PROBLEMA MUNDIAL DE ALIMENTACION
alimentos22 de Marzo de 2013
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El problema
mundial de la alimentación Por R.A. Olson
En la prensa mundial se sigue debatiendo
la urgencia del problema alimentario.
Algunos economistas, al comparar las
cifras de producción mundial de
alimentos con las estadísticas
demográficas, llegan a la conclusión de
que los alimentos per capita son más
que suficientes y de que, en
consecuencia, no existe ningún
problema. Pero, si no satisfechos con
estos promedios globales,
profundizamos en la cuestión,
comprobamos que hay un problema
en ciernes de tal naturaleza y magnitud
que su solución pondrá a prueba toda
la inventiva y recursos de la humanidad.
Es cierto que algunos de los países
adelantados han conseguido en la
última generación una capacidad de
producción agrícola netamente
superior a la capacidad de consumo de
la respectiva población. En estas
latitudes la palabra "excedente" ha
pasado a ser casi una maldición en este
período de ciclo meteorológico
generalmente favorable y, con objeto
de limitar esa enorme capacidad, hubo
que restringir la superficie dedicada al
cultivo de granos. Sin embargo, una
madre naturaleza voluble ha invertido
la situación a principios de los años
setenta, con uno u otro de sus muchos
caprichos en forma de sequías locales,
exceso de humedad, acortamiento
de la temporada de crecimiento, etc.,
en algunas de las principales zonas
productoras. Por tanto, hoy día se han
volatilizado los excedentes de cereales
y el mundo se encuentra con que las
reservas ya sólo alcanzan para tres o
cuatro semanas. El coste de los productos
alimenticios en los países exportadores
se ha duplicado y triplicado en los dos
últimos años. Los riesgos de hambre
generalizada exceden en magnitud
todo lo que el mundo ha conocido
hasta ahora. Con este telón de fondo
la Conferencia Mundial de la
Alimentación va a reunirse en Roma en
noviembre de este año.
SITUACIÓN ACTUAL
El granero: Las reservas acumuladas en el granero constituyen las bases de la fuerza y
estabilidad nacionales desde tiempos inmemoriales. La Biblia describe con colores vivos su
importancia en el antiguo Egipto y países vecinos. Últimamente parecía que la moderna
tecnología agrícola había asegurado unos graneros repletos para satisfacer las necesidades de
la humanidad, si bien había que ayudar a veces a algunas regiones azotadas por la sequía
u otra «alamidad, ayuda canalizada por vías tales como el Programa Mundial de Alimentos
o la Put^c Láw 480 de los Estados Unidos. No obstante, el pasado decenio ha demostrado
la gran frtfilidád de las reservas que habíamos terminado por creer intangibles. En 1974
observamoi una caída vertical de las reservas de grano, desde el 26% aproximadamente de la
cantidad total consumida cada año hasta sólo un 8%, la cifra más baja en 20 anos (Figura 1).
Uso racional del agua para evitar la salinidad y conseguir una buena producción de trigo Mexipak
en Pakistán.
2
Parece dudoso que los países exportadores permitan una nueva merma. Más concretamente,
la creciente supeditación del mundo a las exportaciones norteamericanas de alimentos,
que empezaron humildemente en 1930 y ascendieron a unos 85 millones de toneladas
métricas en 1973, ha llegado probablemente a un límite que durará hasta que empiecen a
dar fruto nuevos progresos tecnológicos comparables al uso de los fertilizantes nitrogenados.
El granero mundial está casi vacío, siendo muy precario el equilibrio entre la oferta y
la demanda.
Condiciones meteorológicas: La meteorología y la producción alimenticia están
indisolublemente unidas. Afortunadamente, las calamidades meteorológicas que pesan sobre
la agricultura azotan raras veces muchas regiones al mismo tiempo y suele ser posible
compensar las pérdidas de un país con las abundantes cosechas de otros. Las condiciones
meteorológicas fueron favorables en las principales regiones productoras de alimentos en
1971, lo que infundió considerable optimismo en los organismos internacionales
competentes, que creyeron haber conjurado para el futuro previsible una crisis inminente.
Sin ambargo, los caprichos del tiempo trastornaron la situación en 1972, año en que la sequía
en la India, China y la zona saheliana de Africa, juntamente con las grandes pérdidas de
grano causadas en Rusia por un riguroso invierno, puso en grave aprieto el abastecimiento
mundial de cereales.
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Figura 1. Reservas mundiales de grano entre 1960 y 1974. Comprenden la producción potencial de
tierras laborables en barbecho. (Fuente: compilación de Lester R. Brown y Erik P. Eckholm para
Ceres, Vol. 1,N* 2, pág. 60)
4
La vuelta de las condiciones generalmente favorables en 1973 (excepto en la zona
saheliana) permitió una abundante cosecha, pero sin la correspondiente formación de
reservas. La actual sequi'a (julio/agosto) en la región centro-occidental de los Estados
Unidos, que se ha convertido verdaderamente en el granero mundial, habrá de tener sus
repercusiones internacionales en 1974-1975. Hay buenas razones para estar preocupados a
este respecto, pues las llanuras de los Estados Unidos y del Canadá están sometidas a ciclos
de sequía con una periodicidad de unos 20 años. El último ocurrió en 1955-1956, y el
anterior en 1933-1938. Si la sequía del verano de 1974 marca el comienzo de otra tan
larga como la de los años 30, es muy posible que la población mundial se encuentre ante
unos años de vacas muy flacas.
La crisis energética y el coste de los alimentos: El súbito despertar, en 1973, a la realidad de
que los recursos mundiales de combustibles fósiles son finitos, ha repercutido tanto en la
agricultura como en cualquier otra actividad humana. El coste de los factores indispensables
para la producción agrícola ha dado un salto el año pasado, tras la subida de los
{Combustibles, de tal magnitud que el precio de la mayoría de los productos se ha duplicado
o triplicado. La tonelada de urea, que en el mercado mundial valía 100 dólares en 1973,
cuesta ahora 300 dólares o más. Y lo mismo ocurre con los herbicidas, los insecticidas, y
prácticamente todos los demás elementos utilizados en agricultura, en particular,
el combustible.
En el último eslabón de la cadena, los propios alimentos, también los precios se han
duplicado o triplicado para el consumidor en tan poco tiempo. Las siguientes cifras dan
una indicación de las tremendas fluctuaciones ocurridas:*
1971
1972
11973
1974
Trigo
(duro, de invierno.
N2 2 f.o.b.. Golfo,
Estados Unidos)
62
70
139
208
Primer trimestre
Maíz
(Amarillo, N2 2
f.o.b., Golfo,
Estados Unidos)
Soja
(Estados Unidos,
ci.f.,
Rotterdam)
Dólar/Tonelada métrica
58
56
98
126
126
140
290
263
Arroz
(Tailandia, blanco,
5%, f.o.b..
Bangkok)
129
151
368
569
* Datos compilados por un comité preparatorio del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas
para la Conferencia Mundial de la Alimentación, 8 de mayo de 1974.
Las consecuencias especialmente graves para los países más pobres se evidencian poniendo
en relación estos precios con los datos del Cuadro 1. Si los recursos alimentarios
disponibles son escasos, es evidente que se atenderán primero las necesidades de los países
que puedan pagar. Las amas de casa de los países desarrollados gruñirán y pagarán a
regañadientes, pero sin grandes dificultades, pues sólo tendrán que dedicar a la alimentación
del 15 al 30% de sus ingresos. La cosa cambia por completo en el mundo en desarrollo,
donde acaso haya que destinar el 75% de los ingresos o más a la alimentación. Además,
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