Los productos lácteos representan aproximadamente el 6% de las exportaciones agrícolas

Los productos lácteos representan aproximadamente el 6% de las exportaciones agrícolas.              En los países de desarrollo se comercializa a través de canales informales, esto es, sin concesión de licencias ni reglamentación.

La estacionalidad de la oferta lechera limita la comercialización de productos lácteos en muchos países en desarrollo. Los productos lácteos más comercializados en el mercado mundial son la mantequilla, el queso y la leche en polvo.

Situación geográfica: Honduras tienen relaciones comerciales con países de toda América, gracias a su acceso a dos océanos; Atlántico y Pasífico tienen relaciones comerciales con países en los cinco continentes. Para Honduras resultaría beneficioso exportar lácteos  a países como México, Venezuela, EEUU ya que lo haría por vía marítima.  A México se importa un promedio de 30 mil toneladas de leche en polvo y otros derivados de la leche, que le están quitando el lugar a los productores nacionales, quienes además están produciendo leche de mucha mejor calidad que la que se puede producir con las llamadas fórmulas lácteas.

Aspecto religioso Es rara la situación donde la religión influye al momento de consumir un alimento, pero enfocándonos en los lácteos y en la religión nos damos cuenta que los judíos se basan en las leyes de dieta Kasher; designa aquello "correcto" o "apropiado" para ser consumido. Para los islam y los judíos Las leyes de dieta Kasher permiten el consumo de todos los productos lácteos que vienen de un animal kasher que ha sido ordeñado y preparado bajo la supervisión de un judío observante. Para que permanezca Kasher, el producto lácteo no debe contener ningún aditivo no kasher ni ingredientes no kasher, ni deben comerse ni cocinarse con carne o productos de carne ni utensilios de carne. Es por eso que esto obstaculiza un cierto grado de importaciones en los países de Israel y EEUU, ya que en estos se encuentra la mayor parte de población judía o islam, ellos prefieren preparar sus propios lácteos antes de importar cualquier producto elaborado con ingredientes que ellos no toleran. La leche tiene que ser ordeñada y supervisada por un judío, de lo contrario es considerada no kasher y no debe consumirse.

Aspecto raza: la leche tiene lactosa y que en el intestino, gracias a un enzima llamado lactasa, se descompone en glucosa más galactosa. A partir de los 4 años la producción de lactasa disminuye, y hay adultos que apenas la tienen, por lo que no toleran la leche. Al no poder asimilar la lactosa, fermenta en el intestino produciendo las molestias que hemos comentado antes, gases y diarrea. Los chinos no tienen activado este gen que produce la lactasa. Los estudios del genoma de personas de distintas razas y países han probado que, en el origen, la lactasa estaba programada para desaparecer cuando acababa el período de lactancia, ya que el hombre primitivo dejaba de tomar leche al llegar a esa edad y ya no necesitaba ese enzima. Hace unos 10.000 años (400 generaciones) apareció una mutación en un gen del cromosoma 2 que anulaba esa incapacidad genética para digerir la leche a partir de una edad temprana, permitiendo que el hombre la pudiera tomar a lo largo de toda su vida. Siguiendo la teoría de Darwin, este hecho posibilitaba una mejor alimentación y, por ende, mayores probabilidades de supervivencia y de mejorar la especie al transmitirse de padres a hijos esta mutación, que se dio sobre todo en zonas donde se pastoreaba. En China no había tradición de pastoreo y, por tanto, esa mutación no se produjo. Por esta razón, sólo el 1% de los chinos toleran la leche.

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