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La Ruta de los Diarios de la Practica en la Formación Docente


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2022  •  Resúmenes  •  3.465 Palabras (14 Páginas)  •  57 Visitas

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La Ruta de los Diarios de la Practica en  la  Formación Docente…

Apunte de cátedra. Trayecto de la práctica pedagógica. Prof. Jorge Mamaní.2021

El diario de campo como escritura narrativa de lo vivenciado en el proceso de práctica, permite que los estudiantes puedan identificar el nivel y desarrollo del sentido crítico construido respecto de la experiencia en campo, al tiempo de ser un pedestal para permitir que la formación planificada tome sentido en la experiencia.  Recuperando la experiencia diaria e incluyendo estrategias que favorezcan el análisis profundo de las situaciones y la toma de posturas es posible promover el desarrollo de competencias para la reflexión y la crítica de los futuros profesores.

El diario como tal (léase diario de campo, diario reflexivo, diario de prácticas) debe ser considerado una estrategia de enseñanza reflexiva que permitirá a los estudiantes que se inician en el acercamiento a las experiencias de la práctica docente y la práctica pedagógica, estimular el desarrollo de competencias reflexivas y críticas en los futuros docentes mediante la escritura narrativa y su posterior recuperación y análisis de lo vivenciado. De acuerdo con Zabalza (2002) las prácticas son «un componente trasversal de la formación que debe afectar y verse afectado por todas las materias del plan de estudio». En esta misma línea, el autor afirma que desligar el practicum[1] de éstas significa naturalizar la disociación y perder el sentido de los contenidos, metodologías y referencias en el proceso formativo. [2] 

El diario de prácticas diseñado por los estudiantes se vuelve una de las estrategias y cobra significado, en tanto se reflexione sobre la práctica, es un trabajo de carácter introspectivo, crítico e investigativo al mismo tiempo. Estas son potencialidades del diario, concebido como un documento personal y autobiográfico que pretende la indagación sobre el pensamiento de quien se expresa a través de él, lo cual hace manifiesto un estilo docente y permite la valoración de las acciones mediante el análisis de las prácticas. (Zabalza,1991).[3] 

De este modo, podría impulsar la descripción de la dinámica de los escenarios y un análisis de las acciones de los estudiantes en sus prácticas, al tiempo de estimular la reflexión sobre la enseñanza, por cuanto escribir el diario requiere de la reconstrucción de las acciones vivenciadas. En la medida en que se escribe, se evocan los hechos, se justifican y pueden preverse acciones para próximas oportunidades. Por consiguiente, el diario es importante siempre que sus autores narren, describan, analicen sus prácticas y los contextos escolares donde se desarrollan, es por ello que es considerado un instrumento valioso para la reflexión.

Es conveniente agregar que el docente se concibe como un autor decisivo en los procesos formativos y escolares. De allí, la necesidad de contribuir con el desarrollo de competencias que le
permitan asumir la enseñanza en contextos de incertidumbre y complejidad como los actuales. Igualmente, es preciso reconocer la influencia de lo político, social y cultural en la construcción de ese conocimiento, influido por lo imprevisible. De acuerdo con estas ideas, se exige a los futuros docentes el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo como base elemental de su formación.

Si se considera que los diarios son herramientas para la reflexión, los mismos deben tomar valor  en los espacios  de encuentro con formadores y co-formadores, quienes devienen de manera paralela  a la experiencia de la práctica, incursionando en la socialización de relatos, diálogos profundos y analíticos, y en un distanciamiento crítico de  lo vivenciado.

Los encuentros post-experiencia permiten entrever:

  • Que los temas objeto de reflexión son variados, siendo  tanto de orden técnico como interpretativos.
  • Que son múltiples las interpretaciones que pueden  efectuarse de los diarios.
  • Que es necesario que los estudiantes aprecien los avances y debilidades de la experiencia individual.  
  • Que la narrativa plasmada debe permitir la interpretación de las acciones de enseñanza y aprendizaje, descubriendo las razones y fundamentos teóricos que guían la acción.
  • Que es necesario en todo intercambio examinar los niveles de reflexividad y los

temas reiterativos y emergentes.

  • Que los diarios tienen un valor descriptivo de las acciones desarrolladas por actores, que permite identificar unidades de análisis emergentes en los diarios.

En este sentido, se hace ilustrativa la afirmación de Zabalza, (1991)[4] quien es enfático al afirmar que el diario tiene dos perspectivas: «sincrónica y puntual», porque es una narración de lo sucedido y «diacrónica» por cuanto presenta la evolución de los hechos que se narran, de modo que la persona que escribe, registra sus opiniones, impresiones, actividades, problemas lo que permite apreciar su propia evolución, es decir, su crecimiento desde el comienzo, lo cual le otorga el atributo de documento valioso para el «autoconocimiento».

En este sentido el diario es un instrumento de gran ayuda para obtener información que permita el análisis sobre la  práctica, es “un instrumento de formación, que facilita la implicación y desarrolla la introspección, y de investigación, que desarrolla la observación y la auto observación recogiendo observaciones de diferente índole

El diario según Latorre  (1996 en Gonzalo, 2003) ejercita tres procesos formativos:

  1. la apropiación del conocimiento,
  2. la metacognición,
  3. la competencia escritural y el sentido crítico

En la apropiación del conocimiento, se refleja lo que el alumno ha aprendido y lo que requiere aprender; en la metacognición, en el diario de campo se refleja las acciones que el alumno realizó en cada escenario que se le presentó (como las resolvió y con qué lógica); la competencia escritural queda registrada en el diario de campo a través del contenido y forma de las anotaciones que el alumno realiza. Por último, el sentido crítico se evidencia en el diario de campo al utilizar estrategias que “favorezcan el análisis profundo de las situaciones y la toma de posturas” (Azalte, Puerta y Morales, 2008).[5]

Por lo expuesto se puede afirmar que el diario constituye un valioso instrumento para el desarrollo en la formación en la práctica, toda vez que permite la expresión de las vivencias y reflexiones del profesorado (o de los futuros profesores) acerca de su desempeño en el ejercicio de la docencia.

Construyendo nuestros propios diarios…

Iniciarse en la escritura de un diario de la práctica es convocarse a repensar, potenciar y recrear aquellos aspectos que se consideren más relevantes en las experiencias de las prácticas formativas; a partir de un trabajo pedagógico compartido. La propuesta es un convite para que en este caso los futuros docentes cuenten sus relatos y escuchen lo que otros viven; para escribirlo y leerlo en el lenguaje de la práctica y de la cultura escolar; para compartirlo, acopiarlo, difundirlo y aprender a construir y trasformar las lógicas de la práctica docente y pedagógica en camino de formación.

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