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La historia del derecho penitenciario


Enviado por   •  26 de Enero de 2018  •  Ensayos  •  3.612 Palabras (15 Páginas)  •  227 Visitas

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¿De dónde viene el derecho penitenciario?

Antecedentes generales

Desde los inicios de la historia del hombre se creó la necesidad de castigar las conductas antisociales, esto al crear comunidades en las cuales era necesario mantener la paz y a tranquilidad en los habitantes, buscando alejar las conductas que dañaran a otros individuos o inclusive a la comunidad en general, de aquí podemos ver como el mayor ejemplo de todo esto a ”La ley del Talión” con su más que conocido “ojo por ojo, diente por diente”, donde las penas aplicadas eran iguales al daño ocasionado por el infractor, siendo la divinidad el único capaz de dictar un sentencia diferente, pues todos debían aprender a ser justos; esto comprendido como que el castigo es un apercibimiento merecido por el infractor a causa del daño hecho, sin mediar cuales fueran las consecuencias que sobrevinieran a causa de la acción ejercida, es decir, sólo se castigaba la acción principal, no las consecuencias que se vinieran, como se ha acostumbrado en nuestros días.

Con el paso del tiempo se ve cómo la religión (sea cual sea), se vuelve la encargada de poner y ejecutar sentencias, pues es por medio de un mandato y un derecho divino. Muchas veces acusando y castigando de manera indiscriminada, pues gran cantidad de las veces se hacía una acusación y se implementaba el castigo, ya no digamos que por conveniencia de la institución encargada, como muchas veces se ha escuchado en las pláticas coloquiales, sino que una gran parte del tiempo se hacía por un bien personal, casi siempre con tientes políticos.

A través del tiempo se fue acuñando una base del derecho más “humana” por llamarlo de alguna manera esto con el llamado IUS PUNENDI, pues con esto el Estado se volvía el encargado de imponer y calcular penas, haciendo esto de una manera más “justa” tanto para el imputado, como para la víctima.

Castellanos Tena, ofrece una explicación del origen del derecho penal en su libro “Lineamientos fundamentales del derecho penal” mencionando:

"A la venganza privada se le suele llamar también venganza de la sangre o época bárbara, en el primer periodo de formación del derecho penal, fue el impulso de la defensa o la venganza a la razón esencial de toda actividad provocada por un ataque injusto... Parece natural que al revestir los pueblos las características de organizaciones teocráticas, todos los problemas se proyectan hacia la divinidad, como eje fundamental de la constitución misma del Estado. Así surge en el terreno de las ideas penales, el periodo de venganza divina... A medida que los Estados adquieren una mayor solidez, principia hacer la distinción entre delitos privados y públicos según el hecho lesione de manera directa el interés de los particulares o del orden público... Es entonces cuando aparece la etapa llamada venganza pública, o concepción política, los tribunales juzgan en nombre de la colectividad".

Con esto podemos entender que todos los derechos de la víctima, hablando directamente de la obligación del ofensor o victimario de pagar por medio de un castigo, hacen que nazca el derecho penal y éste a su vez trae consigo el derecho penitenciario, buscando que exista la pena y el castigo, partiendo de la necesidad, completamente humana, de buscar venganza, apareciendo tambien la posibilidad de generar la reparación del daño y la purgación mediante la pena, buscando un arrepentimiento real y así buscando evitar que vuelva a recaer el ofensor.

Tiempo después, en el siglo XVIII con Beccaria en su “Tratado del delito y las penas” viene a explicar cuál es el verdadero fin de la pena, pues no es el atormentar al delincuente, sino hacer que aprenda que su conducta no es lo correcto manifestando de ésta manera:

"El fin de las penas no es atormentar o afligir un ente sensible, ni deshacer un delito ya cometido... El fin, no es otro que impedir al reo causar nuevos daños a sus ciudadanos, y retraer a los demás de la comisión de otros iguales. Luego deberán ser escogidas aquellas penas y aquel método de imponerlas, que guardada la proporción hagan una impresión más eficaz y más durable sobre el ánimo de los hombres y la menos dolorosa sobre el cuerpo del reo".

Y justo de ésta época podemos denotar que desde entonces ya se sabía a ciencia cierta que la pena no era para torturar a los delincuentes, sino rehabilitarlos para que con esto se pueda volver a reinsertar en la sociedad. Poder hacer que un delincuente, cuyos errores ya han sido pagados, ya no vuelvan a recaer en la conducta antijurídica que los llevó a ser ingresados en la prisión.

El derecho penitenciario en México

En México se puede hablar de tres momentos muy específicos dentro del derecho penitenciario, si bien, éste no se denominaba de esta manera desde un principio, la base de la pena y el castigo se puede ver de manera muy notoria, aunque no de la misma manera en que se acostumbra a hacerlo o verlo en estos días, pues no son los mismos tiempos y tanto las necesidades como las prioridades eran muy diferentes.

Estos tres momentos del derecho penitenciario en México se clasificarán de la siguiente manera: 1) Época prehispánica; 2) Época colonial; y 3) México independiente.

Época prehispánica

En ésta época se podría pensar que ya existía un sistema de delito-castigo como lo tenemos hoy en día, pero la realidad es que todo esto quedaba muy lejos de lo que creeríamos, pues no se buscó de manera alguna la rehabilitación de los delincuentes, y en la mayoría de las ocasiones lo que se castigaba era la integridad física del reo, puesto que su ley penal era en extremo drástica.

Uno de los mejores ejemplos fue la cultura azteca, la cual tenía grandes avances, tanto en arquitectura, como en literatura e incluso astrología; pero en cuanto a su le penal la historia era un tanto diferente, pues los reos eran esclavizados, torturados y en el mejor de los casos, según ellos, eran sacrificados, pues esto significaba que tenían el valor suficiente como para que su sangre y su cuerpo sirviera de ofrenda para sus dioses, más en específico el Dios Sol, siendo esto el mayor honor que un ciudadano o esclavo pudiese recibir.

Guillermo Colín Sánchez en su obra “Derecho mexicano de procedimientos penales”, dice:

"En el Reino de México, el monarca era la máxima autoridad judicial y legaba sus funciones en un magistrado supremo dotado de competencia para conocer de las apelaciones en materia criminal, a su vez éste nombraba a un magistrado para ejercer

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