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Arranchamiento productivo en Chile


Enviado por   •  29 de Agosto de 2019  •  Ensayos  •  2.568 Palabras (11 Páginas)  •  168 Visitas

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Del arranchamiento productivo en Chile, su desarrollo y posterior declive.

La historia de la economía Chilena denota una evolución permanente a partir del siglo IX, permitiendo que nuestro país se configure de la forma en que hoy lo conocemos. Al día de hoy, vivimos en una economía globalizada, abierta y neoliberal, la cual nos ha permitido un crecimiento económico en términos absolutos mediante  la explotación y exportación de materias primas de bienes de las cuales tenemos un excedente.

Podemos notar, tal como señala el economista Gregory Mankiw, que  “el comercio deriva ganancias para los participantes por medio de la especialización productiva” (Mankiw, 2012) y que en Chile, esta especialización productiva está concentrada principalmente en el cobre, pescado y madera (Biblioteca nacional de Chile). Si bien la explotación de estos recursos nos ha permitido un desarrollo económico, es evidente que la carencia de sustentabilidad y perspectiva a futuro de este modelo de producción terminará por colapsar nuestra economía. Es de esta manera como a lo largo de la historia han pensado diversos personajes que han propulsado una alternativa ante esta problemática, buscando que nuestro país comience un periodo consistente de industrialización, apropiación de los recursos y desarrollo de una economía más bien hacia adentro en donde se produzcan bienes de todo tipo, no tan solo materias primas.

En este ensayo se hará una descripción del proceso de arranchamiento productivo que vivió nuestro país principalmente durante el pasado siglo, tomando como precedentes el intento industrializador de Balmaceda a finales del siglo XIX y la crisis vivida por nuestro país el primer tercio del siglo XX. Posterior a esto se explicarán también las razones que derivaron en el debilitamiento de este proceso y el resurgimiento de una economía hacia afuera.

Hacia mediados del siglo XIX podemos ver a Chile como un país tardíamente inserto en los procesos industrializadores y productivos que estaba viviendo cierta parte del mundo hace ya un tiempo. En efecto, como bien dice Luis Ortega, la “edad del vapor” se inició en el país hacia 1940 con el arribo de los vapores  “Chile” y “Perú” y la introducción del ferrocarril en 1851. La incorporación de estas tecnologías en el país permitió un desarrollo más expedito de los distintos mercados, los cuales se veían ahora en mejores condiciones para abrirse al mercado internacional. Paralelo a esto, y propiciado por un contexto político relativamente estable, los niveles de inversión del país aumentaron. Sumado a esto, la anexión de los territorios salitreros del norte permitieron una mejoría en los ingresos del país vía exportaciones, lo cual a su vez también potenció el proceso industrializador y modernizador que estaba viviendo el país (Ortega, 1992) (Martinez & Tironi).

Es así como la segunda mitad del siglo XIX tuvo bajo su alero un desarrollo industrial importante, principalmente del sector del metal (maestranzas), las cuales lograron proveer de maquinarias para el desarrollo a su vez de otros mercados e industrias. Tal fue el desarrollo industrial y productivo del periodo, que en 1886 se fabricó en Chile el primer ferrocarril (Ortega, 1992)

En este contexto fue que surgió la figura del presidente José Manuel Balmaceda quien fue de los primeros personajes en referirse a la relevancia de un proceso industrializador en el país, que permitiese dejar en parte la dependencia exportadora hacia el Salitre y proveer un aparato productivo que nos permita lograr un mayor grado de independencia comercial. Balmaceda logró propulsar varias iniciativas que apuntaban a una modernización e industrialización y que estaban teniendo éxito, sin embargo una serie de controversias políticas culminaron con el término de su mandato y una guerra civil en 1891 (Biblioteca nacional de Chile) (Moulian, 1997)

El primer tercio del siglo XX continuó en su inicio con el legado industrializador de Balmaceda, surgiendo en ese entonces distintas empresas de suma relevancia para el país incluso hasta el día de hoy como la compañía de molinos y fideos Carozzi, la fábrica nacional de vidrios, la compañía de cemento Melón, entre otras (Ortega, 1992). Si bien se estaba apuntando hacia un modelo productivo más complejo, el salitre no dejaba de ser un elemento central para la economía, lo cual dio paso en parte, a la decadencia de esta hacia la mitad del primer tercio de siglo. La invención del salitre artificial por parte de los ingleses y las consecuencias de la primera guerra mundial en la economía internacional provocaron un declive en el rendimiento de la economía del país. En particular, la invención del salitre artificial significó la decadencia abrupta de las exportaciones de salitre, lo cual sumado al déficit económico mundial generado por la guerra provocó una crisis en la economía del país (Martinez & Tironi). Esta crisis abarco prácticamente toda la segunda mitad del primer tercio de siglo, culminando con la gran crisis económica mundial de 1929.

En este contexto fue que en 1932 tomó el poder el presidente Arturo Alessandri, el cual tuvo la difícil tarea de revertir los efectos adversos que había tenido la crisis mundial en la economía interna. El gobierno de Alessandri desarrolló una serie de medidas de austeridad económica que lograron normalizar la situación crítica que arrastraba el país en términos políticos y económicos (Biblioteca nacional de Chile).

Posterior a esto, ya en 1938 y con la llegada de los radicales al poder comienza el segundo proceso industrializador de Chile, el cuál terminaría siendo también el más importante e influente en la historia económica del país y que permitiría que este logre una mayor independencia de los mercados internacionales y así evitar que las crisis económicas afecten en demasía al país. (Drake, 1992). Si bien el salitre ya no producía los mismos ingresos que antes, este proceso industrializador se ve solventado por las exportaciones de cobre y por la estabilidad económica y política lograda previamente por el presidente Alessandri. Es así como en este periodo se desarrolla una importante institución encargada de fomentar la producción e industrialización nacional, la CORFO (Corporación de fomento de la producción). Esta organización otorgaba subvenciones o bien invertía directamente y apuntaba a la sustitución progresiva de importaciones. Paralelo a esto, y para propiciar mejores condiciones para el mercado nacional, se comenzaron a desarrollar medidas económicas proteccionistas, las cuales les permitiesen a los productores nacionales ser más competitivos con los productos extranjeros. El modelo de sustitución de importaciones proponía una estrategia de industrialización separada en dos partes, industrialización liviana e industrialización pesada. La primera etapa desarrolló una industria productora de bienes de consumo como textiles, calzado, alimentos elaborados, metalúrgica, entre otros; que abasteció el mercado interno. Su finalidad era ahorrar divisas para poner en marcha la segunda etapa. La segunda etapa  desarrollaría una producción de bienes de capital y tecnología, que permitiría industrializar al país e independizarlo definitivamente de los mercados extranjeros (Educar Chile, 2012). Durante el periodo de desarrollo de este modelo, la CORFO creo  y subvenciono varias empresas, entre las cuales podemos encontrar  CAP, ENAP, ENDESA, IANSA, etc.

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