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PSICOLOGÍA EDUCACIONAL Clase nº 6


Enviado por   •  15 de Junio de 2020  •  Síntesis  •  1.383 Palabras (6 Páginas)  •  216 Visitas

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PSICOLOGÍA EDUCACIONAL

Clase nº 6

PROFESORA: LIANA PUIG

ALUMNO: PERIER NATANAEL

Presentación de la Clase:

Esta clase está destinada a habilitar un lugar para la reflexión sobre lo que hemos transitado y conocido de la historia de La educación secundaria. Se intentará favorecer el análisis de situaciones escolares de forma compleja, desde múltiples dimensiones; cuestionar criteriosamente las creencias para propiciar un debate de calidad sobre la educación que tenemos y la que necesitamos.

  1.  Para esta actividad deben visualizar el video completo “El elogio de la incomodidad” a través del siguiente enlace:

  1. Leer los textos que enriquecerán la reflexión:
  • Greco, B., Nicastro, S. “Entre trayectorias. Escenas y pensamiento en espacios de formación” Capítulo 1 y 2.
  • Greco, Beatriz. “Lugar de autoridad y figuras de la mediación. Acerca del 'vivir juntos' en la escuela: pensar los límites de otra manera”

3-  La propuesta es que pongan en juego estos recursos para elaborar un breve texto que retome algunas frases de docentes y estudiantes en relación a:

  • La escuela y sus modos de acompañar las trayectorias de sus protagonistas. Tengan en cuenta: la forma de pensar y hacer en las instituciones, el posicionamiento de los sujetos docentes, el de los/as estudiantes, las relaciones pedagógicas, el proyecto pedagógico.
  • La autoridad pedagógica: ¿qué modos de ejercicio de la autoridad aparecen expresados en las palabras de profesores/as y estudiantes?

Fecha de entrega: viernes 5/06

Reflexión

 Desde sus comienzos, la escuela siempre se ha establecido como un espacio de aprendizaje en el que se vuelve indispensable la certificación de saberes. En este sentido, distintas han sido las estrategias que se han tomado para el cumplimiento de dicho objetivo. Podemos referirnos a las políticas en torno a los contenidos a impartir, los diseños curriculares, la construcción de la autoridad docente, entre otras cosas. Todas ellas, en muchos casos, basadas en los requerimientos que se imponían desde la sociedad o, mejor dicho, desde los requerimientos que ciertos sectores sociales suponían adecuados para las generaciones futuras. Bajo esta perspectiva, sería interesante pensar en qué lugar se han encontrado y se encuentran aún hoy los niños y los jóvenes de nuestras escuelas y cuál es el papel que desempeñan como partícipes del acto pedagógico. Porque claro está que la posibilidad de construir instancias de aprendizaje significativo radica en la importancia que se les asigna a los alumnos como sujetos de aprendizaje y productores de conocimiento.

Los sistemas escolares surgieron como respuesta a las necesidades que los Estados tenían de regular y fortalecer sus poblaciones, y de modelar y orientar las conductas de los individuos en las nuevas condiciones políticas y demográficas europeas. En nuestro país, se perpetúa esta concepción. Discursivamente lo que se busca es una escolarización democrática, a la que todos puedan acceder, en la que no haya impedimentos para aprender. Sin embargo, sabemos que no es así. No todas las escuelas son iguales. Y esto no se refiere al tipo de orientación, sino al acceso a la educación. A primera vista, sabemos que existen muchas instituciones estatales con grandes carencias a nivel infraestructura, material pedagógico o sin los recursos adecuados para hacer frente a las problemáticas sociales que atraviesan. Aquí, ya nos encontramos con una decisión política en torno a la escolarización: la falta. Una falta que no se refiere a la educación privada, a la que se debe pagar. Una falta que posiciona el aprendizaje en un segundo plano, donde los contenidos quedan desplazados y quienes debieran aprender queda relegada y cautiva de decisiones ajenas. 

Además, es interesante reflexionar sobre la temporalidad del aula. Reconocer las trayectorias teóricas y las reales. La escuela da cuenta de plazos estipulados a cumplir. Quien no pueda recorrerlos queda fuera. Allí es donde aparece la habilidad del docente para traducir los diferentes niveles de aprendizaje de manera concreta en la programación, para poder abarcar las trayectorias diferentes de quienes integran el aula, romper con el orden único y reconocer las peculiaridades de cada sujeto. Sin embargo, el tiempo vuelve a estar en su contra. Es necesario acompañar las trayectorias de aprendizaje para que sean exitosas. La crisis de la autoridad del profesor es uno de los problemas que constituye a la vez la mayor preocupación y el mayor desafío para los educadores en el contexto actual. Estas complejas y tensas relaciones entre profesores y alumnos secundarios logran ser comprendidas, por una parte, cuando se consideran los efectos sociales en el aula. Actualmente, los docentes se relacionan con estudiantes que presentan diversas aspiraciones educacionales, distintos valores socioculturales y con disímiles formas de aproximarse a la escolarización, que en muchos casos es interpretada como una experiencia molesta y poco significativa. Puede agregar que los conflictos en las relaciones pedagógicas corresponden a una ruptura de los ideales clásicos en los cuales los maestros fueron formados. Tradicionalmente la escuela se representó como una institución que lograba transmitir, por medio de conocimientos y por la forma de la relación pedagógica, las normas y los valores generales de la sociedad: los niños abandonaban su mundo particular y accedían a una cultura universal, la cual era interiorizada sin mayores resistencias.La evaluación se configura como una forma de valorar el quehacer de los alumnos. Pero, muchas veces, las prácticas evaluativas están ligadas a la autoridad, a formas de control que afectan negativamente las biografías escolares de los estudiantes, cuando debería poder entenderse como una etapa formativa y enriquecedora. La evaluación es netamente valoración, pero tiende a ser unilateral. Es decir que no pareciera existir una instancia en la que los alumnos pudieran valorar y resignificar lo realizado. Lo que queda es la calificación y allí se agota.  Para los alumnos, reflexionar sobre el conocimiento producido por ellos mismos es vital. La tarea docente se desarrolla con el otro, y la del alumno también. El ámbito educativo materializa el interés por quien aprende y sienta una responsabilidad sobre los docentes por los éxitos y fracasos de sus alumnos.

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