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Las Planeciones


Enviado por   •  20 de Enero de 2014  •  2.365 Palabras (10 Páginas)  •  349 Visitas

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Seguimiento de caso

Jardín de niños Temachtiani

Grupo 3 B

Nombre del alumno: Crystal América Jiménez Ceh

Crystal es una niña de 5 años de edad que asiste a tercero de preescolar, la he elegido debido a que comenzó a presentar mala conducta en el aula.

Durante la jornada de prácticas anteriores Crystal presentaba una conducta buena, ayudaba a sus compañeros, entregaba todos sus trabajos y era participativa. En esta jornada de observación pude detectar que golpea a sus compañeros con frecuencia, desobedece a su maestra y a mí, cuando tratas de decirle que haga algo bien se molesta y comienza a llorar porque dice que la regañaste aunque únicamente le hayas dado indicaciones.

A lo largo de la observación me pude dar cuenta de varios aspectos que la maestra y la abuelita de Crystal me platicaron:

A Crystal la abandonó su mamá cuando era pequeña, la dejó en un orfanato en Puebla, tiene dos hermanas las cuales también fueron abandonadas, la bisabuela de Crystal es la que al darse cuenta que su madre las había abandonado fue por Crystal que era la mas pequeña de las tres y se la trajo a vivir con ella. La bisabuela es una persona mayor, se encarga de Crystal, atiende una cocina económica, en la cual Crystal le ayuda a hacer varias labores; comentó que la pone a ayudarle a atender clientes o lavar platos, otra cosa que me dijo fue que la regaña mucho y trata de portarse bien porque si la maestra le da una queja a la bisabuela ésta le pega cuando llegan a casa.

En la jornada anterior la bisabuela de Crystal nos comentó que es muy difícil para ella estar cuidando a Crystal por la edad que tiene y las enfermedades, que Crystal es muy demandante y la señora tiene varias ocupaciones, lo que hace es llevarla los fines de semana a una casa hogar donde está una de sus hermanas en Santa Rosa Jáuregui, esto lo hace con el fin de que cuando Crystal salga del preescolar será llevada a ese lugar. Nos comenta que cuando la niña llega de la casa hogar se muestra inquieta, pero a la vez contenta porque estuvo con su hermana.

En el aula Crystal tiene las siguientes conductas: golpea constantemente a sus compañeros y dice que son ellos los que le pegan. Cuando intentas regañarla te dice que le dirá a su abuelita para que te regañe y comienza a llorar. Quiere que le dediques toda la atención a ella y que le digas que todo lo que hace está muy bien. Participa en clase pero no quiere que lo hagan sus compañeros. Es muy selectiva con sus amistades solo escoge con quién jugar, si alguien llega a hacerle algo inmediatamente les regresa un golpe y va a decir a la maestra lo que ocurre. Constantemente reta a la maestra o a quien le de indicaciones.

Uno de los días que estuve observando no llevó su tarea porque la bisabuela la puso a lavar el molino de las tortillas, entonces llegó a la escuela un poco arañada y dijo que su abuela le había picado con un lápiz porque no quiso hacer la tarea, cuando la niña abrió su libreta nos dimos cuenta que la tarea estaba resuelta, pero ella aseguraba que no la había hecho por lo tanto creo que la abuela se la hizo.

Observación de la segunda jornada de práctica

Después de haber presentado estas conductas durante la jornada de práctica pasada ahora que regresé al preescolar tuve la oportunidad de estar más cerca de Crystal la cual me contó lo siguiente después de hacerle estas preguntas:

Yo.- ¿Con quien vives?

Crystal.- Con mi abuelita, mi tía y mi prima

Yo.- ¿Y tu mamá?

Crystal.- Mi mamá me dejó porque me azotó contra la pared y me pegó con un cable cuando era chiquita me dejó marcas en la espalda y a mi hermana también le pegó y solo a mi hermana Brenda la quiere.

Yo.- ¿Y tienes papá?

Crystal.- Sí, si tengo pero no se donde está.

Yo.- Entonces vives con tu abuelita

Crystal.- Si con ella vivo

Esto fue lo que me contó Crystal porque quise seguir haciendo más preguntas y en eso se distrajo haciendo una actividad y ya no quiso platicar sobre el tema.

Platiqué con la maestra sobre el asunto y me dijo que cuando le había hecho la entrevista a la bisabuela ella vio que no le dijo muchas cosas, y me dijo que cuando ha tenido problemas con Crystal prefiere no decirle nada porque le pegan muy feo a la niña, le dicen que es una chismosa y que no tiene porque andar diciendo lo que pase en su casa. Entonces la maestra ha tomado un poco de distancia en relación con la abuela y prefiere resolver los conflictos en el aula.

Ahora que regresé fueron menos los incidentes con Crystal, ella misma se acercó a mí para decirme que ya no era pegalona, que ya se le había quitado y sí efectivamente casi no golpeó a nadie esta vez.

TEORÍA ACERCA DEL CASO DE CRYSTAL CEH

Definición del niño maltratado

Proponemos la siguiente definición: “persona humana que se encuentra en el periodo de la vida comprendido entre el nacimiento y el principio de la pubertad, objeto de acciones u omisiones intencionales que producen lesiones físicas o mentales, muerte o cualquier otro daño personal, provenientes de sujetos que, por cualquier motivo, tengan relación con ella”.

Factores familiares

Respecto de la situación familiar, podemos anotar que se pueden presentar circunstancias que generan malos tratos a los niños cuando éstos no han sido deseados, cuando provienen de uniones extramatrimoniales, cuando son adoptados o incorporados a la familia en alguna otra forma de manera transitoria o definitiva, cuando son producto de uniones anteriores o cuando se han colocado en otro lugar y no se acepta su retorno a la familia original. Puede ser que los malos tratos se den en familias numerosas, en razón de carencias diversas, educacionales, de habitación, económicas, etc., aunque no siempre sucede así.

Generalmente, en las familias en que hay niños maltratados la vida es desordenada, existe inestabilidad y desorganización hogareña, desavenencia conyugal, penuria económica, enfermedades, conductas antisociales, ausencia de cuidados, ropa sucia, alimentos deficientes o mal preparados, habitaciones inmundas, embarazos no deseados, expulsiones de la escuela y, por lo tanto, desintegración del núcleo familiar.

Podemos considerar que el cuadro que acabamos de describir es el lugar en el que con mayor frecuencia se desarrollan los malos tratos a los niños; pero esto no representa una regla sin excepción; en algunos hogares bien integrados con una sólida base económica y otras características positivas, pueden darse y se dan casos de malos tratos a los niños, pero es más frecuente la incidencia en familias como las mencionadas en el presente capítulo.

Hay casos en que la situación familiar, desde el punto de vista económico y moral, es aceptable y el niño deseado y recibido beneplácito; sin embargo, es maltratado. Esto podría deberse a una falta de autodominio o a que la familia es partidaria de una educación severa.

Respecto de algunas otras formas de malos tratos, como la explotación, Carlos A. Medina cita a Ignacio Zúñiga –dirigente de Organizaciones Juveniles de la C.T.M.-, quien expresa que “ es erróneo pensar que los menores de edad ayuden a sus familias con sus esfuerzos lo que pasa es que sus propios padres los utilizan para no hacerse cargo de la responsabilidad que tienen ante sus hijos” de lo anterior podemos derivar que la irresponsabilidad paterna es una de las causas del maltratamiento de los niños.

Conductas en la escuela

Oposicionismo desafiante

Esta manifestación conductual se asocia con desajustes en la vida familiar, escolar y social del niño. Baum (1993), citado por Solloa (2001), indica que a este concepto también se le conoce como negativismo desafiante, esta alteración se caracteriza por una serie de actitudes y conductas perturbadoras recurrentes de oposición y desafío al adulto.

La Organización Mundial de la Salud (CIE-10) define que se presenta bajo un patrón de conducta hostil, desobediente, altanera y de reto a las figuras de autoridad, sin embargo, no llega al punto de atentar contra los derechos o integridad de los demás.

En ciertas etapas del desarrollo infantil la conducta oposicionista es normal, por ejemplo, entre los 10 y 11 meses de edad, cuando el bebé es capaz de alimentarse usando sus manitas se opone al uso de la cuchara, o entre los ocho y nueve meses cuando ha aprendido a reconocer rasgos faciales de mamá y papá, se va a oponer a ser abrazado o cargado por un extraño.

El desarrollo de la autonomía lleva consigo un oposicionismo natural a la dependencia o sobreprotección que a veces los padres alargan durante la crianza del hijo, este oposicionismo es sano y necesario para que el niño o el adolescente se afirmen como tales.

Sin embargo, aquí nos referimos al oposicionismo como exceso, como conducta indeseable y repetitiva, como medio para expresar frustraciones, necesidades y carencias emocionales.

Pueden diferenciarse dos tipos de negativismo: el pasivo y el activo, el primero se caracteriza por indiferencia, apatía y desobediencia pasiva ante las indicaciones del maestro o del adulto, por ignorar a quien le da una indicación, se llama también actitud de brazos caídos pero sin llegar al desafío, agresividad u oposicionismo, incluso puede decir que sí a todo, simplemente no lo realizará en su momento, difícilmente entra en discusiones.

En el oposicionismo activo, el niño confronta, se opone, reta y desafía al adulto, negándose abiertamente, acompaña la discusión con agresividad, resentimiento y enojo.

Las condiciones familiares que acompañan este exceso conductual generalmente son figuras paternas y/o maternas altamente preocupadas por el control (poder). Algunas investigaciones recientes (R. Gavietes, 1991) asocian este trastorno con depresión materna; en la escuela, prácticas educativas duras, incongruentes y negligentes; también ha servido como pronosticador, pues en Estados Unidos, Huessman (1991) refiere que los niños que presentan este trastorno en la infancia tienden a presentar problemas antisociales, violaciones a la ley, agresión doméstica y problemas de tránsito.

Conducta agresiva/violenta

La agresividad es un atributo humano, se manifiesta todos los días, es un tema que no pretende ser agotado en esta obra dados los fines de la misma, sin embargo, para contextualizar mencionaremos que así como en su momento la agresividad ha sido un impulso para la sobrevivencia humana, también sabemos que actualmente es una condición extrema que causa estragos en la convivencia social con las personas. El bombardeo de los medios de comunicación y los modelos socialmente valorados corresponden a sujetos agresivos, sobrevalorados, admirados por su conducta violenta, intransigente e incluso ególatra.

Nos referimos entonces a la conducta agresiva cuando alcanza estatus de inadaptación inadecuación y daños a la integridad de los otros; la agresividad genera relaciones destructivas e interacciones violentas que ponen en riesgo físico y social a los protagonistas. La conducta agresiva es de las que se mantiene más estable o fija a lo largo de la vida, es difícil erradicarla pues los agentes o factores que las mantienen y alimentan son diversos y bien arraigados; sin embargo, este tipo de conductas que se manifiestan en edades tempranas colocan en un grave riesgo y vulnerabilidad al menor, frente a la delincuencia, las drogas, violaciones y pandillerismo, a violencia intrafamiliar y a la reproducción de modelos violentos en sus generaciones posteriores.

La conducta agresiva del niño se asocia con diversas formas de afresion a su persona (verbal, física o psicológica), generada principalmente por sus figuras paterna- materna, por inconsistencia en los correctivos y la desproporción e incongruencia de los castigos. Las agresiones pueden ser de tipo activo o pasivo; las primeras se observan fácilmente, mientras que la agresión pasiva es casi imperceptible.

Para la conducta disruptiva (conducta problema, problemas de comportamiento)

a) Establezca reglas en el aula, eso da estructura al ambiente y beneficia al niño que no la tiene en casa.

b) No se enganche en el tú me haces, yo te hago, eso es ponerse a nivel del niño y no tiene edad ya para ello; además, va en detrimento de su figura de autoridad.

c) No caiga en los juegos de poder, eso solamente india que para usted es una necesidad refrendar su poderío, su autoridad y el control, si a cada momento necesita ejercerlo cuestiónese por qué. Está claro que usted es adulto, el modelo, el maduro y seguro de sí, no se coloque en tela de juicio en cada imposición.

d) El niño no tiene los mismos medios de expresión que usted, su conducta indeseable es la vía para pedir ayuda, ayuda real, ya que seguramente algo en su vida es inestable, negativo o caótico, averigüe, investigue y actúe de manera congruente. Aprenda a leer entre líneas los mensajes que da la mala conducta.

e) Su alumno… su espejo; sea congruente, alinee y aterrice su pensar, su decir y su actuar, eso se llama consistencia, es lo mejor que puede ofrecerle a sus alumnos, y es el mejor piso para que el niño con conducta inadecuada se tranquilice, además de la colaboración del grupo.

f) Nunca tome como algo personal las conductas indeseables y hasta desquiciantes de un alumno, si lo hace, se “engancha” y si se “engancha”, pierde el juego. Recuerde, son mensajes de auxilio al menor.

g) Cuando sienta que lo reta, no es un reto a su persona, es un reto a su figura docente, un ¿de verdad me quieres?, ¿de verdad eres buena?, ¿de verdad eres mi maestra?, ¿de verdad sabes de niños?, pues entonces a-yú-da-me, edúcame, enséñame a vivir y a participar por el bien común, ésa si es parte de su función.

h) Ignore la conducta indeseable mientras no dañe a terceros, refuerce y premie sin temor los pequeños intentos de hacer las cosas bien.

i) No caiga en los errores del complot, la aniquilación pasiva, no contribuya en el síndrome del niño pelota parchada, ni en la violencia que genera más violencia.

j) Socialice el problema, aplique el Círculo mágico y tómelo como una buena estrategia de mejora constante en las formas de interactuar de su grupo.

k) Actualícese, lea más sobre niños y aplique lo aprendido, transforme su aula en un laboratorio de tácticas grupales para mejorar las relaciones y las conductas.

Bibliografía

El niño maltratado. César Augusto Osorio y Nieto pp12, 29 y 30.

Los problemas de conducta en el aula. Patricia Frola pp30, 31, 32, 89 y 90

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