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Pronostico


Enviado por   •  31 de Enero de 2013  •  1.063 Palabras (5 Páginas)  •  223 Visitas

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día—. Allí puedo hacer lo mismo que están haciendo ustedes aquí.

Los doctores accedieron. Podía llevársela. Podía contratar a alguna enfermera que cuidara de ella las veinticuatro horas del día, y a algún fisioterapeuta que mantuviera tonificadas y en movimiento sus níveas extremidades, y en Manhattan también podía encontrar a algún especialista que se encargara de administrar y supervisar la nutrición parenteral que recibía, y…

Y Lucas Hunter pretendía hacer exactamente lo que había dicho. Podía hacer todo lo que ella necesitara.

Todo.

Había estado observándolo todo, y no había nada que no pudiera hacer. Ni tampoco había nada que no estuviera dispuesto a hacer. Antes de llevársela a casa, agradecería que le dieran unas pequeñas instrucciones formales, paso a paso, para asegurarse de que lo hacía correctamente.

Especialmente en lo referente a la alimentación intravenosa, más allá de la glucosa y el suero; la nutrición que estaba recibiendo por medio de un catéter con una gran sonda en su vena subclavia. Sobre todo Lucas necesitaba que le enseñaran exactamente cómo limpiar el catéter y cómo esterilizar a conciencia su diafragma de goma antes de introducir la aguja por medio de la cual circularían los nutrientes.

La aguja. La pantera de ojos grises no se había manejado muy bien con las agujas en su primer intento, la tarde del té y los bollos, ni siquiera en el segundo, a pesar de haber mejorado, cuando pasó la noche en vela cosiendo la bata diminuta y el camisón.

Pero las manos habilidosas del amante llegarían a adquirir una gran destreza con las agujas, con aquella aguja, la que mantenía a Galen con vida.

De modo que regresaron a Manhattan en ambulancia y en coche, formando una procesión compuesta por dos coches. Lucas y Galen iban en la ambulancia, que sin las luces brillantes y la estruendosa sirena se parecía mucho, muchísimo, a un coche fúnebre. Y Lawrence y Bess viajaban en el coche que iba detrás.

Los empleados de la ambulancia llegaron hasta la calle del ático, pero no pasaron de allí. Lucas llevó a Galen el resto del trayecto: a través del umbral del edificio, más allá de la pesada puerta de acero, dentro del ascensor, y una vez arriba, a través del recibidor de mármol y la alfombra blanca, hasta el dormitorio de color lavanda que ambos compartirían, según había decidido Lucas, hasta que se casasen.

Lucas metió a su hermoso narciso durmiente bajo el mullido edredón de la cama con dosel.

—¿Qué podemos hacer? —preguntó Lawrence desde la puerta del dormitorio de tono pastel.

Lucas lo miró sorprendido, como si se hubiera olvidado de que Bess y Lawrence le habían acompañado, como si hubiera creído que él y Galen ya estaban solos.

En su hogar.

—Nada, Lawrence. Gracias. Estamos bien.

—Me voy a quedar en Manhattan —dijo Bess—. Me alojaré cerca de aquí y vendré todos los días cuando tú me digas, Lucas.

—No. Lo siento, Bess, pero no.

Bess sabía que no la estaba rechazando. Lucas la había aceptado. Por el momento. Por Galen. Y le pareció que incluso creía en el amor que ella sentía por su hija.

Bess, por su parte, creía que como mejor podía estar Galen era a solas con Lucas. Pero se preocupaba, con el amor de una madre, por el hombre que brindaría amor y protección a su hija.

—¿Qué te parece si yo me encargo de hacer la compra?

¿La compra? Lucas se quedó con una expresión vacía. Él le proporcionaría a Galen todo lo que necesitara por vía intravenosa.

...

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