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Enviado por   •  24 de Mayo de 2015  •  2.397 Palabras (10 Páginas)  •  636 Visitas

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a)Realidad Múltiple: según el grado de generalidad o especificidad que se tenga en cuenta, la realidad política puede ser considerada en, un sentido lato, en otro intermedio y en uno estricto. Es lo que Bertrand de Jouvenel denomina sucesivamente: “sentido formal”, “sentido material” y “sentido material limitado”.

Para que haya sentido formal basta que la actividad de unos seres humanos en relación con otros seres humanos tienda a que el comportamiento de éstos sea el que aquéllos proponen. Es decir se requiere de promotores, proyecto de empresa común a realizar y actividad de los promotores para obtener el concurso de las voluntades ajenas. En este sentido no nos importa el modo de realizar la promoción, ni la naturaleza de la empresa, ni la transitoriedad y permanencia del concurso de voluntades. La actividad es formalmente política si obedece a una técnica para inclinar voluntades ajenas y dirigir sus comportamientos orientándolos hacia las metas propuestas. Desde una reunión de vecinos para apagar un incendio, hasta la asamblea de la ONU para evitar la propagación de una guerra, o una banda de gangsters para asaltar un banco, hasta un congreso constituyente con el fin de dar ley fundamental a un Estado.

No siempre basta la política en sentido formal, porque hay fines que no se alcanza sin la permanencia del concurso humano. En tales casos se requiere una relación interhumana que se torne persistente, no bastando la actividad política en sentido formal. Esa actividad debe estar dirigida también como medio instrumental hacia la construcción, consolidación y conservación del agregado humano de que se trate, se agrega al sentido formal , el material de la política y la materia consiste en construir, consolidar, y conservar el respectivo grupo humano, para cumplir determinados fines , sin importar cuáles sean éstos siempre que necesiten la permanencia o persistencia del concurso humano.

Cuando la relación adquiere tal carácter y la actividad se despliega de tal manera es cuando puede hablarse con propiedad de sistema político, si bien en un sentido amplio.

De conformidad a esto, cabe decir, que la política en sentido material amplio es sinónimo de sistema político en sentido amplio. Uno y otro implican promotores (y actores), proyecto de empresa común a realizar y actividad configuradora de la relación de mando y obediencia, con carácter permanente. Pero si el agregado humano persistente de que se trata no es uno de los diversos que existen con fines específicos – religiosos, lucrativos, deportivos, etc- sino aquél único con el fin más abarcador, del cual dependen necesariamente los demás sin que él necesariamente dependa de ellos, entonces se está en presencia de la política en sentido material restringido o del sistema político en sentido estricto. En tal supuesto el grupo humano no es uno de los tantos grupos sociales o intermedios, sino el grupo humano complejo y autosuficiente, según los escolásticos, es la comunidad perfecta. Con este último significado la actividad y la relación que constituyen la realidad política están referidas al Estado, el “sistema político” mayor de nuestro tiempo, y a los “sistemas políticos” mayores que él, actualmente en gestación. De acuerdo con tal marco de referencia, son políticas la actividad y la relación estatales, y lo son igualmente todas aquellas actividades y relaciones que converjan sobre ellas. Así además de la actividad de un determinado órgano estatal (subsistema político), será también política la actividad de un partido político (sistema político menor) que busque influir sobre su actividad.

b)Realidad polifacética: La política consiste en un tipo de actividad, y en un tipo de relación que constituyen un tipo de sistema. Estos distintos aspectos de la realidad política, que están existencialmente unidos de manera inextricable, ponen de relieve dos fases conceptualmente diferenciables: la faz agonal y la faz arquitectónica.

La actividad política no tiene tal sentido por sí misma, sino en función de una determinada relación interhumana. Implica – la relación- una estructura (articulación de las partes con el todo) , y dicha estructura aunque a veces puede presentarse de manera muy débil y muy fluida, ofrece siempre una tendencia natural a traducirse en instituciones políticas (instituciones –órgano o instituciones –norma) con vocación al orden y la estabilidad. Es precisamente a través de tales instituciones como se concreta la diferenciación y la jerarquización entre los integrantes del sistema, ya que ellas establecen cargos y el modo de acceso a ellos , de donde resulta la diferenciación entre los ocupantes y los no ocupantes, y la jerarquización consistente en que estos últimos hagan lo que deciden aquéllos.

Se produce actividad, por consiguiente, orientada hacia la conquista y la conservación de los cargos y otra, paralelamente, hacia la resistencia a su ejercicio o hacia la influencia sobre él. Estos aspectos de la actividad política configuran su faz agonal o en el lenguaje de Duverger, faz de lucha.

Pero la actividad política no se reduce a la faz agonal – para conquistar o conservar los cargos o para, en su caso, resistir la actividad de sus ocupantes o influir sobre ella- sino que a través del ejercicio, de las funciones respectivas, los ocupantes tienden a realizar los fines mediatos y los fines últimos de la política. Los fines mediatos –confundidos con el sentido material de la política- consisten en la construcción, consolidación y conservación de la comunidad política; los segundos en objetivos trascendentes que varían en cada caso. La actividad orientada hacia tales fines constituye la faz arquitectónica o en términos de Duverger “faz de integración”, por sí misma y a partir de los fines indicados, la faz arquitectónica justifica fácticamente a todo sistema político, con independencia de cualquier cuestión acerca de la justificación ética del mismo en particular. Todo grupo humano necesita de una estructura que le de cohesión- integración del grupo- e impida su disgregación, y además necesita conducción en el quehacer común, con sentido creador y constructivo. Esto puede llevarse a cabo de muchas maneras y cada una encuentra sus justificaciones.

Cabe señalar que la faz agonal y la faz arquitectónica que en su conjunto constituyen la política plenaria, se encuentran entrelazadas y recíprocamente sustentadas. Si tenemos sólo faz arquitectónica, la política correría riesgo de fosilizarse. En tanto que si sólo hay faz agonal se comprometería la construcción, consolidación, y conservación del agregado humano, y por lo tanto de los fines últimos.

La política es esencialmente “process”, es decir pugna seguida de acomodamiento, de ajuste.

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