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Problemas De Alimentacion


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2014  •  2.306 Palabras (10 Páginas)  •  211 Visitas

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PROBLEMAS DE LA ALIMENTACIÓN: LA OBESIDAD, LA ANOREXIA Y LOS FESTINES

Algunos expertos sugieren que hemos llegado a equiparar el engrosamiento con la decadencia y la pérdida del autocontrol. Esto crea una doble norma: Deseamos comer y en efecto comemos, porque de ese modo no sólo mantenemos la vida sino que gozamos, pero nos sentimos culpables de nuestros excesos y lamentamos nuestra autocomplacencia, o avanzamos un paso más y hacemos dieta (o fingimos hacerla).

Los adolescentes son sobremanera vulnerables a las tendencias culturales, y reflejan los modos de comer y hacer dieta de los adultos. Algunos adolescentes, los afortunados, comen normalmente y no prestan mucha atención al alimento, fuera de que tiene buen o mal sabor, y les agrada o no les agrada: saben cuándo tienen apetito y cuándo no lo tienen. Otros adolescentes llegan un poco más lejos; como equiparan la concurrencia a los lugares donde sirven comidas rápidas con la aceptación social, utilizan la comida como una forma de entretenimiento. Pero para un número cada vez más elevado de adolescentes, la búsqueda de la delgadez tiene precedencia, pues creen que una persona delgada cuenta con la garantía de una vida sin problemas. Por desgracia, no atinan a ver que tales conceptos son fantasiosos, y como intentan alcanzar la meta a través de un uso equivocado de los alimentos, adquieren costumbres extrañas y enfermizas, y pierden el control a tal punto que apareen desórdenes como la anorexia nerviosa o la bulimia, que llegan a dominar la vida de los afectados. Otros adolescentes utilizan la comida como una pantalla detrás de la cual ocultarse cuando las presiones de la vida real son excesivas. Pueden convertirse en personas excedidas de peso, incluso obesas, y aunque parezca irónico, ellos mismos provocan acentuadas presiones sociales. En el caso de muchos de los adolescentes modernos, se ha deformado el significado de los alimentos y de su ingestión, ante lo cual es posible que los padres reaccionen con sentimientos de cólera, frustración o desesperación, pero está no es la actitud más apropiada.

ACERCA DE LOS ALIMENTOS SIN VALOR, LOS HÁBITOS DE ALIMENTACIÓN Y LA BUENA NUTRICIÓN

Un estudio reciente comprobó que los alumnos del último año de secundaria no saben acerca de la nutrición mucho más que los alumnos de escuela primaria. Los hábitos de alimentación de los adolescentes a menudo son erráticos, y están adaptados casi por completo a la ingestión de alimentos ocasionales, en lugar del consumo de comidas programadas regularmente que incluyan alimentos pertenecientes a los cuatro grupos principales. Esta afirmación, sin duda, no constituye una noticia impresionante para la mayoría de los padres de adolescentes, pero en todo caso destaca una tendencia alarmante: los adolescentes no sólo no conocen lo elemental acerca de los hábitos apropiados de alimentación, además, parece que el tema no les importa.

Existe una masa enorme de propaganda acerca de los alimentos, destinada a los adolescentes, porque éstos son individuos muy impresionables que todavía no conocen bien los productos que compran, y también porque gastan mucho dinero en comida. Los adolescentes reaccionan de un modo más o menos previsible frente a las campañas de publicidad, y por lo tanto los anuncios comerciales referidos a los alimentos y las bebidas sin alcohol exhiben imágenes de nivel superficial. Invitamos al lector a situarse un momento en el lugar del adolescente. Está mirando el anuncio de determinada marca de hamburguesa. Los actores y las actrices adolescentes tienen cutis perfectos, cuerpos atléticos, y pertenecen al tipo de los que acaudillan a los grupos de partidarios del equipo de nuestro colegio. Están sentados alrededor de una mesa, comiendo hamburguesas y papas fritas, y consumiendo bebidas sin alcohol. El mensaje, la imagen, es que las personas populares y atractivas consumen estos alimentos, y uno debería hacerlo también. O considere cualquiera de los anuncios de bebidas sin alcohol; también en este caso los modelos adolescentes son todos personas inteligentes, de aspecto sexy, ¡y además bailan y cantan maravillosamente! El observador comienza a asimilar estas imágenes. En efecto, uno empieza a equiparar los productos con la popularidad, la sensualidad y el talento representados en los anuncios televisivos de medio minuto, y acepta el mensaje de que si utiliza los productos puede llegar a ser como las personas que aparecen en la pantalla. Se adquiere impulsivamente un artículo, porque le agradó el tipo de producto, y porque se identifica con los mensajes no del todo subliminales.

A pesar de todo, los adolescentes rara vez ponen en riesgo su salud a causa del consumo de alimentos sin valor. Si pretendemos mostrarnos racionales en todo esto, debemos reconocer nuestro propio aporte como modelos: sin tenemos mediocres hábitos de alimentación, en vedad no podemos pretender que nuestros hijos, como por arte de magia, durante los años de la adolescencia prefieran el pan integral y los alimentos no procesados. Asimismo ¿debemos tratar de mantener cierta distancia emocional frente al tema de la alimentación; no nos agradaría mucho que un tercero supervise cada bocado que ingerimos; por eso mismo, no es probable que a nuestros hijos adolescentes les agrade ese tipo de atención. Si podemos mostrar una actitud racional y esclarecida frente a la nutrición, estaremos en condiciones de admitir que si bien una dieta regular de salsa de tomate, papas fritas y bebidas sin alcohol no es sobremanera saludable, muchos alimentos a los cuales consideramos desprovistos de calorías o sin valor desde el punto de vista e la nutrición, después de todo, no son tan inferiores como suponemos. Por ejemplo, incluso la pizza tiene cierto valor nutritivo: tres porciones de pizza contienen 54 gramos de hidratos de carbono, 25 gramos de proteínas y 15 gramos de grasa, es decir, 50 calorías, el equivalente nutritivo aproximado de una chuleta de cordero, un plato de habas y una pequeña patata asada.

Las cuestiones relacionadas con la alimentación no tienen por qué convertirse en batallas entre las generaciones o provocar la falta de armonía de la familia. La comida debe ser un placer, no un problema con P mayúscula. Los padres tienen que comprender y tratar de aceptar el hecho de que todos los adolescentes modernos ingieran, hasta cierto punto, alimentos sin valor nutritivo. Para fijar el límite es necesario determinar si el jovencito goza de buena salud, y si sus hábitos de alimentación permiten un estilo de vida normal o bien interfieren en la vida cotidiana, hasta el extremo de ser perjudiciales. Quizá debamos recordar los libros referidos al cuidado de los infantes y los niños, que muchos de nosotros leímos cuando

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