Reflexiones audaces sobre el karate y el kata; su espíritu y crisis actual.
NoelsenseApuntes4 de Octubre de 2016
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Pensar el karate
Reflexiones audaces sobre el karate y el kata; su espíritu y crisis actual.
Índice
Prólogo 4
Introducción 9
En el principio fue la mano 17
Motivos 46
El artista marcial 47
Las manos vacías 51
¿Qué es el kata? 54
La dinámica del kata 56
El dojo de karate: un lugar para la iluminación, no para
socializar 60
Realización del kata: de lo inmanifiesto a lo manifiesto 62
Tecnologías y kata 65
Mitos y fantasías del karate 73
Tu práctica cotidiana: perspectivas de una evolución personal 76
El kata como una adaptación de tu ser al cosmos 79
Tu kata como reflejo de tu espíritu guerrero 85
Kata y vida diaria: nada nuevo bajo el sol 89
¿Cuántas veces practicar un kata? 91
Aspectos técnicos tradicionales del kata 95
Kata y valores perennes 104
¿Qué es un kata avanzado? 110
El sensei como guía de tu karate 121
El kata como el tuétano de tu karate 124
Mujer: el lado bello y fuerte del karate 128
Algunos consejos prácticos para practicar 130
¿Es el karate mi pasión? 133
Bunkai: aplicación del kata 138
Artes marciales mixtas: la pesadilla del artista marcial tradicionalista 141
Kata como un fluir natural de tu Ser 151
El kata es la forma del Universo 157
El kata como instrumento para tu Despertar 167
Dojos-sectas de karate 176
¿Valió la pena mi iniciación en las artes marciales? 183
Liberación última del kata, del sensei y del karate 185
El sensei (cuento-reflexivo corto) 189
Koans y Mondos del karate do 198
Notas al margen para aspirantes a instructores de karate do 200
Prólogo
Los pensamientos son esos entes sutiles y escurridizos que nos asaltan a todos, sin piedad, como fieros guerreros durante el transcurso del día. Y sin quedar satisfechos con tanta batalla diurna, nos persiguen durante la noche en forma de simbolismos oníricos en nuestros sueños. No nos dan tregua alguna y siempre nos encontramos pensando: evaluando; planeando; encontrando fallas; recordando eventos pasados de los cuales arrepentirnos o felicitarnos; soñando despiertos; buscando soluciones o proponiendo cursos de acción mediatos o inmediatos. [pic 2]
Tampoco es asunto desconocido que la inmensa mayoría de nuestros pensamientos cotidianos son irrelevantes, previsibles y repetitivos. Algunos psicólogos calculan que tenemos un promedio de 50.000 pensamientos diarios, de los cuales 99.9% son irrelevantes; 99.9% son previsibles y 99.9% son repetitivos; esto es, no son ni novedosos ni creativos. Lo que ya nos dice mucho sobre la naturaleza repetitiva (y la fisiología mimética integrada en su diseño) de nuestro cerebro: imitamos, aprendemos y después reproducimos y repetimos hábitos o formas de pensar y actuar sin ser ya muy conscientes de ello.
Esto quiere decir que, una vez comprendido “el por qué” o “el cómo” o “el para qué” de algo (una cuestión cualquiera) lo aceptamos, lo creemos y lo establecemos como un patrón de acción definitivo a seguir. Y aunque esto resulta positivo en las acciones repetitivas de supervivencia y hábitos económicos cotidianos de interacción social, nos traen como efecto secundario (y devastador) una reducción de posibilidades para ver y considerar las cosas de forma distinta a la que (una vez) aceptamos como verdad[1] en un momento biográfico anterior.
Entonces establezcamos desde ahora que nuestros pensamientos (un abrumador porcentaje) tienen también una naturaleza y función obstructiva y reduccionista[2] en nuestras vidas. Obstructiva porque nos obstruyen el paisaje completo (big picture) de la vida y sus miles de posibilidades y oportunidades. Y Reduccionista porque reduce la parte al todo, reduciendo cualquier experiencia o conocimiento nuevos a algo ya conocido o experimentado con anterioridad. Esto reduce dramáticamente nuestras oportunidades de crecimiento intelectual, afectivo, social y espiritual. De hecho, nuestro vocablo “oportunidad” proviene de una raíz latina que significa “puerto abierto o disponible”. Lo que quiere decir que nuestros pensamientos habituales nos alejan de los puertos abiertos de las nuevas ideas y nuevas experiencias vitales, pues nos aprisionan en un mundo conocido y, aparentemente, seguro. [pic 3]
Y esto resulta palpable al corroborar que es muy raro encontrar a alguien pensando de formas nuevas, fuera de sus hábitos mentales inveterados. Pues, de hecho, los sistemas de ideas y creencias[3] son los encargados de brindarnos la brújula y el compás inerrables para caminar por el mundo. Pero a la vez que nos ayudan a caminar con paso firme por la vida, tales mapas mentales nos llevan por los mismos caminos conocidos una y otra vez… reandamos los mismos caminos una y mil veces: en verdad son muy raros los sujetos creativos.
Pero es que nuestro cerebro no está diseñado para ser creativo[4] sino para ser repetitivo, para seguir ciegamente hábitos engranados e integrados en nuestro subconsciente y sistema nervioso central. Paradójicamente, esta misma característica es la que nos ha permitido sobrevivir hasta ahora como especie[5].[pic 4]
Aún así el pensamiento bien dirigido y enfocado puede darnos nuevas luces sobre cualquier asunto cultural humano, y siendo el karate una actividad humana, es válido el ensayar pensamientos inusuales o profundizar sobre aspectos poco escarbados de este arte marcial.
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