Liderazgo Moral
Sara196929 de Marzo de 2013
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LIDERAZGO MORAL (*)
CAPÍTULO I
LA CRISIS DE NUESTROS TIEMPOS
1. UN PANORAMA DE NUESTRA ÉPOCA
Vivimos una época en que el mundo ha atestiguado cambios
dramáticos y acelerados que han alterado profundamente la naturaleza
de la sociedad y la han sumergido en un estado de ansiedad y
confusión sin precedentes; una época en que podemos observar la
rápida desintegración de las estructuras mismas de la civilización;
una época en que cabalmente nos estamos dando cuenta de la situación
peligrosa del ambiente y la extrema disparidad social que
han sido creadas mediante la aplicación de modelos de industrialización
y crecimiento económico mal concebidos e irresponsables;
una época en que ideologías arraigadas y acariciadas visiones de
sociedades utópicas han demostrado ser falsas y ahora están siendo
abandonadas; una época en que a pesar de nuestros grandes
avances científicos y tecnológicos, cada día aproximadamente
40.000 niños mueren de enfermedades prevenibles; una época de
creciente pobreza, violencia y falta de esperanza.
La desunión es el punto central de los problemas que tan severamente
afligen al planeta. Penetra las actitudes en todos los aspectos
de la vida.
Los seres humanos han olvidado, al parecer, su compromiso
con los principios y valores morales; lo que ha dado comienzo a un
proceso de desintegración en el cual los nervios de la disciplina
gradualmente se relajan, la voz de la conciencia se calla, se oscurece
el sentido de la decencia y la vergüenza y los conceptos del
deber, la solidaridad, la reciprocidad y la lealtad se desvían. Esto se
evidencia en la lasitud ética y la corrupción entre los funcionarios en
( * ) Fuente: Donaires Sánchez, Pedro. Deontología Forense. Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas de la UNC, Edición 2003, Cajamarca, Perú; págs. 37 a 72.
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todos los niveles de la sociedad, tanto en las instituciones públicas
como privadas.
De hecho, podemos decir que a nivel colectivo, la desunión, y
a nivel individual, la corrupción y la falta de una moral elevada, están
en el corazón mismo de la crisis global actual.
2. LA DINÁMICA SOCIAL DE ESTA ÉPOCA
Esta edad, suponemos de transición, está caracterizada por
dos procesos paralelos que moldean dramáticamente el destino de
la humanidad y el curso de la historia. Estos procesos gemelos han
sido denominados “desintegración” e “integración”.
Aunque aparentan ser diametralmente opuestos uno a otro,
en realidad se complementan.
El proceso de desintegración nace de la insuficiencia de las
estructuras sociales y sistemas de pensamiento, anticuados para
responder a los procesos de cambio acelerado y la creciente crisis
global que ha experimentado la humanidad durante el siglo pasado.
El proceso de la integración se origina en aquellas acciones que
son una expresión de una creciente conciencia de la necesidad de
unidad en todos los ámbitos de la vida, una conciencia que está
acorde con el espíritu de la época. La acción de estos procesos
gemelos libera fuerzas que son tanto destructivas como constructivas.
A medida que estas fuerzas aceleran y amplían el alcance de
su impacto, producen cambios profundos en la vida ordenada de la
humanidad. Estos cambios inspiran tanto temor como esperanza
por el futuro.
Todos estamos muy familiarizados con los problemas que
provocan o que son consecuencias del proceso de la desintegración.
El prejuicio, la opresión de las minorías, los extremos de riqueza
y pobreza, la destrucción del medio ambiente, las enfermedades
y las altas tasas de mortalidad, la delincuencia y el crimen, la
corrupción e inmoralidad, y los sentimientos de desesperanza y de
falta de significado en la vida, no son sino algunos de los ejemplos
obvios.
En todas partes del mundo hay cada vez más evidencias del
vasto proceso de la integración. Mientras que el proceso de la desintegración
ha estado limpiando el terreno, ha habido un surgimiento
simultáneo de nuevos tipos de integración. Existen muchos
ejemplos de este fenómeno. El más sobresaliente es el de las Na3
ciones Unidas y sus diversas agencias, que han trabajado para iniciar
y sostener esfuerzos de colaboración a nivel internacional en
respuesta a las múltiples necesidades de la comunidad mundial. El
establecimiento de alianzas económicas en diferentes regiones del
mundo también son expresiones de la integración, que bien pueden
representar un preludio esencial hacia la evolución de un orden
económico más justo a escala global.
3. LA NECESIDAD DE LIDERAZGO MORAL
Las organizaciones que están haciendo esfuerzos por resolver
los problemas complejos que afligen a los pueblos del mundo han
descubierto que los medios científicos, tecnológicos y políticos no
son suficientes por sí solos. En el corazón de la crisis global que
atormenta a la humanidad, hay una crisis fundamental de valores,
que se manifiesta en las esferas sociales, económicas, políticas y
ambientales de la vida humana.
Esta crisis de valores es parte de la causa subyacente que
genera el vacío en el liderazgo moral, el cual se presenta en todos
los niveles de la sociedad.
En resumen, no son ni el dinero, ni la capacidad organizativa,
ni siquiera los conocimientos, los que faltan para mejorar el mundo,
sino el liderazgo moral necesario.
Sin embargo, es necesario definir claramente en qué consiste
el liderazgo moral. Proponemos que el liderazgo moral ha de ser un
liderazgo que está plenamente consciente de las dinámicas de desintegración
- integración que caracterizan a nuestra época y que
conscientemente se alinea con los procesos de integración; tener
una visión clara de la sociedad que se desea crear y de algunas de
las estrategias que ayudarán a lograrla, y en base a esta visión y a
estas estrategias, luchar activamente para construir una sociedad
mejor; llevar un profundo compromiso personal de luchar por la
transformación individual por medio del desarrollo y ejemplificación
de una vida basada en principios éticos y morales, caracterizado
por cualidades tanto de la rectitud como la bondad, y de luchar por
una transformación colectiva por medio de acciones que promuevan
la unidad y la justicia. Lo propuesto aquí es a manera de propuesta
base o punto de partida sobre el cual podrá elaborarse una definición
completa de liderazgo moral; como paso previo a esta tarea
debemos examinar los modelos prevalecientes, modelos mentales
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de liderazgo en los procesos de la transformación personal y colectiva.
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CAPÍTULO II
MODELOS MENTALES PREVALECIENTES
1. MODELOS DE LIDERAZGO PREVALECIENTES
Al hablar del liderazgo, siempre debemos hacerlo en el marco
del funcionamiento de un grupo. El liderazgo no puede existir en un
vacío. Existe en el contexto de un grupo.
Las tres funciones principales de cualquier grupo, las cuales
contribuyen a su buen funcionamiento, son:
1. Conservar y fortalecer la unidad del grupo;
2. Llevar a cabo las tareas para las cuales el grupo fue creado;
3. Desarrollar las potencialidades de los miembros del grupo.
Los diferentes modelos de liderazgo pueden ser evaluados
según el grado en que contribuyen al logro de estas funciones.
Podemos clasificar a los modelos mentales prevalecientes del
liderazgo en cinco categorías principales: autoritario, paternalista,
sabelotodo, manipulador y democrático. Durante el seminario 331
de Salzburgo, que se llevó a cabo en Austria en 1995 sobre el tema
de “EL LIDERAZGO: CONCEPTOS Y DESAFÍOS”, se realizó una
sencilla encuesta sobre el predominio de estos cinco modelos mentales
del liderazgo en los 35 países de donde provenían los 72 participantes.
La encuesta reveló que estos cinco modelos son muy
prevalecientes en los 35 países, lo cual indica que son comunes en
diversos entornos culturales.
A continuación se describirá brevemente cada modelo:
A) EL LÍDER AUTORITARIO
El líder autoritario da órdenes. Espera una obediencia inmediata,
exacta y sin cuestionamiento a su autoridad. Evita el diálogo y
no permite que nadie le pida una explicación acerca de sus órdenes.
El prototipo del líder autoritario se encuentra en las organizaciones
militares, aunque el liderazgo autoritario también es común
en las relaciones patrón-obrero.
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Los subordinados de un líder autoritario generalmente sienten
resentimiento, el cual puede ser expresado de manera abierta o indirecta.
Cuando el resentimiento se manifiesta de manera abierta,
eventualmente puede llevar a la rebeldía o la sublevación. Cuando
el resentimiento no se expresa, la conformidad y aparente sumisión
pueden caracterizar a la relación.
Tal como fue en los días de la esclavitud, el obrero
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