ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

ADMINISTRACIÓN Y GESTIÓN DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Matias EckerdtExamen6 de Septiembre de 2017

3.609 Palabras (15 Páginas)557 Visitas

Página 1 de 15

[pic 1]

ADMINISTRACIÓN Y GESTIÓN DE LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS

Trabajo Práctico N°1

Alumno: Matías Leandro Eckerdt

Profesora: Silvina Santín

Consigna 1 (a, b, c y d) y Consigna 3:

Gairín Sallán sostiene que la Administración “es la acción de administrar, de cuidar los bienes de una persona o institución”[1]. Así, la Administración concebida como un conjunto de estructuras que los entes públicos crean para su propio gobierno y para servir a los ciudadanos, con organizaciones específicas que las ordenan y nos permiten reconocer diferentes Administraciones —central, autónoma o local—, es el resultado de un proceso general, más allá de las particularidades que hay en cada entidad, si la entendemos desde lo político. Así, este concepto queda más bien situado cerca del arte de gobernar, siendo el instrumento de determinadas políticas y sosteniéndose de la Legislación política como fundamento para sus acciones.

De este modo, reconocemos a la Administración pública como la garante del funcionamiento del sistema educativo[2], ya que éste se encuentra emparentado con las políticas públicas (aspecto macro), rozando su campo de acción la ideología del sistema gubernamental presente en un momento determinado e influyendo, por lo tanto, en el sistema educativo.

La construcción de esta ciencia, cuyo conocimiento hace foco en las organizaciones (su objeto de estudio) presenta, entonces, cuestiones referidas al manejo de recursos, la planificación de la gestión humana o financiera, la dirección del personal, la organización de las actividades, el monitoreo y control sobre los resultados —organizar, coordinar, gestionar y controlar sus recursos para alcanzar determinados objetivos son unas de las acciones de la administración como proceso— y es, a su vez, un campo político. Ya que desde los Estados y las políticas públicas se han definido los lineamientos de conformación de los sistemas educativos. Así, la forma que estos adquieren no es ajena a la definición que se han hecho en las políticas públicas a lo largo de la historia.

Dicho de otro modo, la Administración estudia cómo son las organizaciones conducidas, para qué son creadas y qué fines tienen.

Mientras tanto, la gestión refleja el dinamismo en la actuación o ámbito de ejecución de tareas, como lo registra Gairín Sallán, ajustándose estas a lo organizativo, es decir, definiendo una misión, gestionando los recursos humanos y aplicando técnicas específicas, al decir de  Palom y Tort (1991:37), emparentando su función instrumental con las tareas de liderazgo y clarificación organizativa.

En tal sentido, la gestión podría identificarse con el término “management”, ya que hay relación en cuanto a la definición del cometido que se busca, a la asunción del liderazgo, a la coordinación de actividades y la gestión de recursos.

La gestión educativa está orientada hacia una microestructura (la escuela) y se nutre de las teorías de la organización, la administración y la gestión institucional, todas ellas instrumentales, así como de los saberes pedagógicos y didácticos, estos últimos elementos constituyentes para la gestión curricular, siendo su función principal la ejecución de los mecanismos necesarios para lograr los objetivos institucionales y resguardar su cumplimiento. Este tipo de gestión articula distintas perspectivas y enfoques: el político, marcando el marco de actuación; el administrativo, procurando las condiciones de su producción; y el profesional, donde se efectivizan las acciones; y se adhiere una dimensión pedagógico-didáctica, la cual le provee a esta el carácter enseñante, educador y académico, específicos de la gestión educativa[3].

En este sentido, y como anteriormente mencionábamos, la escuela es una organización distintiva, ya que sus actores desarrollan sus acciones en un contexto geográfico que es diferente a todos los demás, en un momento dado y en un tiempo histórico único, interconectándose la trama relacional de los actores que la integran en relaciones específicas, motivo por el cual es imposible enmarcar esta organización a una teoría general de las organizaciones.

En el caso particular de la escuela, tanto la gestión como la administración deben contemplar sus especificidades. Casassus sostiene que de no ser así se corre el riesgo de abstracción y alienación, queriendo trasladar recetas de la teoría de la organización que no responden a las peculiaridades de la escuela, la cual debe funcionar como un sistema abierto.

Desde este punto vistas, las instituciones educativas se distinguen del resto de las organizaciones por el carácter discontinuo de su actividad, el reclutamiento forzoso de su clientela, la problemática de su intervención, la heteronomía de sus normativas, la presión social en torno a su funcionamiento, la naturaleza ambigua y contradictoria de sus fines, la etapa infantil y juvenil de sus destinatarios. Asimismo, una de las cuestiones que más taxativamente marca Casassus es la confusión del fin con el producto y de éste con un integrante del contexto interno, el alumno.

Todo ello le confiere a esta organización una identidad que hace de su gestión, al decir de Bush (1988), diferente al resto de organizaciones, como las militares, eclesiásticas, mercantiles e industriales. Y de aquí la insuficiencia de las teorías generales de la organización para comprender y transformar las escuelas, que son comunidades institucionales con características propias: la integran profesores, padres, madres, alumnos, personal administrativo. Y también la escuela está atravesada por luchas y conflictos políticos que se dan por fuera de ella y mantienen un nivel de influencia sobre la realidad institucional y alterando el fin, ese producto anteriormente mencionado.

Las comunidades escolares, compuestas organizativamente por un conjunto de personas (recursos humanos) con una preocupación común; un espacio compartido; elementos tales como la planificación docente en torno a las clases, los horarios que rigen a las mismas y los tiempos de descanso necesarios entre cada actividad, así como de vacaciones, el clima disciplinar, los sistemas de evaluación, elementos que hacen a su funcionalidad; así como por una dinámica dada por la adjudicación de roles, movimientos dentro de este esquema interactivo en cuanto las relaciones de poder y autoridad.

En tal sentido, consideramos que al ser una organización con alto grado de heteronomía (a pesar de decirse autónoma) recibe tensiones y normas de diferentes fuerzas, como hemos notado en la jerarquización que delimita el rol de sus actores. En este sentido entran también en puja intereses como aquello que le pide la sociedad a la escuela, las universidades a esta y la familia a ambas. Por ello podríamos decir que la escuela presenta una crisis de formación, dada las presiones de los distintos miembros de la sociedad sobre su funcionamiento, aunque tengan cierta autonomía para organizar su trabajo, y la incapacidad de resolverlo en el circuito comunicacional.

Todo ello tensiona los resultados del funcionamiento de la organización escolar, ante lo cual la escuela tiene poco margen de maniobra dada su forma jerárquica de organizar el trabajo. Esto nos presenta una paradoja, ya que esta organización debería educar para la participación y la democracia y presenta en su forma un aspecto vertical, sostenido desde arriba y no construido desde las bases.

Estas problemáticas, entre otras tantas, nos conducen a considerar la escuela como una singularidad, no comparable a una fábrica, aunque también ofrezca sus “resultados”, ya que estos productos no pueden ser asimilados a un proceso industrial ni a una empresa, pues la escuela debe hacer a cada sujeto autónomo y creativo.

Otra cuestión importante que se debe tener en cuenta en la gestión de la organización y la gestión escolar es la adaptación de los distintos enfoques teóricos al contexto, e implementarlos primeramente en el componente vital de las escuelas: el currículum. A modo de ejemplo, ya no es lo mismo el aprendizaje de las matemáticas ayer que el de hoy día, con los avances técnicos y la globalización expandida, por lo cual habría que revisar esas formas. Debemos evitar intentan cambiar la realidad en base a esquemas que van perdiendo vigencia. ¿Cómo? Problematizándolos en un nuevo contexto. Entonces, ¿qué tipo de oferta curricular podría sostenerse para hacerle frente a los obstáculos que hoy enfrenta la escuela en medio de una crisis de legitimidad como la que estamos viviendo?

Consigna 2: (a y b)

En la cita notamos cómo los autores sustentan la organización escolar orientando su acción hacia el cumplimiento sistemático de objetivos, lo cual nos recuerda al modelo por objetivos aplicado en la didáctica. Así, estaríamos definiendo el desarrollo curricular en base a ciertas conductas que se deben internalizar al finalizar el proceso formativo, mediante la consecuente obtención de resultados, todos ellos guiados por un orden mecánico que deviene del modelo antes citado, teoría ambiciosa que intentará organizar y relacionar una serie de variables, problemas y actividades para confluir en una panacea educativa. Desde ya, evitando todo posible error sobre los sujetos en cuestión, es decir, los alumnos.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (24 Kb) pdf (285 Kb) docx (104 Kb)
Leer 14 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com