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La implicancia del sistema educativo


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2021  •  Documentos de Investigación  •  1.217 Palabras (5 Páginas)  •  38 Visitas

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INSTITUCIÓN: ISP Nº 2 “JOAQUÍN V. GONZÁLEZ”

CARRERA: PROFESORADO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA EN LENGUA y LITERATURA

ESPACIO CURRICULAR: TALLER DOCENTE

DOCENTE: MANERA, C. GIORGIS, N, M

ALUMNO: HUPPENMEYER, MARÍA EUGENIA

FECHA DE ENTREGA: 01/11/2021

“La escuela puede desempeñar el mejor papel en esta puesta en escena de la actitud de lectura, que incluye, entre otras cosas, un tomarse el tiempo para mirar el mundo, una aceptación de “lo que no se entiende” y, sobre todo, un ánimo constructor, hecho de confianza y arrojo, para buscar indicios y construir sentidos” (Montes, 2006, p. 9)

         Los profesores de Lengua y Literatura tenemos un papel fundamental en la sociedad. Como educadores, poseemos la capacidad de hallar entre nuestros conocimientos y bibliotecas, los materiales más adecuados para la enseñanza. No solo debemos impartir conceptos claves de la materia, sino que también necesitamos guiar a nuestros alumnos a través de diversas aventuras literarias. Los docentes somos artesanos, que progresivamente introducimos a los jóvenes en el tapiz del mundo, permitiéndoles la entrada a esa belleza cultural construida por siglos. Para lograr esto, se necesita de un guía que señale el camino, para que los jóvenes puedan acceder a una lectura comprendida, apreciada y transformadora que, a su vez, les permitirá sentirse parte de un mundo lleno de sentidos. Para llevar a cabo esta tarea, el profesor debe acondicionar el aula creando un ambiente donde los alumnos se encuentren cómodos. Como recursos puede utilizar:  disponerlos en grupos que formen un círculo dado que esto fomenta el trabajo y el aprendizaje grupal, buscar alguna palabra o guía interesante para que la lectura no sea algo rutinario, aburrido o de recreación obligatoria. De esta manera, abriremos un portal donde el educando pueda explayarse dando lugar a diversas interpretaciones logrando ampliar sus horizontes, preguntando y participando e interactuando con sus pares y el docente. Si bien, esta tarea no es sencilla porque en más de una ocasión los jóvenes no van a querer leer lo que se ha propuesto y lo verán como algo sin sentido o tedioso. Los libros son parte de una cultura que se transmite a lo largo de los años. Desde sus inicios, las sociedades siempre se comunicaron, en un principio de manera oral y repleta de significados, signos, canciones, anécdotas, recetas, tradiciones, historias, leyendas y creencias, teniendo como objetivo la transmisión cultural de generación a generación hasta llegar a la era de la escritura. Los seres humanos somos sujetos de sentidos, desde la infancia empezamos a interpretar el mundo que nos rodea, incorporando los saberes culturales de la sociedad en la cual estamos inmersos. Es debido a esto, que es importante tomar de ejemplo los talleres orales, no solo para como una estrategia para mejorar la lectura o profundizar la escucha, sino también, para continuar con uno de nuestro legado: trasmitir el apego a la cultura literaria. Un ejemplo son los de Irene Vasco mencionado por Michelle Petit en una conferencia; lo que me parece muy hermoso y deberíamos como docentes ponerlo en práctica. Al igual que nuestros alumnos, los profesores de Lengua y Literatura, poseemos una voz cargada de signos, que viaja y se instala en los oídos de los mismos.  De esta manera, ellos perciben de formas diversas aquello que les hemos enseñado, esto se debe a que cada ser es diferente y por lo tanto su interpretación también lo será. Podríamos comparar el rol docente con un jardinero, pero, de saberes, que entiende que cada semilla es única y aprecia la belleza de los diferentes colores. Además de adaptar las necesidades de riego y luz, es capaz de diseñar preciosos jardines, en los que la combinación armónica de especies diferentes representa un valor añadido. Cuando estas se transforman en plantas, tiene que encargarse de la conservación de las mismas, ya que en un jardín hay plantas que crecen con normalidad como existen otras que les cuesta más dar brotes o florecer. Ante esta situación y para que todas tengan las posibilidades de echar raíces, el jardinero les habla con palabras dulces, las riega, las coloca una al lado de la otra para que se retroalimenten, revisa que estén bien y si no lo están, intenta remediarlo con actividades variadas, así como también las abona con diferentes materiales de lectura acordes a cada necesidad. Los textos han de ser elegidos cuidadosamente, pensando en cada uno de ellos como sujetos individuales. Hay que incluir temas que son difíciles de abordar como la identidad y la ESI. En la lectura y en la oralidad se encuentran temas aún escondidos, se los busca y se los persigue hasta comprenderlos e interpretarlos con miradas enfocadas en distintos puntos personales de cada individuo que debe interaccionar con otros fuera del contexto esolar. En las páginas están lo que muchos no son capaces de aceptar. Están aquellas metáforas cuando no siempre se puede hablar con nitidez de un tema, como por ejemplo los cuentos infantiles en la época de la dictadura militar, donde se explicaba lo que sucedía utilizando elementos simbólicos. Los textos permiten el ingreso, la reflexión, invitan y aman a quienes se pasean por ellos, dándoles leves caricias armoniosas bajo el placer de amarlos. Para finalizar, el educador es un jardinero, conoce a sus plantas y las ve crecer hasta el momento de verlas partir a otras tierras, a veces la tarea es compleja porque existen algunas plantas que necesitan más cuidados que otras, es allí como el jardinero debe encargarse con mucho trabajo y vocación para otorgarles una oportunidad y no dejarlas morir. Lo mismo hace el docente, busca la oportunidad indicada a través del juego, las palabras, las rondas, las salidas al aire libre, usa recursos para introducir un tema, coloca los sucesos del presente y los relaciona con lo trabajado. El profesor usa todo lo que está a su alcance para no descuidar a sus alumnos, aunque la tarea sea ardua.  Como docentes de lengua y literatura, nuestro menester es preparar al alumno para que se inserte en la sociedad y para ello debemos darles las herramientas necesarias que le permitan interpretar y comprender la realidad, mostrarle el mundo, permitirle conocer los significados y darle la entrada al tapiz construido por generaciones, porque alguien incapaz de leer, está falto de cultura y por lo tanto, le será difícil hallar el camino adecuado.

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