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La dinámica cultural


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2013  •  Tesis  •  31.835 Palabras (128 Páginas)  •  264 Visitas

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Capítulo I:

La dinámica cultural al llegar la televisión

EI televisor ha engendrado en Latinoamérica una nueva manera colectiva de ser: la cultura huachaca.

Es la creatura bastarda -huacha- de la electrónica y de la urbe, que se abre paso entre la racionalidad occidental y la tradición popular. Al comienzo parecía ser apenas un aire algo ramplón, un cierto gusto por la superficialidad brillosa y una tendencia pintoresca a durar en forma irracional. Pero pronto levanta sus propios dioses y adquiere su propio espacio en la sociedad hasta implantar una verdadera cultura.

Para apreciar las consecuencias de dicho fenómeno debe tenerse presente que cultura vendría a ser todo lo aprendido por medio de la comunicación. Es el conjunto de comportamientos socialmente adquiridos. Por lo tanto, incluye el lenguaje, las costumbres, las normas morales, la ciencia, el arte, la religión y las instituciones sociales como la familia, el mercado y la organización política.

O sea, cultura es toda acción que va más allá instinto. Comer, por ejemplo, en sí mismo no es un hecho cultural, porque responde al instinto de alimentarse, pero la manera de hacerlo si lo es, porque los utensilios, recetas y modales empleados para tal propósito corresponden a comportamientos socialmente adquiridos. Un ser humano criado sin comunicación alguna con sus semejantes, como los niños-lobos perdidos en los bosques, carece enteramente de cultura. Sólo lo mueve el instinto y al darle una gallina, reaccionará como cualquier vertebrado carnívoro en estado salvaje. Le clavará sus dientes caninos en el cogote y le chupará la sangre tibia, como lo hace el lobo. Si queda con hambre, arrancará a dentelladas la pechuga del ave, sin desplumaría ni cocerla.

Ante una mujer arremeterá para saciar su impulso sexual sin poesía ni proposición matrimonial, porque el galanteo y las instituciones, como el noviazgo y la familia, que regulan la convivencia humana, son elementos culturales aprendidos en la comunicación con otros "homo sapiens".

La cazuela de ave, entonces, es una obra de nuestra cultura, porque implica un rico aprendizaje de técnicas de cocción, de recetas para combinar la papa y el cilantro, de empleo de determinados cubiertos, y de modales para sentarse a una mesa e ingeriría. Lo mismo el matrimonio, tanto el ceremonial para celebrarlo como las normas para regularlo, depende de la cultura que se tenga.

Al ser la cultura base espiritual de la conducta humana, lo que está en juego no es sólo la manera de cocinar una gallina o de redactar un contrato matrimonial; está en juego la manera de organizarla vida. La capacidad de conocernos a nosotros mismos, de entender la realidad, de adaptarse a un medio ambiente, de superar la adversidad, depende del esquema mental con que funcionemos. Y ése proviene directamente de lo aprendido, tanto en la educación formal como en otros medios de comunicación social.

En palabras del sociólogo Sorokin:

"Ningún grupo puede sobrevivir si dispone sólo de conjuntos de ideas ilógicas, inconsistentes o falaces. Si, por ejemplo, tal grupo le atribuye a la vaca las características del león y trata de lechar al león y de matar la vaca, si trata de comer lo incomible, si carece de nociones adecuadas para medir el tiempo y el espacio, si sus normas de conducta son contradictorias, si sus creencias mágicas y religiosas son falsas y equívocas, tal grupo no durará mucho."

Dos culturas en pugna

Ahora bien, la actual contusión mental en Latinoamérica se origina en una identidad desarticulada proveniente de dos culturas de base que llevan demasiado tiempo una contra otra, la occidental y la popular.

Por encima tenemos la cultura del conquistador. Es la civilización de la racionalidad técnica y monetaria iniciada por la burguesía europea a partir del siglo X, cuando en los "burgos" libres de a potestad feudal se consolida una clase social que no es nobleza ni campesinado. Valiéndose de su superioridad técnica, ciencia, profesiones, artes desplaza el linaje como fuente de ascenso social y asignándole primacía a dinero- banca, capital, industria se impone sobre los privilegios hereditarios. Rescata la idea del individuo como ser libre y, en consecuencia, dotado de derechos universales por el solo hecho de existir. Plantea, entonces, como idea central el ascenso del hombre a la luz del conocimiento.

El propio Carlos V, de Francia, apoyado por la burguesía que ya estaba hastiada de esa nobleza de caballeros armados e improductivos dedicados a costosos juegos de guerra, hacia el año 1368 organiza una biblioteca nacional en el palacio de El Louvre, hace traducir a Aristóteles y funda un sistema gratuito de educación pública.

Cuando un señor feudal de armadura y coraza critica tales iniciativas, ei Rey Carlos responde una frase que sigue resonando como principio orientador de occidente: "Sólo prosperará este país en la medida en que se respete el conocimiento".

Pero en Latinoamérica tal civilización penetra no tanto por virtud de ideales humanistas superiores como por obra de técnicas militares superiores con las cuales los españoles efectúan la conquista. Establecido el dominio sobre casi todo el continente, menos la Araucanía, comienza un arduo proceso civilizador para implantar los demás valores e instituciones inherentes a dicha racionalidad, como el cristianismo, la palabra escrita, la motivación profana del trabajo (en las culturas andinas se trabaja más por espíritu comunitario de contenido religioso que por incentivos monetarios), la hacienda, la producción industrial, el liberalismo, la universidad, la ciencia moderna, el consumo suntuario, la economía social de mercado y, en fin, todo eso llamado Civilización Occidental.

Pero, como se ha señalado en nuestro estudio sobre el comportamiento económico, en Norteamérica se asienta mejor la racionalidad occidental, porque los peregrinos ingleses encuentran un territorio casi enteramente deshabitado donde proseguir la evolución ideológica sin las taras del viejo continente ni los condicionantes de una cultura autóctona a la cual adaptarse No se ven obligados a cristianizar a nadie Las escasas tribus que les salen al paso no constituyen sistemas culturales significativos y los colonos anglosajones se limitan a exterminarlas o ahuyentarías hacia el oeste.

En cambio, al sur del Río Grande de México la situación es distinta, porque el conquistador europeo penetra territorios densamente

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