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MAESTROS EDUCADORES


Enviado por   •  1 de Junio de 2012  •  967 Palabras (4 Páginas)  •  603 Visitas

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Maestros: educadores, no instructores anodinos

Manuel Pérez Rocha

“Puede un maestro de primaria o secundaria dejar de ser educador? La pregunta es necesaria porque las políticas actuales de la SEP hacen de los maestros meros instructores. Para la SEP, y sus economistas asesores de la OCDE y del organismo privado Mexicanos Primero, buen maestro es aquel que logra que sus estudiantes respondan acertadamente a las preguntas de los exámenes estandarizados (Enlace, de la SEP, y PISA, de la OCDE). En consecuencia, la evaluación de los maestros la reducen a medir los resultados que sus estudiantes obtienen en esos exámenes y a aplicar exámenes también estandarizados a los propios maestros. Suponen que para el éxito del maestro en esa tarea es necesario y suficiente que él, o ella, tenga conocimientos de las materias que enseña y de los métodos de enseñanza apropiados; en consecuencia, la «evaluación universal» que pretenden aplicarles se centra en esos dos campos: conocimiento de la materia que han de enseñar y conocimiento de métodos de enseñanza.

Quienes se ocupan responsablemente de la educación saben que ésta no se reduce a la instrucción: en la educación son determinantes aspectos formativos como la motivación, las actitudes, el desarrollo del carácter, los valores morales y sociales. Quizá en los niveles superiores del sistema escolar (posgrados) puedan darse por resueltos algunos aspectos formativos de la educación, pero en la educación básica es esencial dar la mayor importancia a estos elementos formativos, pues de su desarrollo depende incluso la instrucción que se imparte en este nivel.

Es indudable que los niños y jóvenes estudiantes necesitan adquirir conocimientos, pero es falso que para ello sea suficiente que los maestros tengan conocimientos y sean diestros en el manejo de métodos didácticos. Lo esencial es que los maestros logren que los estudiantes deseen adquirir conocimientos, y que sean capaces de guiarlos en el trabajo de obtenerlos. Las actuales políticas de la SEP reducen a maestros y estudiantes a la categoría de máquinas que almacenan y transmiten conocimientos. Se trata de una visión cibernética e industrial, deshumanizada, implantada por la vía del soborno: si un maestro no se desempeña eficientemente como generador de «competencias», para triunfar ellos y sus estudiantes en los exámenes estandarizados, padece consecuencias económicas en la llamada Carrera Magisterial. La única motivación prevista es el dinero. Los maestros, además de simples máquinas enseñantes, son reducidos a la condición de mendicantes o codiciosos.

Hay una distancia enorme entre esta limitada y empobrecida concepción de la educación, los educandos y los educadores, y la que inspiró a la educación mexicana en sus magníficos momentos de finales del siglo XIX y las primeras décadas del siguiente. Como muestra véanse los conceptos de educación, alumno y maestro que expresó el ilustre educador colimense Gregorio Torres Quintero (1866-1934): «El maestro tiene por tarea esencial desarrollar el respeto y

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