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Concurso de Ensayos sobre el Derecho a la No Discriminación

soledad1827Ensayo26 de Agosto de 2018

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Concurso de Ensayos sobre el Derecho a la No Discriminación

“Luis Rodrigo Carrillo Ramírez”

“La Verdad Invisible”

-Ojos Grises-

16 Enero 2017

LA VERDAD INVISIBLE

SUMARIO: I. Introducción. II. Aproximación Lingüística. III. Antecedentes Históricos. IV. Primeros Movimientos Feministas. V. Igualdad de Género VI. Feminismo ante el Machismo: La Actualidad. VII. Conclusión.

  1. INTRODUCCIÓN.

“La mujer es la proletaria del proletariado, hasta el más oprimido de los hombres quiere oprimir a otro ser, su mujer”

– Flora Tristán, Escritora, pensadora socialista y feminista.

     El Derecho a la No Discriminación, está reconocido en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Artículo primero, párrafo V, cuando expresa: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.” Reconociendo así, diez tipos distintos de discriminación, de los cuales sólo tres son de calidad “natural”, condiciones inherentes a los individuos, mientras que los otros siete son meros conceptos creados por el ser humano, en su empeño de clasificar a las personas a base de sus diferencias.

     Podemos decir entonces que las condiciones biológicas por las cuales la constitución prohíbe discriminar son: Género, Edad y Condiciones de Salud., pero la que nos interesa ahora es el Género, pues si lo analizamos a fondo, es la única condición que tiene un impacto en nuestras vidas  desde antes de nacer y hasta el día de nuestra muerte, sin importar que tan jóvenes, viejos, sanos o enfermos podamos ser o estar, y es probablemente el indicador primario del papel que debemos desempeñar en la sociedad.

     Con la palabra “género”, la constitución abarca dos conceptos, el primero hace referencia al sexo, que es más bien un parámetro para crear categorías, distinguiendo entre hombres y mujeres, machos y hembras de la especie humana, y el segundo, que se aproxima mucho más al verdadero sentido de la palabra, ya que se refiere a las características que la sociedad ha otorgado a las personas de uno u otro sexo, características o diferencias más bien de origen social y no tanto biológico[1](Ricoy-Rosa, 2016).

     Ahí radica la trascendencia de la palabra género y él porque es el motivo más básico para discriminar que ha existido a lo largo de la historia. La discriminación por motivo de género es probablemente la más conocida pero menos aceptada en nuestros días, a continuación analizaremos su evolución cronológica y las formas en las que se manifiesta actualmente, además del impacto que tiene en nuestra sociedad y lo que realmente representa la búsqueda de la igualdad entre ambos géneros.

  1. APROXIMACIÓN LINGÜÍSTICA.

     Para poder analizar la discriminación por razón de género, es  necesario que nos familiaricemos con el concepto de Discriminación, que La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) define como: “Dar un trato de inferioridad a personas o a grupos, a causa de su origen étnico o nacional, religión, edad, género, opiniones, preferencias políticas y sexuales, condiciones de salud, discapacidades, estado civil u otra causa. Discriminar quiere decir dar un trato distinto a las personas que en esencia son iguales y gozan de los mismos derechos; ese trato distinto genera una desventaja o restringe un derecho a quien lo recibe.”[2]

     Generalmente, la discriminación tiene origen en prejuicios y estereotipos que se tienen sobre un grupo en específico, son creencias o juicios que consisten en atribuir características generales a todos los integrantes de un grupo, no concibiendo a las personas en virtud de sus propias características, sino en ideas generales, a veces exageradas y generalmente falsas que giran en torno a la creencia de que todos los miembros del grupo son de una forma determinada, concebida como mala o inadecuada.[3]

     Así pues, si analizamos el concepto anterior, encontraremos que todas las mujeres (un grupo específico) reciben un trato distinto al que reciben los hombres (que va desde el papel que se les atribuye por su condición natural, hasta los tratos misóginos de los que son víctimas) a base de estereotipos (de “feminidad”) que les genera una desventaja (limitación en el ejercicio de sus derechos fundamentales, principalmente la libertad y seguridad personal),  y así es como pieza por pieza, se cumplen los requisitos para que pueda existir el concepto “Discriminación por razón de género”.

     Resulta preocupante enterarse que la discriminación tiene su base en estereotipos, pues si el género es el conjunto de características que la sociedad (tanto hombres como mujeres) ha otorgado a uno y otro sexo, éste entonces está formado por estereotipos, creencias sobre la sexualidad y el papel que hombres y mujeres tienen en la sociedad., lo relevante en éste caso es que los estereotipos que le han sido atribuidos a las mujeres, a lo largo de la historia, son precisamente limitantes de su libertad y menoscabadores de su dignidad como seres humanos, todo lo contrario de lo que sucede con los hombres.

     “La discriminación sufrida por las mujeres es la más antigua y persistente en el tiempo, la más extendida en el espacio, la que más formas ha revestido, la que afecta al mayor número de personas y la más primaria, porque siempre se añade a las demás discriminaciones..” –Rosa Ricoy[4]

     Dentro de los muchos tipos de discriminación que pueden existir contra las personas, añadirle a cualquiera de éstos el hecho de ser mujer, supone una desventaja aún mayor, como podemos verlo, por ejemplo, en los casos de mujeres indígenas, trabajadoras domésticas, sexo servidoras, migrantes, madres solteras, lesbianas, analfabetas, de edad avanzada, o que padecen de alguna discapacidad, pues por increíble que parezca, incluso dentro de los grupos vulnerables siempre ha existido un grupo aún más vulnerable: las mujeres., esto no significa que los hombres sean los únicos responsables del papel infravalorado que se le ha atribuido a las mujeres, de hecho, la mayoría de las mujeres somos coparticipes involuntarias, y por lo tanto, responsables de los estereotipos que se han  ido formando acerca de la mujer, así como del rol que juega en la sociedad: el sexo débil.

     Para analizar lo anteriormente expuesto, me gustaría que primero conociéramos algunos de los antecedentes que  explican cómo poco a poco se han ido formando éstas creencias misóginas y como es que siguen latentes hasta el día de hoy, como veremos a continuación.

  1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

     Los estereotipos atribuidos a la mujer tienen su origen, probablemente, en el origen de la humanidad como la conocemos, cuando el hombre debía salir a cazar y conseguir comida y las mujeres quedarse en casa para cuidar de sus hijos, atribuyéndosele al hombre, inconscientemente, características de fortaleza e inteligencia superiores a la mujer., sin embargo, no se conoce una fecha o forma específica para saber cómo inició la formación de estereotipos denigrantes para la mujer, pero si como se fueron manifestando, por ejemplo,  con la figura de Eva bíblica, al igual que  la de Pandora, se creó un paradigma de perversión moral que se le atribuiría a la mujer a lo largo de la historia y que justificaría cualquier acción que contra ella se ejerciera por parte del varón, ya que ella, consecuentemente, representaría la parte negativa de la humanidad, por sus bajos instintos, su poca nobleza y el poder de manipulación hacía el género masculino., La historia está llena de mujeres violentadas por considerárseles la fuente de todas las desgracias y sufrimientos humanos, baste para recordar, las víctimas de la inquisición por atribuírseles la calidad de “brujas”.

     Como vemos, la religión ha jugado un papel importante a lo largo de la historia para la formación de los estereotipos de género, educando a la sociedad con textos tan misóginos como falsos que por mucho tiempo han sido la justificación perfecta para tratar a las mujeres como seres subordinados al hombre., predicando pasajes sumamente denigrantes respecto a la mujer, tales como: "Por el buen orden de la familia humana, unos han de ser gobernados por otros más sabios que ellos; por ende, la mujer más débil en cuanto a vigor de alma y fuerza corporal, está sujeta por naturaleza al hombre, en quien la razón predomina. El padre tiene que ser más amado que la madre y merece mayor respeto porque su participación en la concepción es activa y la de la madre simplemente pasiva y material" (–San Agustín de Hipona), o, como se menciona en la cita bíblica “Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. No consiento que la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio, pues primero fue formado Adán, después Eva. Y no fue Adán el seducido, sino Eva, que, seducida incurrió en la transgresión. Se salvará por la crianza de los hijos, si permanece en la fe, en la caridad y en la castidad, acompañada de la modestia" Epístola a Timoteo 2:11 (Escrito por San Pablo), absurdo.

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