La Marginalidad, Limite de la Educación y el Trabajo

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Dirección General de Cultura y Educación

Dirección de Educación Superior

ISFD Y T N°10 “Dr. Osvaldo Zarini”

Tramo de Formación Pedagógica

Espacio curricular: Política y Legislación y Administración del S.E.A -

Problemas del Trabajo Profesional Docente

Docente a cargo: Cuchan Natalia- (Echenique Mariana)

Introducción

“Aquellos que privilegian el derecho de aprender otorgan al estado un papel principal ya que debe garantizar el cumplimiento del derecho a la educación a través de su función legislativa, de su papel de docente como prestador de servicios educacionales y de acciones directas e indirectas de apoyo técnico y financiero a las provincias. En cambio las posturas que enfatizan el derecho a enseñarotorgan al estado un papel subsidiario ya que debe promover, en primera instancia el derecho original a educar que corresponde a los padres, a las iglesias y los particulares; solo debe intervenir allí donde la actividad privada no alcance” (Paviglianiti, 1991)^[1]

En el contexto de este fin de siglo, la relación entre las competencias adquiridas en la educación y la inserción laboral se hace aún más crucial que lo que fue en el pasado. La globalización de la economía exige una fuerte competitividad; las transformaciones tecnológicas y la gestión de los recursos humanos obligan a un gran número de trabajadores a desempeñar una diversidad de tareas de cierta complejidad, y exigen capacidades analíticas y de resolución de problemas. Todo ello señala el ámbito de la articulación entre la educación, la capacitación y el mundo del trabajo como un problema crucial para la sociedad.

Desarrollo

Parece relevante plantearse cuáles son los grupos sociales críticos, o sea aquellos en los cuales deberían focalizarse los esfuerzos para evitar que la carencia de competencias para el mundo del trabajo provoque una exclusión de largo plazo. Exclusión que tiende a formar núcleos duros de desocupación, con sus consecuencias: retracción de la educación, aumento de la delincuencia y procesos de autodestrucción.

 El grupo de adolescentes y jóvenes que entran en el mercado de trabajo: es el más perjudicado ya que ellos tienen que encontrar puesto. La calidad del sistema educativo,es deficiente si bien se ha impuesto un ciclo secundario  obligatorio, las condiciones de aprendizaje y sus resultados son muy diferentes según la región y el origen socioeconómico de los alumnos. Además, la deserción castiga diferencialmente a los chicos de hogares carenciados y de áreas marginales, los que tienen una posibilidad mucho mayor de abandonar tempranamente la escuela. Aun los que logran ingresar a la escuela media, es muy probable que deserten antes de la finalización del ciclo, de modo que son excluidos del sistema educativo formal antes de adquirir habilidades esenciales para el ingreso al sistema laboral.

Esta acumulación de factores configuran un grupo social especialmente crítico: el de los adolescentes provenientes de hogares en situación de pobreza, que tienen urgencia por generar ingresos desde edad temprana y sólo pueden integrarse en los casos en que lo consiguen, en los trabajos más marginales y precarios, que son precisamente aquellos en los que el aprendizaje en el trabajo y el valor de la experiencia son menores.

En las últimas décadas en Argentina se generó una notable expansión educativa. Se perciben altas tasas de no escolarización y de aquellos que dejaron la escolaridad antes de haber finalizado la escuela media (entre los 15 y 19 años de edad). Entre los adolescentes que asisten a la escuela, se observan fenómenos de sobre-edad, indicador de repetición. Si bien los adolescentes de hogares pobres, al igual que sus pares no pobres, ingresaron al nivel primario en la edad correspondiente (6 años), y tienen tendencia a completar el ciclo, tienden a hacerlo por encima de la edad prevista de finalización.

La temprana inserción en el mercado de trabajo, anterior a los 12 años (como ayuda familiar, o acompañando a sus padres), y en el caso de las mujeres, las situaciones ^[a]de sobrecarga doméstica (deben cuidar a sus hermanos, o suplir a sus madres en las tareas del hogar) son los factores que dificultan la actividad escolar, y se asocian a estos bajos rendimientos. Si bien la asistencia hasta la finalización del ciclo primario de los adolescentes de hogares desfavorecidos está acompañada del apoyo familiar necesario que lo posibilita, a su término, la presión familiar  que se dirige a muchos de estos adolescentes provoca que sean generadores de ingresos para el hogar, y los exhortan a abandonar la escuela en pos de ganarse el sustento diario.

En estos casos, se consume antes el tiempo que la sociedad destina a la formación educativa. Sólo una minoría de los adolescentes  provenientes de hogares desfavorecidos dedica el período de su adolescencia a formarse dentro del sistema educativo.

Es decir pasan a ser marginales dentro del sistema de educación formal, ya que se retiran del mismo antes de que las habilidades básicas se hayan consolidado, y no logran la permanencia en el sistema de educación formal no logrando así el acceso ni la adquisición de  habilidades.

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