Educacion Peruana
avejotand1 de Diciembre de 2013
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Introducción
La centralidad de la educación como factor de viabilidad de nuestro país es un hecho contundente de los tiempos contemporáneos. La educación forma parte del tejido institucional y social de un país y es cimiento de su potencial humano. Este potencial está actualmente afectado en el Perú por la agudización de los niveles de pobreza en los que se encuentra la mayor parte de la población. A ello se añade un serio deterioro de la calidad y equidad educativa, que se expresa, tanto en los resultados de aprendizaje, como en la existencia de amplios sectores excluidos del servicio educativo. Simultáneamente, están los retos que enfrenta el sector de cara a la reconversión e innovación del sistema educativo que requiere la nueva Ley General de Educación, aprobada en el año 2003.
Desde siempre, la educación ha sido un factor irrelevante en nuestra sociedad, puesto que los ciudadanos y el Estado no brindan la suficiente importancia a esta. Por ello, existe una falta de conciencia crítica al momento de elegir un representante. Además, la educación no es un ámbito de la vida sino que la vida es educación y por tal educación es política. Por ende, suele decirse: "El país tiene el representante que se merece".
No es en vano que una de las finalidades centrales de la educación es formar ciudadanos, mujeres y hombres creativos, que abriguen firmes convicciones democráticas y que estén en condiciones de producir bienestar. En la era del conocimiento, se requieren ciudadanos no sólo informados, sino deliberantes; personas que conozcan y comprendan los procesos de su entorno, que interactúen como iguales y desarrollen capacidades para insertarse exitosamente en la sociedad, resolviendo problemas en relación cotidiana y creativa con su medio. En suma, hoy en día la educación es cimiento para la gobernabilidad y base para nuestro horizonte futuro como nación.
La sociedad peruana tiene en la educación uno de los soportes para superar con éxito sus desafíos más importantes. Es condición necesaria para alcanzar un mayor nivel de bienestar colectivo y desarrollo humano, para la consolidación del Estado de Derecho y de una ética pública, para el despliegue del potencial cultural y para la innovación e integración con el mundo globalizado. En las actuales circunstancias del país, la educación es además urgencia impostergable para atender los problemas de atraso, violencia y corrupción y para hacer posible una apuesta común por un país próspero, libre y democrático.
Así, es la educación la que permite construir consensos básicos de vida democrática posibilita la integración social; es factor de reducción de desigualdades y sustento de la construcción de caminos de progreso: es base del crecimiento del bienestar con equidad y llave para la necesaria inserción en el mundo cambiante de nuestros días, la ciencia y la tecnología. Imaginar el país del mañana implica la tarea de educar desde hoy, porque son las personas las que promueven el progreso de un país, en la medida en que desarrollan una serie de habilidades y capacidades.
EL PROBLEMA
En las últimas décadas, llenas de conflictos políticos e ideológicos, se ha sembrado la semilla de la ignorancia en las generaciones actuales. La baja calidad de la educación en nuestro país es la principal causa que impide nuestro desarrollo.
Este problema tiene causas económicas y sociales. La primera se debe a que muchos niños no tienen oportunidad de estudiar o estudian en condiciones de desventaja. La pobreza educativa ha tocado fondo. Solo en el aspecto de infraestructura hay 90 mil aulas en mal estado y 650 mil alumnos en grave peligro físico; por ello, se dice que las condiciones económicas son dominantes. La segunda es que los estudiantes no están aprendiendo las habilidades básicas necesarias para desenvolverse socialmente, lo que afecta nuestro potencial como país. No estamos formando ciudadanos. Esto cobra particular importancia por el resquebrajamiento del sentido de ética pública y por la necesidad de moralizar y hacer más eficiente el sector.
El problema económico en el Perú ha llevado a que nuestra sociedad se caracterice por las grandes desigualdades que existen entre las clases sociales. Por un lado, existan personas que cuentan con lo necesario para brindarles a sus hijos una educación de calidad en escuelas privadas. Mientras que, por otro lado, la mayoría de los peruanos no puede siquiera alimentar apropiadamente a sus hijos para que estos rindan académicamente en los colegios estatales, los que a su vez, carecen de la infraestructura básica necesaria para la enseñanza. Así se puede apreciar en la última evaluación de la calidad educativa hecha por el ministerio de educación, que: “el análisis comparativo de los resultados de los estratos nos confirma que se mantienen las grandes brechas de desigualdad entre las escuelas estatales y las no estatales, las urbanas y las rurales, las poli docentes y los multigrados. Esto merece una especial mirada del sector y de la sociedad en su conjunto, pues si lo que se busca es el desarrollo democrático del país, se deben realizar los mayores esfuerzos para lograr equidad en el servicio educativo que se traduzca en hechos concretos en el aula y la escuela”. El problema se agrava con el desinterés del gobierno, el cual designa un presupuesto insuficiente para la educación. Esto no permite que las reformas necesarias se lleven a cabo.
Aunado al problema económico, se encuentran las causas políticas. Estas se representan, por un lado, en los malos manejos que los últimos gobiernos han prestado a las políticas educacionales. Como se carece de un plan integral de educación a largo plazo, avalado por los diferentes partidos políticos, no existe ninguna garantía de que los próximos gobiernos continúen con un esfuerzo por mejorar la educación. Cada gobierno podrá modificar los planes de acuerdo a su conveniencia. Un ejemplo de este problema se pudo apreciar durante el gobierno de Fujimori quien aprobó una ley que permitía la formación de docentes en instituto pedagógicos que no ofrecían una buena preparación; esto contribuyó a que no se formara apropiadamente a nuestros estudiantes, empeorando en vez de solucionar el problema.
SÍNTESIS DE LOS PROBLEMAS DE LA EDUCACION EN EL PERÚ DE AYER Y DE HOY
Los modelos educativos traídos al país, han tenido y tienen la finalidad de la escuela individualista, de la adaptación y el de cumplir las necesidades de mantención del estado injusto de cosas. Así nos muestra la historia y la vida práctica actual. Sus postulados y sobre todo su aplicación no tienen en cuenta nuestras condiciones materiales de existencia, nuestra compleja realidad, menos la personalidad biológica y psíquica de nuestros niños y jóvenes. Así es la presente “municipalización de la educación”.
En ese sentido, las instituciones educativas van a tener como dominante posición: Cumplir como principal función la adaptativa, primero, del niño y su familia a la institución y luego al sistema socio-económico, limitando sus funciones críticas y transformadoras.
Por esta dominante posición, nos encontramos en un marasmo pedagógico y de permanente alienación, donde los medios de comunicación juegan un papel importante, casi reemplazando a los maestros y a los padres. Un niño de 6 años por ejemplo, puede hacer fácilmente una relación de sus héroes favoritos de la TV, lista de sus programas predilectos, incluso estar al tanto de los chismes de la farándula, pero a las justas deletrea su nombre, le cuesta resolver simples sumas y restas o acordarse de su dirección que es vital, y, como siempre dirán: “Es el problema de sus padres y de sus maestros”, “no les enseñan bien y correctamente”. Hay responsabilidad, pero, no es determinante. Las instituciones educativas además serán el principal mecanismo social de alienación junto a los medios de comunicación. Por ejemplo, esto se va a expresar cuando celebran las fechas cívicas, más del 80% de sus números artísticos son imitación de la cultura extranjera, la música o bailes nativos van a causar un sopor de vergüenza y una inquietante y torpe simulación alienante de falta de “modernidad” o de no estar “a la moda”.
La principal dificultad para salir de este marasmo pedagógico en que nos encontramos, es la poca voluntad política y el servilismo de las clases dominantes al imperio globalizador, si no hay dificultades, las crean la propia burocracia. Siempre buscando “pretextos” para desatender sus labores y obligaciones. Situación que no descarta tampoco la indiferencia cómoda de los directos protagonistas de la educación –algunos maestros- que nos hace cómplices. La indiferencia es una de las peores traiciones. Los hechos antes descritos, nos llevan a dos problemas centrales no resueltos, determinados fundamentalmente por nuestra deficiente y sometida estructura productiva:
1.- El completo divorcio entre el libro y la vida práctica: Los libros nos narran “pulcramente” los “hechos”, pero esos “hechos” resultan ser una repugnante hipocresía. Un cuadro falso de nuestra realidad o verdades contadas a medias.
2.- La carencia de una “formación integral”: La existencia de dos escuelas hoy instituciones educativas y la prioridad a la privada. El enano
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