Asesinatos del codo del diablo Costa Rica

Hace 68 años la historia patria quedo marcada para siempre por un violento crimen perpetrado en contra de personas inocentes que pagaron con su vida los costos de una guerra política; un hecho que tristemente no ha recibido la importancia que amerita.

Se conoce como lo asesinatos del codo del diablo ya que fueron cometidos en el área de Siquirres, provincia de Limón, específicamente a orillas del rio Reventazón, en una vuelta de este que se conoce como “codo del diablo”. Allí fueron masacrados a balazos y sin ninguna piedad seis hombres solo por el hecho de pertenecer o ser afines al bando contrario al que quedo en el poder en ese entonces.

Dar a conocer este hecho es sumamente importante y necesario no para que las personas cambien su forma de ver nuestra historia como nación libre sino para que enriquezcan su conocimiento de esta y lograr así que las personas juzguen, sean críticos y formen su propia verdad, su propia historia de nuestro nacimiento como pueblo soberano.

En ese momento nuestro país se encontraba en una época de transición, se acababa de vivir una guerra civil y Costa Rica se convertía en el primer país sin ejército, “La década de 1940 constituye uno de los periodos más significativos de la historia costarricense durante el siglo XX, ya que fue escenario de importantes reformas sociales: se desarrolla la guerra civil, se redactó la actual constitución política y se abolió el ejército, entre otras.

Una vez finalizada la Guerra Civil de 1948, se conformó una Junta de Gobierno, presidida por don José Figueres Ferrer, quien gobernó por 18 meses.

Entre las reformas que estableció la Junta de Gobierno pueden citarse la abolición del ejército, el 1 de diciembre de 1948. La Asamblea Nacional Constituyente consagró la decisión de dicha Junta en el artículo 12 de la Constitución Política de 1949. Asimismo, mediante un acto simbólico, el 1 de diciembre 1948, con un mazazo al Cuartel Bellavista se disolvió oficialmente el ejército costarricense.

Este hecho histórico simboliza la voluntad política de crear una sociedad civilista sin militares, sin ejércitos” Dirección General del Archivo Nacional Ministerio de Cultura y Juventud, (http://www.archivonacional.go.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=88:abolicion-de-ejercito-&catid=40:rincon-pedagogico&Itemid=56) [16-05-2016]

A todas luces se presentaba un escenario ideal, se vislumbraba el surgimiento de una verdadera democracia, pero se ocultaba la verdad, se escondía en la oscuridad de la noche del 19 de diciembre de 1948 las convulsiones sociales y políticas que realmente vivía nuestro país. Se acallaron ese día las voces de 6 mártires y se borró de la memoria nacional la historia de una injusticia amurallando la impunidad de los asesinos y fortaleciendo la complicidad de quienes se hallaban en el poder.

Los procesos sociales y políticos que debió vivir nuestro país no fueron sencillos en muchos momentos implicaron sacrificios ejemplos de ello fueron la huelga bananera, la huelga de los brazos caídos, y la guerra civil del 48.

Este periodo histórico que va desde el año 1934, fecha en la que se realiza la primera huelga bananera, hasta 1948, año en el que se vive la guerra civil en Costa Rica, representa un momento o una etapa de fortalecimiento del movimiento obrero, costarricense ya que se produce una gran organización sindical. Los trabajadores no quieren permitir más explotación y deciden aliarse y exigir mejores condiciones de trabajo ya no estaban dispuestos a soportar esas condiciones infrahumanas de salarios muy bajos, pagos mensuales con vales o cupones, maltrato físico, jornadas largas y extenuantes, viviendas en pésimas condiciones, falta absoluta de hospitales y esto a pesar de que se les rebajaba parte de su sueldo para atención médica.

Es aquí donde surgen los líderes sindicalistas, como Carlos Luis Fallas, que luchan por mejorar las condiciones laborales de la clase obrera costarricense, además de Federico Picado, Tobías Vaglió, Octavio Sáenz y Lucio Ibarra, estas personas se identificaron plenamente con el sector obrero en nuestro país especialmente los trabajadores de las bananeras quienes se encontraban totalmente desprotegidos y explotados por las empresas extranjeras cuyo único interés era su enriquecimiento personal.

Por eso resulta absurdo imaginar que se vive en un país que siempre se encontró libre de violencia política y según palabras de Jara “Es importante cuestionar un poco la historia, que los ticos entiendan que la Costa Rica que hoy conocemos se construyó gracias al sacrificio de muchas personas y eso es algo que a veces no valoramos” Alexander Sánchez, La Nación, Entretenimiento (http://www.nacion.com/autores/alexander_sanchez/)[16-05-2016] y una razón de que sea así es la falta de conocimiento de la verdadera historia política de nuestro país.

Los costarricenses hemos aceptado la idea de que la democracia y la paz que vivimos es algo que forma parte del ser costarricense, se ve casi como una herencia que nos legaron nuestros antepasados libre de problemas sociales o políticos como los que sí han vivido nuestros países vecinos. Es tal la paz que vivimos que nos es difícil imaginar que nuestro país tenga un pasado político lleno de violencia que ha marcado una gran parte de nuestra historia.

Por eso es importante contar la historia tal y como sucedió sin omitir hechos tan oscuros como los del codo del diablo no para acumular resentimientos sino para tomar conciencia sobre el dolor, el sacrificio y los sufrimientos que han sido parte de la construcción de nuestra nación.

Victimas como Federico Picado, Tobías Vaglio, Lucio Ibarra, Octavio Sáenz, Narciso Sotomayor y Álvaro Aguilar nos muestran que es necesario ahondar en los conocimientos que poseemos sobre nuestra historia, que es necesaria una reflexión profunda porque es mucho lo que se ha escrito sobre los crímenes políticos que han sucedido en otros países pero es poco lo que las nuevas generaciones conocen sobre los que se han cometido en nuestro país.

El documental del Codo del Diablo presenta la otra cara de la moneda, nos permite ver el verdadero sufrimiento por el que tuvieron que pasar las familias de estas seis personas, nos enseña como estos crímenes mancharon la historia política de Costa Rica.

Esta crimen fue un crimen político donde los hombres no fueron importantes sus familias tampoco importaban lo único relevante era que estas personas eran lideres sindicalistas que dirigieron la lucha de los obreros de Limón y por lo tanto representaban una amenaza que era necesario eliminar.

Fue realmente un pensamiento fascista ocultándose detrás de una engañosa defensa de la democracia.

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