TEORÍA E HISTORIA DE LA ARQUITECTURA 1 “RESUMEN DE LOS 10 LIBROS DE LA ARQUITECTURA, CAP. 1 Y 2”
ricarcol88Apuntes29 de Octubre de 2015
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UNIVERSIDAD CONTEMPORÁNEA DE LAS AMÉRICAS
TEORÍA E HISTORIA DE LA ARQUITECTURA 1
“RESUMEN DE LOS 10 LIBROS DE LA ARQUITECTURA, CAP. 1 Y 2”
ARQ. OSCAR ALEJANDRO GONZÁLEZ JUANILLO
RICARDO CARMONA COLORADO
1 ͤ ͬCUATRIMESTRE DE ARQUITECTURA
H. Zitácuaro, Mich. A 19 de Septiembre de 2015
Capítulo 1. La arquitectura y los arquitectos
La arquitectura es una ciencia adornada con numerosas enseñanzas teóricas y con diversas instrucciones, que sirven de dictamen para juzgar todas las obras que alcanzan su perfección mediante las demás artes. Este conocimiento surge de la práctica y del razonamiento. La práctica consiste en una consideración perseverante y frecuente de la obra que se lleva a término mediante las manos, a partir de una materia, de cualquier clase, hasta el ajuste final de su diseño. El razonamiento es una actividad intelectual que permite interpretar y descubrir las obras construidas, con relación a la habilidad y a la proporción de sus medidas.
Esto quiere decir que todo aquel arquitecto que sea hábil con las manos pero carezca de cultura literaria no podrá desarrollar sus habilidades; por el contrario, los arquitectos que confiaron en su cultura literaria, dan la impresión de no tener una idea real de la realidad. Pero aquellos que han logrado entender ambos conceptos han sabido desarrollarse y lograr de mejor manera sus objetivos. Ciertamente, a todas las actividades y artes, pero especialmente a la arquitectura, pertenecen lo significado y lo significante. Lo significado es el tema del que se habla; lo significante es una demostración desarrollada con argumentos teóricos y científicos. Por ello el que sea arquitecto debe de saber y comprender ambos conceptos. Esto quiere decir que un arquitecto debe de ser ingenioso, trabajador, hábil para el dibujo, comprender la Geometría y los conceptos filosóficos, debe comprender la música, el Derecho, la Astrología, etc.
He aquí las causas de estas exigencias: es conveniente que el arquitecto sea una persona culta y conozca la literatura para fortalecer su memoria con sus explicaciones; conviene que domine el arte del dibujo, con el fin de que, por medio de reproducciones gráficas, le sea posible formarse una imagen de la obra que quiere realizar; también la geometría ofrece múltiples ayudas a la arquitectura, pues facilita la práctica mediante el uso de la regla y del compás, con los que fácilmente se plasman los diseños de los edificios en los solares, mediante los trazados de sus líneas, sus niveles, sus escuadras; gracias a la óptica se sitúan correctamente los puntos de iluminación, según la disposición concreta del cielo; por medio de la aritmética se calculan los costes de los edificios, se hace ver el porqué de sus medidas y mediante el apoyo y el método de la geometría se descifran los difíciles problemas de la simetría; conviene que conozca a fondo la historia ya que, con frecuencia, se emplean abundantes adornos y debe contestar a quien pregunte las razones de sus obras, apoyándose en argumentos históricos. Como la pequeña historia de las matronas y prisioneros griegos, que explican algunas de las edificaciones de la época.
Por otra parte, la filosofía perfecciona al arquitecto, otorgándole un alma generosa, con el fin de no ser arrogante sino más bien condescendiente, justo, firme y generoso, que es lo principal; en efecto, resulta imposible levantar una obra sin honradez y sin honestidad. Es preciso que no sea avaro, que no esté siempre pensando en recibir regalos, sino que proteja con seriedad su propia dignidad, sembrando buena fama: precisamente esto es lo que concede la filosofía. Además, la filosofía dirige su estudio sobre la Naturaleza, en griego fisiología; es preciso que haya tenido profundos conocimientos, pues la filosofía incluye muchas y variadas investigaciones sobre la naturaleza como, por ejemplo, en la conducción de aguas: en las acometidas, en los rodeos y en las aguas a nivel se originan bolsas naturales de aire de muy diversa índole con la impulsión de las aguas a lo alto; nadie será capaz de solucionar estos obstáculos si no conoce los principios de la naturaleza, a partir de la filosofía.
También debe conocer la Música, con el fin de que se familiarice con la ciencia matemática de los sonidos y, en consecuencia, sea capaz de tensar correctamente las ballestas, catapultas y máquinas de guerra. Así es, en las vigas transversales están situados los agujeros o aberturas de los semitonos, a derecha e izquierda, y a través de ellos se tensan las cuerdas de nervios retorciéndolas con rodillos y pasadores; estas cuerdas no dejan de tensarse hasta que emitan un sonido limpio y afinado al oído del artesano. Sin tener presente las normas de la Música, nadie podrá fabricar máquinas hidráulicas, que son similares a estos instrumentos.
Es preciso también que tenga conocimientos de la medicina, debido a los diversos climas, tanto de la atmósfera como de las localidades o zonas concretas, ya que pueden ser saludables o nocivas precisamente por la calidad de sus aguas. Sin tener en cuenta estos aspectos, no es posible construir una vivienda saludable.
El arquitecto ha de tener un conocimiento suficientemente completo de las leyes, para levantar paredes exteriores que separan unos edificios de otros, en lo referente a las goteras y a las cloacas o desagües; como también debe conocer la legislación necesaria para situar la iluminación. Igualmente, conviene que el arquitecto conozca a fondo las conducciones de agua y elementos similares, con objeto de tomar sus precauciones antes de levantar un edificio y no dejar en manos de los propietarios los problemas que puedan surgir una vez realizadas las obras; también para que prudentemente pueda protegerse, amparado por las leyes, ante el arrendador y ante el inquilino; efectivamente, si el contrato ha sido redactado correctamente, resultará que ambos quedarán protegidos ante posibles fraudes, sin ninguna clase de engaño. A partir de la Astrología el arquitecto conoce los puntos cardinales: oriente, occidente, mediodía y septentrión; y también la estructura del cielo, de los equinoccios, de los solsticios y de los movimientos orbitales de los astros. Si se ignora la Astrología, es absolutamente imposible que conozca la disposición y estructura de los relojes.
En conclusión, la ciencia de la arquitectura es tan compleja, tan esmerada, e incluye tan numerosos y diferenciados conocimientos que, en mi opinión, los arquitectos no pueden ejercerla legítimamente a no ser que desde la infancia, avanzando progresiva y gradualmente en las ciencias citadas y alimentados por el conocimiento nutritivo de todas las artes, lleguen a alcanzar el supremo templo de la arquitectura. Por tanto, quienes se instruyen desde la infancia en distintas disciplinas, reconocen fácilmente sus mismas características y la sintonía de sus enseñanzas y, precisamente por esto, llegan a comprenderlo todo sin ninguna dificultad. Un arquitecto ni puede ni debe ser un gramático, pero tampoco puede ser un ignorante; tampoco puede ser un músico de la pero no puede ignorar la Música; no se le puede exigir ser un pintor, pero sí debe conocer el arte del dibujo; no llegara a ser un gran escultor de renombre, pero no puede ignorar el arte de la escultura; en fin, no será un prestigioso médico, pero debe conocer la Medicina; en una palabra, es decir, no llegara a ser un experto en las ciencias auxiliares pero tampoco deberá de ignorarlas.. Efectivamente, nadie puede lograr ser un número uno en tan distintas ciencias, pues difícilmente se da la posibilidad de conocer y ahondar en sus razonamientos; no obstante, no sólo los arquitectos se ven imposibilitados de lograr un perfecto dominio en todas las materias, sino también quienes dominan exclusivamente una de estas ciencias, pues difícilmente se consigue que todas las obras hechas alcancen la supremacía de la gloria.
En este sentido, cada una dc las ciencias artísticas se compone de dos partes: una parte práctica y una parte especulativa. La primera es propia de quienes se han adiestrado en una ciencia particular; la otra es común a todos los hombres sabios, pues se trata del raciocinio, como sucede con los médicos y los músicos; ambos conocen las pulsaciones de las venas en relación a la ligereza rítmica de los pies, pero si fuera necesario sanar una herida o bien curar a un enfermo, esto no será competencia del músico, sino que será algo específico y propio del médico; de igual modo, si hablarnos de un instrumento musical, será el músico y no el médico el que lo someta a las leyes del ritmo y de la cadencia musical, con el fin de que el oído perciba el placer sonoro de sus canciones o cánticos. De igual manera, se dan aspectos interdisciplinarios entre los astrólogos y los músicos, sobre la afinidad de los astros y de las sinfonías respecto a los cuadrados y triángulos, en una cuarta y en una quinta (Se refiere a los pitagóricos que defendían la proporción armónica del Universo y el famoso concierto de las esferas); y también con los geómetras, sobre el tema de la visión que en griego se llama logos ópticos. Y así en el resto de las ciencias se dan muchas cuestiones que son comunes a otras, pero como tema de discusión. Aquellos trabajos que han alcanzado un reconocimiento mayor, es de aquellos que se han especializado solo en una ciencia. Por tanto, resulta claro que ha actuado convenientemente quien conozca relativamente bien las partes y la estructura de cada una de las ciencias, que son precisas para la arquitectura, para que no surja el más mínimo fallo, por si fuera necesario emitir un juicio y apreciar aspectos y detalles de estas artes y de estas obras. A quienes la naturaleza les ha concedido suficiente ingenio, agudeza, memoria para alcanzar profundos conocimientos de geometría, astrología, música y otras ciencias, sobrepasan las funciones de los arquitectos y terminan convirtiéndose en matemáticos. Por ello, les resulta sencillo discutir respecto a estas ciencias, dado que están pertrechados con los numerosos dardos de sus conocimientos.
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