste en activar las diferentes redes y las conexiones entre ellas, la red social del aula. Enseñar parece, un proceso de investigación, a un proceso constante de búsqueda y mejora.

Con el autocontrol emocional perseguimos una graduación idónea de las emociones, que nos hagan sentir bien y hagan sentir bien a los que nos rodean, tenemos que adecuar nuestras propias emociones a las señales sensibles que recibimos, con el fin de crear un ámbito de afectos y complicidades; si lo conseguimos, la clase va a funcionar.

La gestión emocional es en cierta manera equivalentes a los mecanismos de gestión de la atención, de la energía mental y otros relacionados. Para estar pendientes de estos aspectos, tenemos que conocer al alumno desde el primer día de curso y tomar medidas a diario para paliar desequilibrios y aumentar su ilusión y su esfuerzo. Hemos nombrado incluso la gestión del descanso, que influye decisivamente en su rendimiento, al igual que la alimentación.

Hablo con mis alumnos de estos temas; les aporto sugerencias, les aconsejo y comento con las familias las horas que duermen y su dieta. Les comento que a primera hora, lo mejor es ducharse y tomar un zumo de naranja con azúcar –si puede ser natural–, alguna tostada y un vaso de leche. Todo esto, después de un buen descanso. Hay que cuidar el cuerpo

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