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Litigacion Oral


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2013  •  6.778 Palabras (28 Páginas)  •  2.122 Visitas

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TÉCNICAS DE LITIGACIÓN ORAL

Por:

RUBÉN ELÍ QUISPETIRA TRUJILLO

1.1. INTRODUCCIÓN

En este ensayo se ofrece una serie de recomendaciones prácticas y estrategias a ser consideradas al momento de intervenir en un juicio ante un tribunal oral en lo penal, aunque también podrían ser acogidas para otros fines. La primera sección está dedicada al discurso de apertura. A continuación se analiza con detención el examen directo de testigos y peritos, las reglas de objeciones y las técnicas probadamente exitosas al contraexaminar a testigos y peritos. Además, se ha dejado una sección especial para la prueba material y otros asuntos que pueden suceder en la audiencia, como la utilización de declaraciones anteriores al juicio. Termina el ensayo con las reglas básicas de todo discurso de clausura.

1.2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La oralidad integrada como exigencia esencial del nuevo modelo procesal penal, constituye una característica esencial sobre la que reposa el cambio tan necesario en nuestro sistema de administración de justicia.

La dación del Nuevo Código Procesal Penal que ya se ha extendido en su aplicación en buena parte del territorio de la República y es la más saludable expresión de que realmente estamos dentro de una nueva línea judicial tendientes a dar solución a los graves problemas originados por un sistema de justicia, burocrático, paquidérmico y propenso a la corrupción.

En este ensayo, pretendo examinar algunos de los aspectos más saltantes respecto a las técnicas de litigación oral examinando los fundamentos sobre los que se sustenta el propio juicio penal tal como lo concibe el moderno Código a fin de esclarecer y explicar los mismos desde la nueva perspectiva procesal entrada en vigencia.

I

Empezaremos analizando el denominado “discurso de apertura”. Y es que desde esa perspectiva, la litigación en el juicio oral está focalizada fundamentalmente en un debate sobre hechos, esto es, en una competencia de relatos o historias que los litigantes presentan a terceros imparciales que no poseen antecedentes previos sobre el caso, a excepción de los hechos que vienen sucintamente presentados en el auto de apertura del juicio oral.

Dicho de otro modo, el juicio oral puede concebirse como la sede en la que los litigantes presentan su teoría del caso, su versión estratégica e intencionada de los hechos, de modo de persuadir al tribunal oral de su posición, contando para ello con evidencias que sean capaces de apoyar cada una de sus proposiciones fácticas y en definitiva su relato de lo ocurrido.

Una de las herramientas con la que los litigantes cuentan en el juicio es precisamente el discurso de apertura, que da inicio a la actividad de los litigantes en la tarea de convencer a los jueces de la coherencia y verosimilitud de su postura frente a los hechos. El discurso de apertura es el primer relato de las partes ante el tribunal oral en lo penal, cuyo objetivo principal es dar a conocer la teoría del caso y ofrecer a los jueces una mirada particular sobre los hechos. También puede conceptualizarse como aquel relato inicial que presenta los hechos desde la posición de cada litigante, con el objeto de ofrecer al tribunal una óptica, lente, o mirada coherente, completa y creíble de los mismos, a partir de la cual los jueces logren ordenar, entender y aceptar los hechos del caso.

De lo que se trata es de intentar persuadir al tribunal oral con una teoría del caso definida, que logre formar en el tribunal una imagen de lo ocurrido y a partir de la cual pueda seguir la presentación de las evidencias del caso .

Bien podría decirse que el discurso de apertura equivale de algún modo al guión resumido de una obra de teatro que le es entregada al espectador para que pueda de modo más sencillo, entender las distintas escenas que componen la obra, pudiendo de esta forma darle coherencia a los distintos momentos del desarrollo de la misma. Desde el punto de vista de la importancia estratégica del discurso de apertura, vale tener presente que se trata de la primera (y quizá única) oportunidad que tienen las partes para transmitir al tribunal el sentido y las características de la teoría del caso propia. En general, lo que hace el litigante, y obligatoriamente el fiscal, es mostrar las piezas centrales que constituyen el caso de una manera ordenada y comprensible. Al tratarse del primer momento en el cual el litigante se dirige al tribunal, el discurso de apertura puede ser aprovechado asimismo para mostrar un rostro humano del conflicto, y en especial mostrar seriedad y credibilidad.

Desde la perspectiva estratégica de una defensa, también es recomendable que ésta esboce en su alegato de apertura cuál es su versión particular de los hechos a debatir en el juicio, renunciando a estructurar su apertura en torno a simples referencias sobre la carga de la prueba o a la presunción de inocencia que ampara a su defendido. En efecto, el señalar cuál es la versión de los hechos o al menos el señalamiento de debilidades centrales de la tesis fiscal si la defensa fuere pasiva, tienen entre otras las siguientes virtudes: a) señalar al tribunal que la versión del fiscal no es la única que escucharán durante el juicio; b) que la versión del fiscal, aun cuando en principio pueda parecer en extremo convincente, tiene el defecto que la defensa ya le ha anticipado y que acreditará a través de sus contraexámenes o por la prueba que rendirá durante el curso de la audiencia, y c) también es conveniente esta estrategia para favorecer la tarea del tribunal al resolver objeciones sobre la pertinencia o no de determinadas preguntas.

La estructura más común utilizada por los litigantes consiste en articular el discurso de apertura en tres partes: introducción, descripción de personas, hechos, contextos, y cierre o conclusión. Resulta importante aprovechar el inicio de todo discurso de apertura para captar rápidamente el interés de los jueces, empleando para ello frases o ideas que los conecten con la relevancia del tema a tratar o lo distintivo que ese caso particular presenta . Debe evitarse el empleo de lugares comunes o frases jurídicas formales irrelevantes. Algunas ideas para dar inicio a un discurso de apertura pueden ser las siguientes:

1. Inicie su alegato refiriéndose al “lema” del caso, esto es, a aquella frase que resume la cuestión que será conocida por el tribunal. Vuelva a utilizarlo durante el desarrollo de su argumentación y termine su alegato con dicha frase^^’^.

2. Conectar las primeras ideas con el nombre de la víctima o del acusado, según el rol del litigante,

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