Relato prrofesional

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Nombre del estudiante: Maheli Cedillo Robles

Nombre del trabajo: actividad 1

Fecha de entrega: 10 de abril del 2017

Campus: Querétaro

Carrera: Lic. Derecho

Cuatrimestre: Quinto cuatrimestre

Nombre del maestro: Dra. Mónica García Hernández

En la actualidad hablamos constantemente de ética profesional, empecemos por definir lo que es ética y lo que es profesión.

 Iniciaremos con la palabra ética, la cual proviene del griego Ethikos, que significa carácter. Por lo que podemos establecer que la ética es el estudio de la moral y las acciones humanas, con el propósito de eliminar los comportamientos indeseables y promover los comportamientos correctos, que permitan la sana relación de los individuos que viven en sociedad.

Profesión, es la ocupación u oficio que realiza una persona con la finalidad de colaborar con el bienestar de la comunidad o sociedad, es así una labor de interés la cual es remunerada, según la eficiencia e importancia para el empleador y para la sociedad.

Estos conceptos siempre estuvieron claros mientras me desempeñé como administradora, en la industria petrolera, valores como honestidad, responsabilidad y lealtad fueron puestos a prueba por el sistema sin embargo no tuve problemas para tomar decisiones basados en dichos valores, toda vez que las normas y reglamentos de la compañía estaban en sintonía con ellos.

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Sin embargo, ahora que estoy estudiando Derecho, me resulta muy difícil considerar la ética de la profesión, y es que entran en conflicto mis valores personales vs obligaciones propias del abogado, es decir si considero que rechazo la violencia y repruebo el abuso, como puedo decidir entre representar a alguien con esas características, para poner en contexto mis palabras les presentaré un caso hipotético:

Juan Pérez, fue detenido a la orilla de la carretera cuando se disponía a recoger una maleta que en su interior contenía la cantidad de 250 mil pesos, dicha maleta había sido dejada minutos antes por el Sr. Roberto Mendoza para pagar el rescate de su hijo, que había sido secuestrado.

 Juan Pérez presuntamente mantuvo en cautiverio a un niño, por un mes, durante ese tiempo el niño fue objeto de maltrato y tortura al punto que le fue cortado un dedo para enviarlo a su familia como medida de presión para exigir rescate. El niño fue encontrado en una casa de seguridad gracias a una llamada anónima, al momento de su localización se encontraba solo, con un alto grado de desnutrición y psicológicamente muy afectado.

El Sr. Pérez solicita mis servicios para su defensa y me expone que efectivamente iba a levantar la maleta porque al pasar la vio y le dio curiosidad pero que ignoraba su contenido, así como su origen y que de ninguna manera había sido responsable del secuestro. Por otro lado, en el expediente se establece que la víctima reconoce la voz del Sr. Pérez como la de la persona que lo mantuvo cautivo.

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El sólo imaginarme en una situación como la antes descrita, me genera una serie de preguntas que entran en contradicción. Empezando por la opinión que tengo respecto al secuestro, pues la considero como un cáncer que ha debilitado de manera importante la estabilidad social. Pensar el daño tan grande que provoca este delito en las personas más aun tratándose de un niño me provoca un rechazo total. Sin embargo, me tengo que remitir a mi punto de partida que es precisamente mi obligación ética como abogada.

Para tomar una decisión respecto a este hipotético caso consideré que es procedente analizarlo partiendo de las siguientes premisas con el propósito de ser objetiva al respecto.

1.-De acuerdo con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, el delito de secuestro en México, es uno de los problemas que más afecta a la población, ya que las consecuencias que sufre la persona que se encuentra en situación de víctima de secuestro, así como las víctimas indirectas son graves y permanentes, con daños severos no sólo en su persona sino también en su patrimonio.

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