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avelazquez27 de Enero de 2013
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La ciudad del Tercer Mundo
En el Tercer Mundo las ciudades tienen sus propios problemas. Son el foco de la inmigración de un entorno pobre que busca nuevas oportunidades. Las urbes de Tercer Mundo están entre las más pobladas del planeta, como México, Seúl y São Paulo que tienen más de 15.000.000 de habitantes. Todas las ciudades del mundo, sobre todo del mundo capitalista, tienen el mismo aspecto, y están construidas con los mismos supuestos independientemente de la cultura tradicional. Pero en el Tercer Mundo la vivienda marginal es un mal endémico; los barrios de chabolas que aparecen de un día para otro, en los que faltan todo tipo de medidas higiénicas, construidas por los paracaidistas; los niños que viven en las alcantarillas o en las calles, forman parte del paisaje urbano tercermundista. En El Cairo hay quien vive en los cementerios, que al menos tienen agua y recogida de basuras.
Otro problema de las ciudades del Tercer Mundo es su mala jerarquización. Existe una gran ciudad que concentra la mayor parte de la población urbana del país y los pequeños pueblos rurales, sin que apenas existan ciudades intermedias. En los últimos años en estos países se ha intentado impulsar la red de ciudades medias, pero sólo Marruecos y China han tenido cierto éxito. Por su parte las ciudades del Tercer Mundo son las que más rápidamente cambian, se crean grandes edificios en el centro urbano; algunos de los edificios más altos del mundo se encuentran aquí, como las Torres Petronas de Singapur o la Torre biónica que se ha proyectado en Shanghai. Incluso la ciudad nueva más importante del mundo es Brasilia, toda una ciudad de nueva planta. Brasilia, Ciudad Guayana (Venezuela) y algunas ciudades soviéticas de Siberia son las únicas urbes de nueva planta construidas en el siglo XX.
África: territorio y sociedades
Las ciudades
Las ciudades de los países tercermundistas han seguido un proceso diferente al de los países desarrollados.
En África hay dos ámbitos diferentes: uno urbano, al norte y controlado por el mundo islámico, y otro al sur casi totalmente desurbanizado. Sin embargo, las ciudades islámicas, en buena medida, han continuado siendo medievales hasta el impacto de la colonización, por lo que se han transformado bajo el modelo europeo occidental.
Al igual que las ciudades europeas, las africanas crecieron en un primer momento gracias a la inmigración provocada por las expectativas de una vida mejor. Al contrario de aquellas, no eran centro de regiones industriales.
Hoy en día las ciudades continúan creciendo, pero ya no gracias a los inmigrantes sino al crecimiento vegetativo. Gran parte de la población urbana vive en la miseria, pero con frecuencia sus hijos logran sobrevivir.
Una de las características de las ciudades africanas es la macrocefalia. La red urbana de los países africanos está desestructurada. Existe una o dos grandes ciudades por país, algunas de ellas, como El Cairo, Lagos, Uad Medani, Jartum, Ibadan, Kinshasa, Nairobi, Rabat, Casa Blanca, Luanda, El Cabo o Johannesburgo , están entre las mayores del mundo. Sólo Marruecos y Sudáfrica tienen una red de ciudades medias, y aún así no se libran de la concentración en grandes ciudades. No obstante, todos los países hacen esfuerzos por tener ciudades medias.
El factor dinamizador de las ciudades es el sector servicios, debido a falta la de industria. Los habitantes de las urbes se ocupan en el comercio y en los servicios personales. En las ciudades turísticas las oportunidades son mayores.
En todas las urbes el chabolismo es un mal endémico. Gran parte de la población vive de este modo en barrios sin servicios, y donde la inseguridad social es la norma. La vivienda marginal está presente en todas las urbes; son los bidonville , construidos de la noche a la mañana al margen de la ley. A estos nuevos habitantes se les llamará paracaidistas. En Egipto es frecuente utilizar como vivienda marginal los panteones de los cementerios. En realidad este no es uno de los peores sitios, ya que los cementerios suelen tener agua y recogida de basuras.
La ciudad europea
La europea es una sociedad muy urbanizada, más del 80% de la población vive en núcleos urbanos, y en algunos países del centro de Europa superan el 90%. Este alto índice de urbanización se debe al intenso éxodo rural que hubo en todos los países en los años 30, 50 o 60 del siglo XX, según los casos.
La cultura urbana está muy arraigada en la mentalidad europea. Encontramos ciudades desde el tiempo de los griegos y romanos. La ciudad grecorromana fue el modelo de la ciudad actual. Durante la época medieval las urbes decayeron, aunque se mantuvo en las ciudades islámicas de la península ibérica. Las ciudades cristianas medievales se crearon en torno a un mercado y a los privilegios que le concedía el fuero. Pero el modelo urbano volvió a resurgir con la Edad Moderna. Las poblaciones se remodelan durante el Renacimiento y se hacen proyectos de ciudades nuevas, aunque no se construyen nuevos núcleos hasta el Barroco, época en la que también se embellecen con arreglo a los nuevos cánones: grandes vistas y rincones singulares.
Pero la actual es la ciudad contemporánea, en la que se hacen reformas fundamentales: calles nuevas, anchas y arboladas (la gran vía), alcantarillas, alumbrado y diversas medidas higienistas. Además, se diseñan las ciudades con criterios policiales y de organización política y administrativa.
También es la época en la que se adapta a los nuevos medios de transporte, como el ferrocarril. En los años 20 surge un nuevo modelo de ciudad: se abren las calles para los coches, se jerarquiza la red viaria; se crean las infraestructuras que llevarán el agua y la electricidad a las casas, se recogen las basuras, etc., y aparece un nuevo tipo de edificio que condicionará el paisaje urbano; el rascacielos y los edificios de varios pisos.
Los edificios de varios pisos permitirán el uso de los bajos para mercado y el resto del edificio para vivienda. La revolución industrial necesita un mercado centralizado, y la concentración de la fuerza de trabajo, con dedicación exclusiva, de ahí que la población se reúna en las ciudades y se desvincule del campo.
Todo esto nos lleva a la creación del centro urbano, dedicado a los negocios; y a la segregación social por barrios, en función del nivel de rentas. Las ciudades se especializan y aparecen barrios con funciones determinadas: negocios, residencia, ocio, turismo, etc.
Además, la ciudad actual necesita de una gran infraestructura que debe situarse en las afueras, desde hospitales y cementerios a vertederos, rondas de circulación, depósitos de agua, transformadores eléctricos, etc. La ciudad debe dotarse, también, de pavimento asfaltado, modernamente calles peatonales, alumbrado, estaciones de transporte y taxi, mobiliario urbano, recogida de basuras y toda una infraestructura sin la cual sería imposible su funcionamiento.
Todo este entramado pide un planeamiento de las acciones, ya que la inversión en dinero es muy grande. Desde comienzos de siglo es están ejecutando estos planes, primero el de gran vía, luego el ensanche, dirigidos a crear el centro urbano, y tras él los distintos barrios. A todo este fenómeno no es ajena la especulación, por lo que los planes se han tenido que modificar con frecuencia dando al plano un aspecto irregular donde debe ser regular. Son de destacar las parcelaciones ilegales de los barrios del extrarradio para albergar obreros. Cada una de estas parcelas tiene un plano regular, pero no con la misma orientación que la vecina, lo que da un aspecto muy irregular al plano urbano. Otro fenómeno de albergue obrero es el patio de vecinos en el centro de las ciudades y en el casco antiguo. Con el tiempo la burguesía fue trasladándose al ensanche, y el casco antiguo se fue degradando socialmente, hasta que, recientemente, el interés por conservar el pasado y la nueva función del casco antiguo, como lugar de ocio y turismo, lo ha revitalizado, para lo que está siendo necesario expulsar de allí a las clases marginadas.
Recientemente, en todas las ciudades se observan fenómenos de rururbanización, que en las ciudades más grandes alcanzan la isócrona de los 30 minutos, he incluso más. Aparecen, así, viviendas unifamiliares en el entorno rural, habitadas por gente que viven de la ciudad, conviviendo con gente que vive en y del campo.
La parte histórica de las ciudades españolas se divide en dos: el casco antiguo y el casco histórico. La ciudad histórica es la que concentra todos los edificios con valor artístico y que merece la pena conservar. El casco antiguo es el que abarca las calles y los edificios anteriores a la revolución industrial. Conserva los restos de su origen y su historia a través de la Edad Media y Moderna. El casco histórico, además del antiguo, incluye el ensanche y las barriadas de extrarradio contemporáneas a él.
Esta es una división administrativa, ya que las calles que forman el casco antiguo tienen un grado de protección mayor. En la actualidad se están haciendo peatonales estas calles, las reformas de edificios debe conservar la fachada y los comercios de la zona deben tener un aspecto similar y no muy llamativo. En el resto del casco histórico se permite una mayor intervención urbana, pero hay ciertos edificios con altos valores artísticos que están protegidos, para conservar el carácter de los primeros tiempos de la ciudad industrial.
Japón
El asentamiento humano
La ocupación humana de Japón es relativamente tardía. Apenas
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