Liderazgo
marlepepe21 de Mayo de 2014
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Cuando Luis fue ingresado en un hospital psiquiátrico tenía 26 años y había sido trasladado desde una institución penitenciaria2. Luis había ingresado previamente en una penitenciaría por haber matado a su padre. Posteriormente fue trasladado a un centro psiquiátrico al ser diagnosticado de esquizofrenia.
Luis era hijo único. Su padre era músico y profesor de violín, y ocupaba un cargo importante en el conservatorio de música de la ciudad en que vivía. Su madre era profesora de enseñanza secundaria. Luis vivía con sus padres, era inteligente y bien parecido. Aparentemente no había problemas entre ellos. A los 18 años dejó los estudios, se fue de casa y se dedicó a la música. Formó un grupo de música con el que alcanzó un cierto éxito y alguna notoriedad; grabó algunos discos y dio varios conciertos. Se consideraba un genio y un músico importante, viajó mucho y vivió intensamente el mundo de la música joven. Tomaba alcohol y marihuana habitualmente, y viajaba con frecuencia. Durante este tiempo murió su madre, pero no parece que esto le afectara de forma acusada (le absorbía su genialidad y su música, y esta lo era todo para él).
El mundo de la música es efímero, y Luis pasó de la gloria a la futilidad y al olvido. Su música y sus canciones ya no interesaban. Esto le llevó de vuelta a casa, ahora sólo con su padre. La casa era grande y palaciega; también tenía un bonito y enorme jardín. Así que retornó al hogar, aunque en él faltaba la madre. El padre, contento por el regreso de su hijo. El hijo, tocado por el fracaso.
Durante el año largo que vivió con su padre, Luis no llevó a cabo ninguna actividad productiva, ni se movió de su ciudad. Sin embargo, al poco tiempo de regresar al hogar paterno, comenzó a decir a sus amigos y conocidos más íntimos que estaba componiendo música medieval y que grababa sus discos en Escocia y Suecia. Aseguraba que componía y grababa muchas obras musicales, todas ellas de tipo medieval, y algunas renacentistas. Decía que viajaba mucho, y que esta era su mejor música, mucho mejor que la que hacía antes. También aseguraba que esta nueva música se vendía en Europa y Estados Unidos. Se sentía muy importante, creativo, e imprescindible para la música. Creía que le habían elegido para “salvar” la música.
A veces oía voces que conversaban en su cabeza. No entendía muy bien lo que decían, pero el tono de las voces solía ser agresivo y amenazador. Según él, eran las voces de unas personas que procedían de las estrellas (las llamaba “las personas de las estrellas”) y que venían hasta él para inspirarle y aconsejarle. Le habían elegido a él, y gracias a ello podría cambiar la música. En ocasiones hablaba con ellas, pero no siempre se dejaban ver. Cuando las veía, era siempre en su habitación y estaban rodeadas de un halo de luz misteriosa que impedía ver con nitidez sus caras. Estas personas procedentes de las estrellas le asesoraban y le decían lo que debía hacer.
Veía con frecuencia la televisión. Para él tenían un interés especial los telediarios, pues pensaba que a través de ellos le enviaban mensajes secretos. En ellos había información enviada directamente para él, que otras personas no podrían descifrar. Le informaban, por ejemplo, sobre el peligro de que otras personas le copiaran su música, o sobre el riesgo que corría de ser perseguido por las autoridades (pensaba que le perseguía la policía, y que desde hacía tiempo intentaba arrestarlo). Creía que la policía quería secuestrarle su música por ser esta revolucionaria.
Más tarde comenzó a pensar y decir (a los amigos más íntimos) que su padre era el Maligno... el demonio. Este era el culpable de todos los males y problemas que ocurrían en el mundo. Se lo decían las voces que oía repetida-mente (casi todos los días), así como también las personas que se le aparecían en casa (en
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