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Medio Ambiente


Enviado por   •  31 de Mayo de 2015  •  1.823 Palabras (8 Páginas)  •  128 Visitas

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Introducción

Las huellas del pasado son abundantes pero su reconstrucción e interpretación son complejas y casi inagotables. Observar, describir e interpretar los vestigios a veces escasos, y que son un pálido reflejo de lo que fueron.

Los seres humanos se desplazan sobre el territorio, se relacionan por la paz o por la guerra, se instalan por largas temporadas, se hermanan con el paisaje, se integran a él y lo modifican modificándose.

Cada etnia se identifica y se caracteriza por la forma de relacionarse con su medio, con las otras y con el universo. La tierra cambia y el paisaje se transforma y la sociedad humana al adaptarse a este proceso produce nuevas formas de relación con el medio y con otras sociedades. Estas modificaciones se manifiestan a veces de forma nítida y otras de forma menos evidente. Insensibles.

Actualmente se sabe que en el noroeste de la Argentina habitaban un gran número de etnias, entre ellas se encuentran los Apatamas, Diaguitas, Lule-Vilelas, Chiriguanos o Guaraníes, Matacos o Wichi, Omaguacas y Guaycurúes que son las más importantes, de mayor número y presencia en la provincia de Salta. A través de esta página descubrirán sus costumbres; creencias; conformación social, política y económica; su arte; ceremonias y rituales a los dioses.

Los Apatamas

Este grupo indígena habitó la región conocida como la Puna y su área de influencia abarcó desde el noroeste de la provincia de Jujuy hasta el noroeste de Catamarca, comprendiendo a la provincia de Salta. Los casabindo y los cochinoa , también de la Puna, estaban relacionados con los apatamas, lo mismo que los atacamas del otro lado de la Cordillera, con quienes compartían una lengua común, el cunza .

Los apatamas recibieron influencias culturales de sus vecinos diaguitas , calchaquíes , omaguacas y del Altiplano; fueron excelentes agricultores que cosechaban maíz, papa y quinoa. Estos alimentos eran almacenados en las paredes rocosas de los cerros, en los cuales practicaban unos agujeros en los que los depositaban.

Trabajaban la piedra y la madera, fabricando palas, azadones y cuchillos. Domesticaron la llama, que utilizaban como bestia de carga y de la que también obtenían carne, leche, cueros y lana. Otra de sus actividades era la explotación de las salinas, de las que extraían ladrillos de sal que luego transportaban a lomo de llama hasta los distintos poblados, en donde los trocaban por diversos productos, en especial, maíz.

Al igual que los otros pueblos de la región, los apatamas aprovecharon lo que su medioambiente les ofrecía y así construyeron sus viviendas rectangulares con piedras y barro (pircas) y techo de paja, con una abertura en la parte superior como entrada, a la que se accedía por medio de escalas de madera. Es de destacar que los apatamas no poseyeron fortificaciones (pucarás) como los omaguacas .

Vestían una túnica larga hasta las rodillas, que los españoles llamaron "camiseta", de colores rojo o castaño; para combatir el frío se cubrían con una prenda de lana circular con una abertura en el centro para introducir la cabeza, llamada "poncho"; rodeaban su cintura con una faja de lana y calzaban unas sandalias de cuero llamadas "husutas" (ojotas). Se cubrían la cabeza con un gorro que tapaba también las orejas y la nuca y se adornaban con collares, alfileres, vinchas, brazaletes y pectorales confeccionados con hueso, plumas, madera y metal.

Pobres en la producción de cerámica, los apatamas desarrollaron una gran habilidad artesana en el trabajo de la madera y la calabaza.

Los Omaguacas

Los omaguacas dieron su nombre a la región conocida como Quebrada de Humahuaca, en la provincia de Jujuy. Su nombre, según fuentes españolas, significaba "cabezas de tesoro" y comprendía a una gran cantidad de tribus entre las que figuraban los purmamarca, los tilcara, los tumbaya, los maimará, lo s jujuy, los puquile, los ocloya y otros.

Lugar de paso obligado entre el Altiplano y los valles del noroeste argentino, surcado por el río Grande, esta región fue una zona de conflicto permanente, antes y después de la llegada de los españoles.

Mientras que el norte es seco y de clima puneño, el sur presenta un ambiente subtropical con abundante vegetación y lluvias regulares. El río Grande, en sus 170 kilómetros de recorrido da origen a los llamados angostos, aprovechados desde tiempos inmemoriales por los pueblos indígenas dada su feracidad.

Los omaguacas fueron principalmente agricultores de maíz y en menor proporción de papa y quinoa. Practicaban la caza del guanaco y del ñandú, la domesticación de la llama -de la que aprovechaban sus numerosos subproductos- y la recolección de la algarroba.

Su producción ceramista (de regular calidad) presentaba la característica del fondo rojo con decoraciones en negro. Elaboraban grandes cántaros de forma redonda y los llamados "vasos-timbales" de notoria influencia altiplana.

Su actividad incluía la fabricación de armas como arcos, flechas, boleadoras y hondas; trabajaban el cobre, oro, plata y estaño. Se vestían con mantas y camisetas largas llamadas uncu; se cubrían con ponchos, usaban ojotas, vinchas, brazaletes, anillos, pectorales, etc.

Sus viviendas eran rectangulares, de piedra, con techo de paja inclinado, sin ventanas y con una sola abertura.

El carácter estratégico de la Quebrada de Humahuaca hizo de los omaguacas un pueblo militarmente preparado. Para defenderse de las invasiones diseñaron recintos fortificados de piedra, a los que denominaron pucarás y desde los cuales combatían utilizando arcos, flechas, mazas de piedra y boleadoras. Tanto incas como españoles experimentaron en su momento la resistencia omaguaca.

Los

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